viernes, 19 de julio de 2024

El debate en el chavismo

Además de una sed insaciable de poder y control, todos los dictadores están marcados por el narcisismo, tienen una imagen inflada de sí mismos y una creencia desmedida de su importancia.  Suelen sentirse predestinados a cambiar el curso de la historia, la cual siempre tergiversan.  Adolf Hitler llegó a decir que "la historia no trata con los que casi lograron algo. La historia trata con aquellos que lo lograron", lógicamente se refería a sí mismo.   Incluso, el 22 de agosto de 1939 en su refugio de Berchtesgaden, cuando anunciaba la inminente invasión de Polonia, marcando el inicio de la Segunda Guerra Mundial, pronunció una frase que mostraba su obsesión de poder y el desprecio por lo racional: "lo que importa no es tener la razón, sino conseguir la victoria”. 

Está perversa obsesión ha derivado muchas veces en una tragedia para los pueblos, incluso para quienes acompañan a ese líder obcecado y delirante ¿Cuál fue el destino de los altos mandos del Tercer Reich? ¿A dónde terminaron? ¿Cómo fue su futuro político? 

Salvando las diferencias del caso, el tema aflora en mi memoria al escuchar a Nicolás Maduro advertir irresponsablemente que -si no resulta reelecto en los comicios del 28 de julio- el país podría enfrentar un “baño de sangre” y una “guerra civil fratricida”. ¡Tampoco le importa la razón! Un peligroso exceso cónsono con su anuncio de imponerse "por las buenas o por las malas".  Afortunadamente la política jamás ha sido una consecuencia de los deseos, sino de la realidad, el arte de lo posible, dicen. Y me atrevo a asegurar que no hay "condiciones objetivas" -usando un término que la izquierda entiende- para una aventura de ese tipo, no tendría respaldo del mundo civil, ni militar.  Pero me preguntó ¿Estás alucinaciones de poder tendrán respaldo del PSUV? ¿Cómo puede digerirse esto en medio de los evidentes conflictos internos en ese partido? 

Para la élite que hoy ejerce el poder, sería conveniente dar ese debate o al menos, hacer una reflexión en torno a su propio futuro. En efecto, estamos hablando de las insaciables apetencias políticas de un hombre que busca su tercer mandato consecutivo y que en estos días afirmó que su hipotética y poco probable victoria, sería determinante para las próximas 5 décadas, dizque "le dará a Venezuela 50 años de paz, estabilidad y crecimiento".  Habla de él, de su gesta patriótica.

Obviemos que durante este cuarto de siglo de "revolución", lejos de garantizar paz, estabilidad y crecimiento, el resultado es exactamente lo contrario.  Lo relevante es que Maduro -y solo él- se siente protagonista político de los próximos 50 años de la República y que el país estaría condenado a un baño de sangre en su ausencia.   Esta obsesión de poder y la desbordada egolatría nos hablan de una megalomanía digna del Führer.

Es claro que Nicolás Maduro piensa que una victoria suya sería devastadora para la democracia venezolana y le permitiría gobernar como Fidel Castro, hasta más no poder; momento en que cedió el testigo a su hermano Raúl.  En sus fantasías, se imagina dentro de 25 años entregando la banda presidencial a Nicolasito, rodeado por Jorge Rodríguez y su hermanita, por Diosdado, Héctor Rodríguez, Lacava y demás jerarcas del PSUV, todos en sillas de ruedas o con bastones, pero no de mando.  Ante semejante ambición, no creo que en esa imaginaria fotografía aparezca el General Padrino López, pero dejemos para otro día las especulaciones sobre el futuro de las Fuerzas Armadas en este vanidoso escenario madurista.  ¿Futuro? Ja!

Ojalá el ex alcalde de Bogotá y hoy presidente de Colombia, Gustavo Petro, pueda hablarles a sus camaradas venezolanos sobre las virtudes de la democracia.  Por cierto, en el pasado reciente, también en Venezuela los alcaldes y gobernadores de estado podían alcanzar la nominación de sus partidos como candidatos a la Presidencia de la República, vale mencionar a Salas Römer y Henrique Capriles, entre los casos más recientes.

En general, en nuestros tiempos de democracia, los líderes que llegaban a altas posiciones en el partido o a relevantes funciones públicas en el parlamento, tenían una clara oportunidad de ser candidatos a la Primera Magistratura. ¡Sobran los ejemplos!  Pero tal posibilidad es una utopía en Cuba, Nicaragua o en cualquier país donde el presidente aspire eternizarse en el poder. 

La renovación del poder sucede en todas las democracias del mundo.  Tal vez la actual presidente de México, Claudia Sheinbaum o Dilma Rousseff, la ex presidente de Brasil -ambas militantes de la izquierda- puedan hablarles de la perversión que resulta de la reelección indefinida.  Ninguna hubiera llegado al poder, si López Obrador y Lula Da Silva hubiesen tenido la misma pretensión de perpetuarse en el poder que hoy exhiben frenéticamente desde Miraflores. 

Más aún, el presidente Lula Da Silva -una de las voces que Maduro no quiere escuchar- les pudiera dictar cátedra sobre otra de las más preciadas cualidades de la democracia: la alternabilidad en el poder.  En fin, a la izquierda trasnochada que sostiene la caduca retórica del anti imperialismo y su lucha contra el capitalismo -en este mundo multipolar- le convendría voltear su mirada hacia Gabriel Boric, una de las figuras emergentes de la izquierda democrática en América Latina. 

Nadie espera un debate abierto, público y descarnado entre los factores de poder, pero seguramente estos temas son abordados en una mesa aquí y allá, en los pasillos y en tertulias no tan casuales.  A estas alturas, en el PSUV deben saber que las pretensiones hegemónicas son también "cuchillo para su garganta" y no solo una amenaza para la democracia venezolana, la paz global y la estabilidad política del hemisferio.  Por cierto, valdría la pena recordar la frase de Lloverá Páez a Marcos Pérez Jiménez en las horas aciagas de la dictadura: "Mejor vámonos, pescuezo no retoña".  En este caso, irse no es necesariamente huir, sino considerar opciones para una transición democrática y salvar su propio pescuezo. ¡Dios bendiga a Venezuela!

Twitter/ X: @RichCasanova


jueves, 4 de julio de 2024

¡Agarren al ladrón!

A nadie sorprende que el gobierno diga que va a ganar las elecciones. Es parte de la campaña electoral, ningún candidato dice que va a perder, todos -hasta el corre "detrás de la ambulancia", para decirlo en términos hípicos- tendrá una narrativa triunfadora. Pero lo insólito y absolutamente irresponsable, es la carga de violencia en la retórica oficialista, sus acciones represivas, su infinita capacidad de mentir y un cinismo sin parangón.

Cómo el célebre delincuente que intenta confundir y en medio del tumulto grita: "ahí va el ladrón, agarren al ladrón", ahora el candidato del gobierno y sus voceros andan con la cantaleta de que la oposición prepara un fraude.  Algo que nadie cree, pero justamente esa es la matriz de opinión que necesita construir quien realmente piensa en imponerse con un fraude, el cual –vista la realidad- tendría que ser descomunal y por tanto, insostenible, vale advertirlo. 

La idea de que la oposición pueda cometer un fraude no resiste el mínimo análisis.  ¿Quién puede cometer un fraude? ¿El gobierno que controla al CNE, al Poder Judicial y se ufana de controlar también a las cúpulas militares, o la oposición que no tiene acceso a esas instancias de poder?  ¿Quién es sospechoso de querer cometer un fraude: la oposición que ha exigido la más amplia observación internacional o el gobierno que se niega a ella? La respuesta es obvia.  En el plano internacional ¿Quién es el fraudulento: la oposición que ha hecho todo por mantener una mesa de negociación para procurar una elección medianamente transparente y competitiva? ¿O el gobierno que ha irrespetado el Acuerdo de Barbados en todas sus partes, incluyendo la misión de observación de la Unión Europea y demás condiciones que garanticen una campaña en condiciones de equidad?  Por mucho que grite, el país sabe quién es el ladrón. 

Está actitud no es nada nueva.  Los venezolanos hemos visto como descaradamente han saqueado el Erario Público, se han desaparecido miles de millones de dólares, mientras el país se ha empobrecido dramáticamente. Pero los responsables de este asalto a la nación, tienen el cinismo de calificar de corrupta a la oposición. ¡Insólito!  Lo mismo sucede con el virulento discurso del gobierno, quien se han convertido en el principal promotor de la violencia.  Se supone que tienen control de las fuerzas militares, policiales y en todas las instancias de poder, pero entonces ¿es una oposición "escuálida" y sin recursos la que podría generar actos de violencia? ¿Cómo lo haría? ¿Con el pueblo en las calles? En su desespero, terminan reconociendo que la mayoría respaldaría un cambio. En todo caso, es la oposición la más interesada en una transición pacífica. Pero el gobierno subestima a los venezolanos, cree que somos pendejos para comernos esos cuentos. 

Desde los tiempos de Chávez, ellos vienen hablando de una "revolución armada" y no es la oposición quien recientemente habló de ganar "por las buenas o por las malas". En fin, a confesión de partes, relevo de pruebas, dicen los abogados. Queda claro quienes tienen vocación para la violencia.  En su última patraña el tiro también les salió por la culata: ¿Tan débil está la "poderosa" revolución bolivariana que dos personas honorables, pero con escasa experiencia política y privados de libertad (asilados en la Embajada de Argentina), la pueden desestabilizar por WhatsApp? Ja! Disparan desesperados sus chapuzas y terminan dándose un tiro en el pie.  

Pero no solo la retórica los delata, también su ejecutoria. Amenazan, persiguen y apresan a dirigentes o activistas de la campaña. Arremeten contra el pueblo humilde como las empanaderas de Corozopando que atendieron a María Corina Machado, el canoero que facilita su modesto transporte, el trabajador que alquila un sonido, a los dueños de hoteles o a cualquier comerciante.  Pretenden sembrar terror y luego acusan de terrorista a la oposición. Será inútil, en Venezuela se ha perdido el miedo y paradójicamente, cada acción de este tipo se les revierte: solo estimula a votar contra un gobierno que usa el poder para amedrentar y atropellar.  Olvidaron la lección de Barinas, dónde una catarata de abusos del gobierno -durante la ilegal repetición de los comicios- se tradujo en una mayor votación en su contra y una victoria de la oposición mucho más amplia que la anterior.  Estás acciones cobardes dejan claro que -ante este panorama electoral- quienes pretenden meter miedo, tienen serios problemas para controlar sus esfínteres. 

¿Cuál es la realidad? El gobierno lee encuestas -igual que la oposición- y sabe que Nicolás Maduro tiene un inmenso rechazo y que la ventaja del candidato de la Plataforma Unitaria, Edmundo González Urrutia, es amplia y ostensible. Sabe también que está será una elección polarizada, dónde la manada de candidatos disfrazados de opositores y financiados por el régimen, los llamados "alacranes", no podrán dividir esta vez la votación de las fuerzas del cambio.  Y más allá de las encuestas, ésta es una realidad que se percibe a simple vista, a lo largo y ancho del país, en los barrios y caseríos, en el más recóndito rincón la gente grita "Edmundo pa' todo el mundo". 

Así las cosas, tenemos razones para ser muy optimistas, pero hay que alejarse del triunfalismo.  Lo antes relatado muestra la naturaleza truculenta del régimen, así que hay que ampliar cada día la ventaja, cada voto cuenta y todos ellos deben ser defendidos con firmeza, pero sin violencia. Defender la voluntad del pueblo y garantizar la paz es nuestra misión como ciudadanos.  El gobierno se equivoca, aquí nadie se confunde: no importa cuánto griten, todos sabemos quién es el ladrón.  ¡Dios bendiga a Venezuela! 

Twitter /X: @RichCasanova



martes, 4 de junio de 2024

Ética, política y elecciones presidenciales

Decía Nelson Mandela que "la política debe ser la expresión más alta del espíritu humano”. Lamentablemente, nuestra realidad actual dista mucho de este ideal. En su lugar, asistimos a una degradación progresiva donde la mentira y la descalificación se erigen como herramientas predilectas, corroyendo los cimientos de la sociedad y sembrando las semillas de la desconfianza y el resentimiento.

En esta campaña electoral, el candidato del gobierno insistirá en la impúdica repetición de promesas incumplidas y en la demagógica oferta de solución a los problemas que ellos mismos crearon, por ejemplo: los apagones o el racionamiento eléctrico que es "hecho en revolución", toda vez que antes estaba satisfecha la demanda interna y hasta vendíamos electricidad a Colombia y Brasil. Lo mismo podemos decir de la galopante corrupción o de la pulverización del salario como consecuencia de la destrucción del PDVSA y en general, de la economía nacional.

No existe siquiera un área donde el gobierno pueda exhibir resultados positivos, es decir, no tienen gestión que mostrar y ello explica que los discursos de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello –entre otros- sean una retórica devaluada, cargada de mentiras descaradas y una reiterada descalificación del adversario, plagada de insultos e improperios, lo cual deja en evidencia la pobreza espiritual e intelectual, así como la frágil contextura moral de quienes hoy ejercen el poder en Venezuela.

Esta putrefacción de la política tiene un impacto nefasto en diversos aspectos de la vida social. En primer lugar, erosiona la confianza en las instituciones y los líderes, pilares fundamentales para el correcto funcionamiento de una democracia. Cuando la mentira y el ataque personal se convierten en la norma, los ciudadanos se alejan de la participación política, apáticos y desilusionados.  Seguramente este precisamente es el objetivo del gobierno: sembrar frustración y desmovilizar al país democrático. 

En segundo lugar, esa actitud pendenciera obstaculiza el diálogo constructivo y la búsqueda de soluciones consensuadas. La descalificación constante y la demonización del oponente impiden el intercambio de ideas y la búsqueda de puntos en común. En un ambiente tan hostil, las diferencias se agudizan y la polarización se intensifica, imposibilitando el avance hacia un bien común.

Tercero, la degradación de la política tiene un impacto directo en la calidad de vida de la población. Cuando la energía se concentra en la confrontación y la búsqueda de réditos políticos, los problemas reales de la sociedad quedan relegados a un segundo plano. La atención se desvía de la educación, la salud, la seguridad y otros aspectos esenciales para el bienestar ciudadano, perpetuando ciclos de pobreza, desigualdad y marginalización. La tendencia del gobierno a la confrontación, es también la explicación de su estruendoso fracaso.

Así las cosas, la candidatura de Edmundo González Urrutia es un bálsamo para esta Venezuela fragmentada y también una oportunidad de oro para revertir este panorama desolador e impulsar un cambio radical en la cultura política impuesta durante estos últimos años.

Tenemos al frente un desafío que requiere un compromiso genuino con la verdad, el respeto mutuo y la búsqueda del diálogo constructivo. Los líderes políticos, en particular, tienen la responsabilidad de actuar como modelos de ética e integridad, predicando con el ejemplo y promoviendo valores como la honestidad, la transparencia y la rendición de cuentas.

La sociedad civil también juega un papel fundamental en este proceso. La ciudadanía debe exigir a sus representantes un comportamiento ético y responsable, castigando en las urnas a aquellos que incurran en esas prácticas nefastas, antidemocráticas e inmorales. 

El discurso agresivo e insultante del gobierno nos permite marcar la diferencia.  En efecto, el tono conciliador y respetuoso de Edmundo González es expresión del cambio que aspiramos, el cual supone espacios de debate público, bajo una cultura de diálogo y tolerancia que permita encontrar soluciones consensuadas a los problemas que azotan al país. ¡Dios bendiga a Venezuela!

Twitter/ X: @RichCasanova


viernes, 17 de mayo de 2024

Edmundo González y la transición democrática

Mientras el gobierno negocia tras bastidores con el mismísimo imperio yanqui, como lo ha reconocido el propio Presidente, algunos oficialistas niegan con estridencia –casi con histeria- la posibilidad de una transición a la democracia en Venezuela, uno no sabe si lo hacen para sembrar desaliento en la población o para sabotearle una salida negociada y honorable a Nicolás Maduro. Además, negar la posibilidad de una transición es un reconocimiento tácito de la naturaleza autocrática del régimen, un contrasentido para un gobierno que procura mantener las formas democráticas en el ámbito internacional y es un esfuerzo inútil pues la maniobra no ha socavado el sentimiento de cambio instalado en el país como una “tendencia irreversible”.   Por ello –pese a los deseos de quienes se aferran a sus privilegios y al poder- hay una posibilidad cierta de que se inicie en Venezuela una transición democrática, lo que está planteado hoy va mucho más allá de cambiar un presidente por otro.  Al menos, esa es la aspiración de la inmensa mayoría del país. 

Las experiencias democratizadoras que conocemos advierten que se trata de un proceso de altísima complejidad pues involucran una diversidad de actores, intereses y objetivos, muchas veces diametralmente opuestos que deben conciliarse con equilibrio, venciendo las tensiones que surgen frente a la necesidad de romper con el pasado autoritario y al propio tiempo, garantizar la viabilidad política del cambio, es decir, la estabilidad de la naciente democracia.  Estas tensiones derivan en intensos debates y presión social, donde los extremos de lado y lado pueden exacerbar sus posiciones al abordar dilemas como amnistía versus justicia o asumir las polémicas e indispensables transformaciones institucionales y legales.  Ya habrá tiempo profundizar sobre el asunto –algo que haremos en futuras entregas- por lo pronto, nos interesa destacar la fortuna de tener a un hombre como Edmundo González como capitán del barco.

En efecto, surge en el horizonte político de Venezuela una figura que habla con prudencia y alimenta la esperanza de un pueblo que anhela el cambio. La candidatura presidencial de Edmundo González Urrutia es mucho más que una promesa, es un compromiso, surge de un amplio consenso y por las circunstancias que la rodean, es también un reflejo del alma venezolana, resiliente y decidida a forjar un camino hacia la libertad.

Contrario a lo que algunos puedan pensar, Edmundo González tiene experiencia política y por su dilatada trayectoria diplomática, se presenta como un buen timonel para navegar las turbulentas aguas de la transición democrática. Su paciencia no es pasividad, sino una actitud cultivada y muy útil para unir a un país fragmentado. Sus habilidades de negociación son puentes que pueden conectar voluntades dispares, su talante reflexivo y su dominio prudente del lenguaje es un bálsamo que suaviza las asperezas de esta larga confrontación que hemos vivido y que tiene hastiado al país.  Pero más allá de sus competencias técnicas y experiencia, hay que destacar sus cualidades humanas: quienes más lo conocen confirman lo que los venezolanos percibimos a simple vista: un hombre honorable, muy serio, de nobles sentimientos y con honda sensibilidad social.  La pasión con que abraza la causa libertaria es afín a la emoción que palpita en cada ciudadano. Así, en Edmundo González hoy vemos reflejada la mejor versión de nosotros mismos.

Ahora, para llegar a la ansiada transición democrática, la primera estación son los comicios del 28 de julio.  Como ciudadanos, tenemos un papel crucial en esta lucha. No somos meros espectadores, sino actores de un drama histórico donde cada voto es un verso que cada venezolano escribe en este poema a libertad, digno de Andrés Eloy Blanco. Reafirmar nuestro compromiso con la democracia es validar nuestra fe en nosotros mismos, en nuestro pueblo y en el futuro luminoso que merecemos. La Venezuela que soñamos más que un ideal; es una posibilidad tangible que se nutre de nuestras acciones diarias. Las generaciones futuras nos miran, esperando que seamos los arquitectos de esa nación donde la democracia no sea la retórica vacía del populismo, sino una realidad vívida.

Las elecciones serán una dura jornada, no hay espacio para el triunfalismo.  Sabemos a qué nos enfrentamos, vienen tiempos difíciles y tampoco es momento para la ingenuidad, pero si para el optimismo.  Vamos a ganar y en esta hora crucial, el valor del pueblo venezolano debe brillar con la fuerza de su historia. No en vano somos la patria de Bolívar, cuyo legado de lucha por la libertad nos inspira a seguir sus pasos. Edmundo para todo el mundo…Y que Dios bendiga a Venezuela!

Twitter/X: @richcasanova


viernes, 26 de abril de 2024

Cuando un opositor habla mal de otro…

Algunos opinadores y habladores de pendejadas pretenden ocultar que la decisión de respaldar a Edmundo González Urrutia como candidato unitario es una inmensa victoria colectiva, de todo el liderazgo opositor y una respuesta que el gobierno no se esperaba pues su cálculo era que la controversia opositora -a veces absurda y muy agresiva- se extendiera hasta 10 días antes de las elecciones.  Hay quienes pretenden presentar esta afortunada decisión como la derrota de un sector con una "agenda de apaciguamiento" que se limitaba a jugar con las reglas del poder y más bien, la candidatura unitaria de Edmundo González Urrutia sería gracias a un liderazgo -supuestamente con principios y moral- capaz de crear escenarios políticos nuevos y propios, según ellos. 

A partir de la presunción de que una parte de la oposición tiene principios y moral, se puede inferir que la otra parte carece de tales virtudes y la verdad no es así.  También es falso que la “rebeldía” de un liderazgo “puro” creó un nuevo escenario. Impunemente, fueron acusados de politiqueros y mucho más, quienes afirmaron que pensar en escenarios nuevos o ideales era una ficción. En efecto así era, la realidad impuesta por la arbitrariedad del régimen dictaba que la oposición solo podría sustituir por algunos de los candidatos inscritos, es decir por Enrique Márquez, Manuel Rosales o Edmundo González Urrutia, quien no estaba inicialmente planteado como candidato.   La decisión en torno a su nombre, no es entonces el ejercicio de rebeldía de un liderazgo moralista y superior, sino un claro y responsable ejercicio pragmático de la política: un consenso en torno a quien más apoyo podía aglutinar, punto.  ¡Tan simple como eso!   Por cierto, una conclusión a la que podía llegarse -tal como advertimos- sin las descalificaciones y agresiones que mediaron en el camino.  

Lo más grave es que esa forma de plantear los hechos: el bien Vs el mal, pretende ocultar o minimizar una extraordinaria victoria de la unidad democrática.  Es un flaco servicio a la causa, mostrar a este episodio como la imposición de un sector de la oposición noble y bien intencionado, sobre otro politiquero y malvado.  Insistir en ello, no sólo es una estupidez que -en el mejor de los casos- demuestra ignorancia e inmadurez política, sino que expresa exactamente lo contrario al espíritu unitario que necesitamos reivindicar.  Colocar el asunto como el triunfo del bien sobre el mal, introduce una carga ética caprichosa y casi infantil que solo profundiza las diferencias, enturbia el panorama, afecta la campaña electoral e incluso, dificulta la transición democrática, más allá de las elecciones del 28J. 

No podemos justificar estas posturas pero si explicarlas: hay que asumir que el fanatismo que inspira al chavismo ha permeado en la sociedad venezolana.  ¿Acaso no es así como desde el oficialismo han planteado permanentemente la política? Siempre es imperialistas Vs revolucionarios, patriotas Vs traidores, oligarcas contra los pobres, etc.  Siempre los buenos contra los malos, una vulgar manipulación que algunos pretenden imitar en el mundo opositor.  Esto hay que combatirlo sembrando consciencia en la necesidad de recuperar el respeto y la tolerancia como esencia de la democracia.  También hay que entender la angustia de un país expectante frente a la posibilidad de salir de esta pesadilla.  Debemos asumir que, para el ciudadano común, no es fácil comprender una dinámica política tan compleja, donde el equilibrio entre el idealismo y el pragmatismo es la clave de una estrategia exitosa.  Y esta limitación se supera con un permanente ejercicio de pedagogía política que reivindique el valor de la unidad y recupere la confianza en el liderazgo político y en la política misma.  

A ninguno de estos propósitos reivindicativos contribuyen los opinadores, fanáticos o radicales que colocan siempre la política opositora como una eterna confrontación entre buenos y malos, donde -por supuesto- siguiendo la lógica chavista, ellos son los ángeles inmaculados y todos los que opinan distintos son enviados del demonio.  Jamás entenderán que la candidatura de Edmundo González es una nítida expresión de la real-polítik que tanto le revuelve el estómago, es la comprensión de una realidad y el cabal desempeño de un liderazgo frente a ella.  

Para colmo de males, tenemos la proliferación de “analistas políticos y expertos” que -desde las tribunas- pretenden dirigir el partido, a pesar de que nunca o hace muchos años que no juegan siquiera una caimanera.  Apenas recuerdan que la pelota es redonda, pero creen saberlo todo y los mueve el odio, quizás no tienen felicidad como “El Sabio” de Héctor Lavoe, un tema extraordinario que seguro no les gustará. En fin, esto ya forma parte de nuestro folklore político, aunque muchas veces no es mera estupidez, sino que hay intenciones ocultas e intereses facciosos que explican esa actitud, cuya peor expresión es la catarata de agresiones e insultos de estos opositores hacia partidos y líderes que también trabajan por el cambio. 

Así que cuando vea a un opositor hablando mal de otro, amigo lector, sospeche del parlanchín: puede ser un infiltrado del régimen, de esos que llaman "alacranes" o puede ser cualquiera de las modalidades de inmadurez política e ignorancia que hemos descrito.  Por fortuna, aunque son muy ruidosos esos grupos radicalizados y moralistas con ínfulas de superioridad, son una reducida minoría y gracias a Dios, no tienen poder.  Es por eso que la Unidad va a imponerse y el 28 de julio, todos, juntos construiremos una gran victoria.  ¡Edmundo para todo el mundo!  Dios bendiga a Venezuela...

Twitter/X: @richcasanova

lunes, 15 de abril de 2024

Un punto medio entre la utopía y la realidad

Todos sabemos que el gobierno -violando el Acuerdo de Barbados y la CRBV- mantuvo la ilegal inhabilitación de María Corina Machado e impidió la inscripción de Corina Yoris, una insólita arbitrariedad.  También sabemos que faltando pocos minutos para vencer el lapso de postulaciones se inscribieron las candidaturas de Enrique Márquez y del Gobernador del Zulia, Manuel Rosales.  Luego en una prórroga negociada con el régimen, afortunadamente se logró inscribir una tercera candidatura y preservar "la tarjeta de la manito" (MUD).  A partir de ahí, en las redes sociales se ha evidenciado una absurda controversia en el mundo opositor que solo beneficia al gobierno. 

Unos argumentan que se aceptó sumisamente la decisión del CNE de vetar las candidaturas de MC Machado y de Corina Yoris. Eso no es cierto, se peleó hasta el último minuto del último día del lapso de postulaciones.  Y más aún, se sigue peleando, según han dicho reiteradamente la propia María Corina y la Plataforma Unitaria, solo que se hace con tres candidaturas inscritas, lo cual es una ventaja porque nos da certidumbre en caso del peor escenario. Es decir, si no se logra inscribir la candidatura que todos deseamos, tendremos la oportunidad de ofrecer una alternativa a los venezolanos.

Ahora bien, pongámoslo al revés ¿Cuál es la ventaja de dar la pelea, denunciar las arbitrariedades y defender nuestros derechos, sin haber inscrito esas candidaturas y tener garantizadas las tarjetas de oposición?  Supongamos que alguien tuviera una respuesta a esa pregunta ¿Cuál sería el plan entonces? Algunos responden que -aprovechando el 82% de respaldo que tiene la opción del cambio- había que "reclamar en clara y alta voz el atropello, dirigirse al país y al mundo, actuar de manera firme y decidida en defensa de la voluntad de la gente". ¿Acaso eso no se ha hecho? Por supuesto que sí. Tanto María Corina Machado como la Plataforma Unitaria han actuado en esa línea e incluso se logró que aliados de Maduro como Gustavo Petro y Lula Da Silva se pronunciarán a favor de la oposición democrática, pero hasta ahora esto no ha sido suficiente para abrir la posibilidad de inscribir las candidaturas que el gobierno mantiene bloqueadas. Entonces ¿Qué es lo que plantean? ¿Una Salida III, acaso? Eso nos sacaría de la "ruta electoral", el único consenso que claramente se sostiene con fuerza.  

Lo cierto es que -hasta ahora- ninguno de los críticos de este trayecto que forzosamente transita la oposición tienen un planteamiento claro sobre el asunto.  Tan solo se limitan a lugares comunes cargados de buenos deseos pero desconectados de la realidad actual, signada por el autoritarismo.  Algunos dicen que estamos en una dictadura pero hacen exigencias como si viviéramos en democracia. Muchos planteamientos son basados en el "deber ser" y por tanto algo fantasiosos, visto el contexto. No son nuestros deseos o el "deber ser" lo que debe sustanciar nuestra acción política, el éxito está en un balance entre lo ideal y lo posible, encontrar el punto medio entre la utopía y la realidad.  Jamás podemos abandonar la lucha por lo que deseamos y por lo justo, pero siempre conscientes de nuestra realidad, calculando la viabilidad política de nuestras acciones y considerando todas las alternativas posibles, previendo todos los escenarios. Trabajar por lo que deseamos colocando las expectativas en “lo posible” nos evitará caer en frustraciones, destino seguro para quienes se aferran a "lo ideal".

Por otra parte, un gobierno con más del 80% de rechazo, sabe que con cualquier candidato perderá las elecciones si hay unidad y el país sale a votar.  Si eso es así, nuestro foco debe estar en preservar esa unidad y mantenernos a toda costa en la ruta electoral.  En consecuencia, estará desenfocado y haciendo el juego al gobierno -quizás sin percatarse- cualquier opositor que insista en planteamientos que nos dividan o estimulen la abstención. ¿Es difícil de entender?

A propósito, algunos opositores que no han logrado entenderlo se han dedicado a lanzar un ataque feroz contra la propia oposición, a disparar hacia la misma acera. Esta dislocada conducta no es nueva, pero en los últimos días la hemos visto desbordada contra Manuel Rosales, como si éste fuera el enemigo a vencer.  No pretendo promover su candidatura, ni salgo en su defensa, pero en Miraflores deben estar frotándose las manos con este espectáculo. Nada más desenfocado en esta coyuntura y es insólito, pero he observado está actitud en gente que considero inteligente y respeto. Con inquietud me pregunto ¿cómo es posible que no entiendan algo tan elemental? En fin, asumo que es consecuencia de la angustia, la incertidumbre y de alguna manera, consecuencia del virus de la intolerancia que desde el poder han logrado inocular en la sociedad venezolana.  

Lógicamente, el gobierno juega impecablemente su estrategia para dividirnos.  A la par de impedir la inscripción de María Corina y de la Prof. Yoris, admite la inscripción de Rosales para estimular esta controversia, alimentarla y propiciar la división entre las fuerzas democráticas. Muchos de los mensajes descalificando al Gobernador del Zulia, provienen de los laboratorios de guerra sucia del régimen. ¿Cuál debería ser la respuesta nuestra? No darle riendas a esa absurda confrontación interna, enfocarnos en el objetivo real que es derrotar -con el candidato que sea- al gobierno, estimular la participación electoral, prepararnos para ganar los comicios y para defender esa victoria.  En dos palabras, la clave es Unidad y Voto, lo demás es apuntar fuera del perol. 

Finalmente ¿Qué espera el país? Está muy claro que hay una arrolladora voluntad de cambio en Venezuela y las elecciones son la oportunidad de cambio anhelada, la gente quiere votar.  Entonces un liderazgo responsable tiene que garantizarle una opción electoral, así que la exigencia a María Corina Machado, como principal líder de la oposición; al liderazgo político expresado en Plataforma Unitaria y a Manuel Rosales es que construyan por consenso una candidatura unitaria antes del 20 de marzo. Está exigencia es ya un clamor popular, el país sabe que tenemos una oportunidad única para salir de esta pesadilla roja y la dirigencia tiene que ponerse a la altura de las circunstancias, demostrar sensatez, madurez política, inteligencia y sobre todo, que es capaz de colocar a un lado sus diferencias, intereses y sus legítimas aspiraciones personales.  No hacerlo sería más que una irresponsabilidad, una estupidez, cuyo costo político sería muy alto para ese liderazgo y muchísimo más para el país. ¿Quiénes serán los responsables si por la incapacidad para ponerse de acuerdo, Maduro continúa -y quizás se perpetúa- en el poder? Después de semejante sandez ¿Quién en la comunidad internacional apoyaría a esa oposición?  Así que hasta por su propia sobrevivencia política, el liderazgo nacional –todo, sin excepción- está en la obligación de ofrecer una alternativa unitaria y satisfacer las expectativas de un país que ha demostrado su compromiso con el cambio. En efecto, nada ni nadie ha logrado doblegar nuestro espíritu de lucha.  ¡Dios bendiga a Venezuela!

lunes, 4 de diciembre de 2023

A Yulimar Rojas, Ronald Acuña Jr. y muchos más.

Hace unos días apareció Diosdado Cabello con una camisa supuestamente entregada por Ronald Acuña Jr. Nadie vio el acto de entrega solo la camisa firmada por nuestro MPV, pero eso fue suficiente para descomponer el ánimo a mucha gente que padece a este gobierno hambreador y corrupto.  Luego vimos a Yulimar Rojas con Nicolás Maduro y se le revolvió el estómago a casi todo el país.  Estos episodios, además de ser una pieza de la maquinaria propagandística del gobierno, responde a una colosal manipulación inspirada en la "ganancia por asociación", una operación táctica inserta en ese diseño estratégico que he llamado la “Política de igualación por abajo", a la cual nos referiremos al final.  

Por supuesto, en este gobierno indolente -que tiene más de 80% de rechazo- es lógico que sus prominentes y más desprestigiadas figuras intenten lavarse el rostro, utilizando la imagen de las estrellas del deporte que gozan de la admiración de todos los venezolanos. A eso nos referimos con "ganancia por asociación", algo que todo el mundo practica eventualmente: cualquiera quisiera que su nombre se asocie a referentes positivos.  Es algo natural pero cuando se tiene una reputación oscura, máculas en el rostro y se está en el ejercicio del poder, estás acciones se convierten en una vil manipulación.    Así las cosas, los atletas que aparecen al lado de estos sombríos personajes, terminan siendo víctimas de estas maniobras y también de la sentencia injusta de una sociedad hastiada de los abusos y desmanes del autoritarismo imperante.  

Esto no sucedería si la democracia fuera la norma y la tolerancia -el respeto a las diferencias- fuese una práctica habitual de las élites del poder.  Ciertamente, en cualquier país del mundo, los deportistas que son merecedores de reconocimiento, son invitados y homenajeados por el gobierno de turno, sin que ello tenga connotación política o ideológica. ¡No pasa nada! En el pasado, gobiernos del bipartidismo condecoraron a intelectuales de izquierda o deportistas que no simpatizaban con ellos, sin que se generará un trauma en la sociedad. Pero como este gobierno fracasado ha pasado dos décadas estimulando una polarización extrema y dividiendo a la sociedad venezolana, es comprensible que el repudio que siente el país por ellos se traslade automáticamente a cualquiera que aparezca a su lado.  En este punto es donde nosotros debemos cambiar nuestra perspectiva. Obvio que el régimen intenta sacar provecho de logros en lo que no tiene arte ni parte. Pero ¿qué esperamos de estos atletas cuando reciben un homenaje por parte del gobierno? ¿Aspiramos que le digan NO y entren en la arena política o alimenten la confrontación? ¿Por qué un atleta -que no es político y se debe a todos- va a asumir un rol que no le corresponde?   Lo que no deberíamos hacer es no dar a estos episodios la atención que el gobierno espera que le demos y entender además que las "muestras de simpatía" de los homenajeados son parte del histrionismo que caracteriza a esos actos, son casi parte del protocolo.  Algunos se pasan como Rubén Limardo que se convirtió en activista del PSUV, pero hasta en este caso hay que concluir que es su derecho.  

A todo evento, tenemos que sentirnos orgullosos de tener en Venezuela a deportistas como Yulimar Rojas, Ronald Acuña Jr. y muchos otros que engalanan nuestro tricolor.  Todos ellos llegaron a la cima a pesar del gobierno, haciendo un colosal esfuerzo personal que debería ser motivo de reconocimiento y admiración, indistintamente de su posición política y pasando por encima de las manipulaciones del régimen. En lo personal -y creo que a muchos- nos conmueve la humildad y la emoción que transmiten al llegar a la cúspide, sabiendo que casi todos "vienen de abajo" y han alcanzado el éxito por su pasión, disciplina y perseverancia.  Muy poco o nada le deben a los gobiernos, mucho menos a éste que solo sirve como ejemplo de corrupción y destrucción. 

Honestamente no me preocupa que Maduro o Cabello tengan la ilusión de apropiarse de triunfos que no le pertenecen. ¡Eso no pasará! El país los conoce y justo por eso los repudia.  Sin embargo, hay algo que debemos advertir: el gobierno ha sido coherente en la aplicación de lo que he llamado la "Política de la igualación por abajo", cuyo propósito es generar la matriz de opinión de que todos somos como ellos, todos somos corruptos, “todos los políticos son iguales", nadie sirve, etc.... Y así no solo se frustran las expectativas de cambio, sino que la corrupción de las cúpulas se diluye, se minimiza y termina siendo banal.  Si esa política se extiende a otras esferas, conviene que frente al fracaso de la revolución, los éxitos de otros también sean banalizados o reducidos.  Cualquier régimen autoritario, considerará que dedicación, disciplina y constancia son virtudes que no deben destacar pues atentan contra un objetivo fundamental: la sumisión total de la sociedad. Es fin, al colocar a su lado a estos atletas, provocan que la gente los rechace y que sus méritos se minimicen para así igualarlos a todos con una cúpula que carece de ellos.

Quien aspira a mantener control social, no puede permitir el surgimiento de liderazgos emergentes en ningún ámbito de la sociedad.  Por eso, deben evitar que un atleta exitoso, se convierta en un referente. Infructuosamente intentarán apropiarse de sus victorias y lesionar su imagen, objetivo que solo es posible si el país cae en la provocación y responde como ellos esperan. Es decir, cuando nosotros -los demócratas- descalificamos o emitimos juicios inapropiados contra estas estrellas del deporte -sin querer- le servimos de megáfono al régimen en esta labor de molienda. 

Por todo lo expuesto, hoy más que nunca, reitero mi inmensa admiración y respeto por Yulimar Rojas, Ronald Acuña Jr. y por muchísimos otros que han puesto todo para superar los obstáculos, vencer las adversidades, alcanzar grandes metas y llegar a la cumbre de su carrera deportiva, algo que nos emociona profundamente y nos llenan de orgullo como venezolanos. Estas líneas son también mi humilde homenaje a ellos… ¡Pa'lante, muchachos! ¡Dios bendiga a Venezuela!

Twitter/X: @richcasanova


viernes, 17 de noviembre de 2023

Votar o no en el referéndum / Parte II

En Venezuela nadie duda que el Esequibo es nuestro y para reafirmarlo no hace falta un referéndum. La defensa de nuestro territorio no puede depender de una consulta popular, sino que es una obligación constitucional del Estado, en todas sus instancias.  A eso se refiere María Corina Machado cuando dice que "la soberanía no se consulta, se ejerce".  Si a esto sumamos que el resultado de ese referéndum no es vinculante a los fines jurídicos, ni se traduce en una solución efectiva y real al problema, termina uno preguntándose ¿Y para qué sirve esta consulta? ¿Qué estoy avalando? Preguntas a las que daremos respuesta en el camino...

Se le quiere consultar al pueblo sobre una materia que -salvo los expertos- todos desconocen. Para ejercer responsablemente el voto habría que conocer al detalle el Laudo Arbitral de París de 1899, el Acuerdo de Ginebra de 1966 y todo el proceso jurídico y diplomático.  Le he preguntado a varios oficialistas y están promoviendo una iniciativa que no pueden explicar. No parece un acto responsable y fácilmente se infiere que responde a una campaña política con objetivos subalternos. 

Hablando de expertos, Elías Pino Iturrieta recordaba que en la profunda investigación sobre el Esequibo encargada por las cancillerías de la democracia, "destacaron el tesón y la lucidez de tres historiadores jesuitas: Pablo Ojer, Hermann González Oropeza y José del Rey Fajardo, quienes hicieron un análisis irrebatible del asunto". Pero hay muchos más y uno se pregunta ¿Qué pasó? ¿Por qué la improvisación y los intereses electoreros van a lanzar por la borda un trabajo y una lucha histórica con genuino sentido patriótico? Más aún, entre los expertos y también entre gobierno y oposición, existe consenso en torno al Acuerdo de Ginebra de 1966 como la base para dirimir el diferendo y sin necesidad de referéndum, la obligación del gobierno es hacerlo valer, punto. Desde esta óptica, la consulta convocada es inútil y plantea un falso dilema.     


La pregunta tres es un acto inverosímil de demagogia: el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) es un órgano de las Naciones Unidas (ONU) y su jurisdicción, atribuciones y competencias están establecida en el estamento legal que rige a este organismo multilateral internacional, en ningún caso depende de la opinión de los ciudadanos de un país miembro.  Si hay objeciones sobre la jurisdicción del TIJ es el Estado venezolano -a través de su representante ante la ONU- quien debe ejercer los recursos correspondientes.  Pedirle al pueblo venezolano que desconozca de alguna manera a este alto tribunal, es como pedirle al pueblo de Anzoátegui que desconozca la jurisdicción de la TSJ, cosa que no depende de su opinión sino de lo establecido en la Constitución. 

La obligación del gobierno venezolano es clara: defender nuestra soberanía ante ese tribunal internacional y ante cualquier instancia, ello no debe estar sujeto al resultado de una consulta.  Sin embargo, pareciera que el gobierno quiere abandonar esa instancia y hacerlo amparado en un supuesto “mandato del pueblo”.  Juristas e internacionalistas han planteado que existen enormes riesgos si se abandona el caso que cursa en el TIJ ¿Con este referéndum el gobierno pretende responsabilizar al pueblo de futuros fracasos?  En efecto, si el gobierno abandona el ámbito del TIJ y perdemos ese territorio, seguramente dirán que ellos cumplieron con el mandato y que ese tribunal es un parapeto del capitalismo, la oligarquía, el imperio y bla, bla... Ya hemos oído ese disco rayado.  Algunos desde el campo democrático han propuesto votar NO a esta pregunta. Es una opción, aunque hay muchas reservas sobre la utilidad de ese voto negativo, pues así el SI obtenga 100 votos, vendrá una campaña mediática para decir que fueron millones y de nuevo estaremos ante un absurdo y estéril debate.  

Luego, la pregunta N° 4 es una perogrullada. ¿quién en Venezuela puede estar en contra de “oponerse, por todos los medios conforme al derecho, a la pretensión de Guyana…”? ¡Nadie!

Y finalmente, tenemos la pregunta N° 5: una burla y un acto de cinismo. Sugieren darle cédula venezolana a los guyaneses pero no funcionan los consulados para que los venezolanos en el exterior puedan cedularse y menos inscribirse en el registro electoral.  Hablan de darle "atención integral a la población" que ocupa ese territorio, pero los venezolanos estamos viviendo una pavorosa crisis social y sufrimos la desatención del gobierno. Ni hablar de la propuesta de anexar ese territorio como un estado en el mapa venezolano: si no se resuelve el diferendo fronterizo, más allá de la satisfacción personal ¿Qué sentido tiene esa medida y cuál es su valor jurídico? Es sólo un efecto propagandístico.  Por cierto, antes en los libros de primaria, el mapa traía demarcado ese territorio como “Zona en Reclamación” y casualmente con esta “revolución” desapareció de los textos esta distinción. ¿Ahora proponen anexarlo como un estado?   

Es muy importante destacar que hay una parte significativa de la oposición democrática que -conscientes de la situación descrita- han optado por llamar a votar, haciendo oportuna la campaña para develar la farsa.  Otros hablan de “no dejar libre la cancha” al chavismo y también están quienes afirman que ese referéndum es una estrategia para sacar a la oposición de la ruta electoral o generar confusión al devolvernos al discurso abstencionista, justo antes de las elecciones presidenciales del 2024.  Estas y otras consideraciones son argumentos válidos para ejercer el voto, pero la decisión es suya. Estas líneas tan sólo pretenden dejar claro que no es una iniciativa responsable, ni aporta a una solución real, está claramente está inspirada por intereses facciosos o subalternos del gobierno, y no es jurídicamente vinculante, aunque tenga efectos políticos.

A propósito, es una pena que el gobierno lance esta iniciativa unilateral, en vez de aprovechar el Acuerdo de Barbados –donde se incluyó el tema- para construir una agenda consensual, con genuino sentido nacionalista y capaz de unir efectivamente a los venezolanos en la defensa de nuestro territorio.  En fin, solo queda expresar nuestro respeto a los venezolanos que decidan votar y a quienes decidan no hacerlo: no podemos generalizar diciendo que quien vote le hace el juego al régimen o quien se abstenga es traidor a la patria.  Este episodio no puede servir para dividir más a la fragmentada sociedad venezolana y tampoco puede ser una excusa para la coacción y la represión.  El gobierno debe entender que más allá de su angustia y desesperación, el sufragio es un derecho y cada quien decide si lo ejerce o no.  Por tanto, es ilegal e inmoral obligar a los trabajadores públicos a votar o amenazar a nuestro pueblo con quitarles supuestos beneficios, si no participan en la consulta. ¡Dios bendiga a Venezuela!

Twitter / X: @RichCasanova


lunes, 13 de noviembre de 2023

Votar o no en el referéndum / Parte I

El gobierno ha convocado un referéndum para consultar al pueblo sobre el diferendo fronterizo con Guyana, al respecto hay varios aspectos que abordar: obviamente, la pertinencia y validez de esa consulta. Pero antes es necesario inferir la lógica detrás de ella, es decir ¿Por qué hacer esa consulta luego de más de dos décadas de revolución? ¿Acaso no es un claro reconocimiento del fracaso de su política internacional? ¿Por qué convocarlo justo ahora en la antesala de unas elecciones presidenciales? ¿Qué tiene que ver está convocatoria con la realidad política de Maduro y la dinámica interna del PSUV?  Veamos...

Algunas encuestas revelan que el nivel de respaldo a Nicolás Maduro está en torno al 9%, mientras el PSUV tiene entre 15 y 20%.  O sea, un considerable sector del partido también quiere un cambio o al menos, tiene reservas con relación a la reelección de Maduro. Así que su candidatura no solo tiene a más del 80% del país en contra, sino que la exigencia de cambio comienza a tomar cuerpo también dentro de su propio partido. Una situación compleja e inédita en el campo oficialista.  

También otros factores entran en juego: además de toda la presión internacional que se ejerce vía Mesa de Negociación, tenemos el triunfo contundente e incuestionable de María Corina Machado en las primarias y lo que este proceso significó en términos de revitalización del mundo opositor, vista la masiva participación, la movilización espontánea y el resurgimiento de una esperanza de cambio.  En efecto, la fuerza que ha tomado la dinámica opositora amenaza con convertirse en una indetenible ola de cambio, un tsunami electoral en el 2024.  Así las cosas, Nicolás Maduro se ha visto obligado a "hacer algo" antes que el 9% que hoy le respalda, aceleradamente se convierta en 3% y en un irresoluble problema de gobernabilidad interna.  

Con una lógica electoral impecable, Maduro concluyó que el primer paso es reunificar sus fuerzas. En otras palabras, requiere con urgencia que el 15 o 20% que –por ahora- tiene el PSUV, se cohesione alrededor de su candidatura.  Luego en la campaña, cree posible llegar a un 25 o 30% con lo cual pudiera ganar las elecciones, siempre que logré estimular nuevamente la abstención y dividir a las fuerzas democráticas con candidatos seudo opositores, ambas cosas poco probables en el momento actual.  Para recuperar el terreno que internamente ha perdido, Maduro inició un brutal ataque contra las primarias.  Mientras no cruce la línea y se mantenga en el plano de la retórica, no pondrá realmente en riesgo los Acuerdos de Barbados.  Para el mundo opositor ese ataque a las primarias es una muestra de debilidad y desesperación por parte del régimen. Y efectivamente lo es, pero no le importa pues esos ataques pretenden generar una reacción en sus huestes y evitar que se sientan perdidos.  La idea es que los suyos sientan que "ahí está el mío, peleando". En fin, una reacción esperada luego que la oposición le zampó más de 2.5 millones de votos en las primarias y le plantó la candidatura de María Corina con una fuerza arrolladora.

Inútilmente insistirá en descalificar a las primarias y a María Corina Machado, sabiendo que ello no tendrá efecto en el mundo opositor. Lo hará siempre pensando en el segmento que aún lo respalda, tratando de frenar la "brincadera de talanquera" que siempre se produce -y ya empezamos a verla aguas abajo- cuando la gente intuye que el cambio es indetenible y hay una candidatura unitaria, con opción real de victoria. ¡Nadie se anota a perdedor!  

Pero ahora Maduro ha entrado en otra etapa y lanza una propuesta electoral encapuchada con la retórica nacionalista y utilizando al Esequibo -ésta vez no para lograr votos en Caricom- sino para recoger a las ovejas descarriadas, pescar incautos y generar confusión, más de uno pensará que la verdadera motivación de esa iniciativa es la patria y la recuperación de ese territorio, el cual –por cierto- los venezolanos siempre hemos considerado como nuestro. De eso no hay dudas, ni hace falta un referéndum para constatarlo.    Hay quienes especulan al afirmar que el chavismo lanza un globo de ensayo para ver si puede conducir al país a un clima de pre guerra que le permita declarar un Estado de Excepción y por esa vía suspender las elecciones para salvarse de una paliza en el 2024.  Quizás "in pectore" algunos abracen esa fantasía, pero para Maduro esa es una opción que le genera más amenazas que certidumbre. Es muy probable que el tiro le salga por la culata. 

Aunque este referéndum sea una vulgar maniobra política con espíritu patriotero, muchos han afirmado la conveniencia de concurrir a las urnas.  Respetando a quienes ya decidieron por una opción u otra, queda clara la real motivación del gobierno y antes de decidir si votar o no, lo conveniente es analizar objetivamente la pertinencia, validez y consecuencias de la consulta, algo que dejaremos para la próxima entrega.  ¡Dios bendiga a Venezuela!

Twitter: @RichCasanova


domingo, 5 de febrero de 2023

Sobre las primarias y "ese CNE"

El debate sobre la participación electoral o la abstención como estrategia, hoy está superado. La realidad ha logrado imponer la ruta electoral: está muy claro que un abstencionismo eterno termina por paralizar o desmovilizar a la sociedad.  Y al contrario, en un país donde el gobierno tiene 80% de rechazo, no solo es posible la victoria electoral, sino que es absurdo no cohesionar y movilizar a esa inmensa mayoría en torno a un candidato que represente a todas las fuerzas democráticas. 

Sin duda, hemos avanzado. Líderes que afirmaban que no había condiciones para las elecciones regionales, ahora quieren ser Presidente. Tal parece que esa era "la condición electoral" que hacía falta.  Por tal razón, es lógico que encontremos coherentes discursos sin fundamento, que insisten en cuestionar la participación "con ese CNE". Quizás intentan justificar su pasado reciente y darle contexto a su nueva postura política.  Desafortunadamente, aún no han encontrado una manera de explicar que ayer no habían "condiciones electorales" y ahora que "yo soy candidato(a)" si las hay.   Eso debemos entenderlo y al advertir está inocultable realidad, no se pretende ahondar las diferencias o agredir a quienes han decidido transitar la ruta electoral y tienen dificultad para rectificar el rumbo. ¡Bienvenidos todos!  Sin embargo, es necesario puntualizar algunos aspectos: 

1. Si estamos en dictadura, es una ingenuidad mayúscula pedirle "condiciones electorales" al régimen para hacer un proceso transparente y sacarlos del poder. ¡Esa no existe!   A las dictaduras se les ENFRENTA en las condiciones que sean posibles, no en las que uno desea... No es una confrontación democrática, es una PELEA y siempre dispareja, por cierto.  

2. Las dictaduras tienen el poder factico, el control militar - policial, tienen el monopolio de la violencia, así que enfrentarlos en ese terreno es un grave error.  Al contrario, ellos le temen a las manifestaciones democráticas y populares, tienen rechazo del país y evitan siempre la confrontación electoral.  Ese es el terreno de la lucha cívica, es ahí donde el ciudadano tiene fuerza.  

3. Quienes enfrentan a una dictadura obviamente deben luchar por alcanzar las mejores condiciones POSIBLES y para eso la comunidad internacional presiona de muchas maneras al regimen.  La idea es forzarlo a NEGOCIAR tales condiciones y en general, pactar una transición a la democracia.  Eso es lo que se hace en México con la mediación de Noruega y la presión de EEUU y la Unión Europea. Así se ha hecho en muchos otros casos en la historia contemporánea. 

4. Y no se trata de una opinión personal: una investigación sobre autoritarismos determinó que en un 59% de los casos, las elecciones fueron decisivas para la caída de regímenes autocráticos.  En Venezuela, el politólogo y académico John Magdaleno, ha coordinado un estudio sobre las transiciones a la democracia, analizando 102 casos con rigurosidad metodológica y el resultado es que en 44 casos -al menos- esa transición se produjo por vía electoral o como consecuencia de un acto comicial, incluso fraudulento.  Es decir, es mentira que "dictadura no sale con votos" y toda esa argumentación vacua que exponen los abstencionistas crónicos.   

5. En Venezuela tenemos varios ejemplos de que es posible derrotar a la dictadura en el campo electoral, uno de ellos: "con ese CNE" (realmente con uno peor al que tenemos ahora), ganamos los 2/3 de la Asamblea Nacional en el año 2015.  Lo que pasó después es otro asunto pero la derrota electoral fue monumental gracias a la UNIDAD.   Un ejemplo más reciente es lo que sucedió en Barinas: el régimen inhabilitó a candidatos, utilizó todos los recursos del Estado: repartió mucho dinero, electrodomésticos, comida, gasolina, cargos en el gobierno, hizo una movilización militar para intimidar, usó a los colectivos, traslado literalmente a todo el gobierno al Estado Barinas, etc. Pero perdió las elecciones, “con ese CNE” se impuso la voluntad de cambio, gracias a la UNIDAD.  

6. La clave es la UNIDAD y para alcanzarla, una comisión de ilustres venezolanos se ha instalado para conducir con plena autonomía el proceso de Elecciones Primarias, garantizando la pulcritud del proceso. La participación del CNE sería solo como apoyo en áreas de puntuales, por ejemplo: abrir las escuelas como centros de votación, facilitar la data electoral o cualquier otro asunto que contribuya al éxito de la jornada. Siendo así ¿Qué sentido tiene convertir la participación del CNE en las Primarias en un tema de discordia, en vez de dar un voto de confianza a la Comisión Nacional de Primarias? 

7. Si un(a) pre candidato(a) cuestiona a las Primarias, en realidad está boicoteando al proceso democrático que propiciaría la UNIDAD necesaria para derrotar al régimen, así de simple. Más bien, las Elecciones Primarias deben tener el apoyo de todos los sectores democráticos de la sociedad venezolana, lo contrario es absurdo y solo lo justifica un ego insaciable, una estupidez infinita o compromisos ocultos con fines inconfesables. 

8. Si un(a) pre-candidato(a) utiliza como excusa al malévolo CNE para cuestionar las Primarias, pese a las reconocidas figuras de la Sociedad Civil que las conducen en representación de la Venezuela democrática ¿Qué podemos esperar de ese liderazgo?  ¡Nada!  Podemos concluir que "con ese CNE" tampoco irá a participar en las elecciones presidenciales del 2024, jamás derrotará al régimen y su única opción será el eterno abstencionismo y la absurda violencia.  ¿O es que “con ese CNE” no se cuenta con la oposición en Primarias, pero si con Maduro en el 2024? 

CONCLUSIÓN. 

Nadie confía en "ese CNE" pero a pesar de él, es necesario hacer lo que nos corresponde para derrotar al régimen, es decir enfocarnos en lo esencial: unidad, organización y movilización con objetivos claramente definidos. No hay que "buscarle 5 patas al gato", sino participar y apoyar de forma firme, decidida e incondicional a estas Elecciones Primarias para que su resultado transparente e inobjetable sea el preámbulo de una glamorosa victoria en las elecciones presidenciales del 2024.  Por eso, insisto en darle un voto de confianza a los distinguidos venezolanos que asumieron el desafío de conducir este proceso desde la Comisión Nacional de Primarias con plena autonomía e indiscutible vocación democrática.  Además, también merecen confianza Enrique Márquez y Roberto Picón como demócratas, rectores del órgano electoral y parte de esa Venezuela que no se rinde. 

Twitter: @RichCasanova   //   Instagram: @r.casanova


lunes, 26 de diciembre de 2022

Diez claves para salir del laberinto

Antes de ofrecer algunas claves para entender la reciente decisión de la legítima Asamblea Nacional (AN), es necesario darle contexto pues es natural que la gente sienta confusión y que la oposición se desdibuja. Es tal el desconcierto que el cuadro se percibe incoherente, casi absurdo. Veamos.... 

Un marciano o cualquiera que vea la situación desde afuera podría concluir que en Venezuela la oposición realmente no es "oposición" porque está a cargo del Gobierno Interino, el cual no aparece en la Constitución pero existe en la mente de muchos, aunque no pague nómina, ni tenga policías, bomberos o militares, ni ministerios, carezca de recursos y en definitiva, no pueda resolver ningún problema.  Así las cosas, si hablamos del Gobierno Interino habría que admitir que es tan ineficiente como el de Nicolás Maduro, el cuál si aparece en la Constitución como Poder Ejecutivo Nacional  pero en realidad tampoco es gobierno pues ahora es la oposición del Gobierno Interino.

De manera que en Venezuela no se sabe exactamente quién es gobierno y quién oposición.  Un gobierno es interino y el otro usurpador, uno no tiene recursos y el otro se los roba.   En teoría ambos son gobierno pero -por una u otra razón- ninguno de los dos gobierna y ambos quieren perpetuarse.  A estas alturas, cabe la pregunta, si todos son gobierno ¿Entonces no hay oposición? 

Lo peor es que si la legítima AN -esa que el mundo democrático reconoce y fue electa en el 2015- intenta corregir el entuerto y enfocar a la oposición en su verdadero rol, sus parlamentarios pueden ser acusados de traidores al Gobierno Interino o aliados del Gobierno Nacional, aunque el primero no existe y al segundo nadie lo reconoce!  Diría el marciano, "con razón están como están". 

Es obvio que en este zafarrancho el gran beneficiario es Maduro, quien sigue instalado en Miraflores ejerciendo el poder real mientras la oposición se enfrenta por un gobierno de mentira. Nada más parecido a "dos borrachos peleando por la botella vacía".  Dicho esto, comparto algunas claves que nos permitan entender lo que pasa, enfocarnos en lo verdaderamente relevante y salir del laberinto: 

1. El problema no es jurídico, es netamente político. En un país donde prevalece un régimen autoritario y no hay Estado de Derecho, las controversias en torno al poder no se pueden dilucidar a partir de criterios legales, no existe TSJ al cual acudir por un dictamen y la opinión de los juristas suele utilizarse para apuntalar a conveniencia una posición u otra.

2. En el 2019 la legítima AN asumió que había un vacío de poder y procedió a construir una salida inédita a partir de una interpretación de la Constitución.  Surge así la figura del "Gobierno Interino", la cual expresamente no aparece en nuestra Carta Magna pero el Parlamento le dio carácter legal y la legitimó, insisto, a partir de una interpretación muy válida de la CRBV. 

3. A los que quieren llevar este debate al campo jurídico, hay que decirles que también el "vacío de poder" que dio origen al Gobierno Interino, es también una interpretación del momento por parte de la legítima AN.  Siempre fue un "vacío" muy sui generis, pues Maduro estaba y está en Miraflores, así sea en calidad de usurpador.  En todo caso, para otra parte del país Nicolás Maduro fue proclamado por el Poder Electoral (CNE), luego de unas elecciones "legalmente" convocadas y dónde la oposición decidió no participar.  Podemos cuestionar los argumentos pero esa es "su verdad" y está cubierta por un ropaje legal. Por fortuna, el debate planteado no es jurídico.

4. La decisión del 2019 se toma en una determinada coyuntura y con un objetivo específico: el cese de la usurpación.  Si pasado el tiempo, cambian las circunstancias y se constata que no se ha logrado el objetivo, el Parlamento puede -y debe- revisar, revertir o modificar su decisión para adecuarse a la nueva realidad y reenfocarse en el objetivo. ¡Y eso fue lo que se hizo!  Entonces, si aquella decisión era legal y legítima ¿Por qué está no? 

5. Se trata simple y llanamente de un acto democrático realizado por la mayoría de los parlamentarios de la legítima AN, esa que la oposición democrática reconoce y que sirvió para darle piso político a ese invento -en el buen sentido de la palabra- que fue el Gobierno Interino. Que prevalezca la decisión de la mayoría -con respeto a la minoría- es la Regla de Oro de la Democracia ¿Ahora la mayoría no sirve y hay que descalificar su postura? ¿Cuál es el concepto de democracia que subyace en quienes alzan ahora su voz en contra de la legítima AN?  Que algún jurista hable ahora de un "golpe parlamentario" o  que se ha roto el "hilo constitucional" es una atrocidad, y si lo dice un magistrado pues será un "disparate magistral".  

6. El "invento" del Gobierno Interino fue útil en ese momento y tuvo el respaldo internacional pero una evaluación objetiva debe conducirnos a revisar la ruta ¿Qué sentido tiene aferrarse a una estrategia que no ha logrado su cometido y cada día pierde respaldo popular e internacional? Si Maduro quiere perpetuarse en el poder ¿La oposición debe hacer lo mismo con el Gobierno Interino?  

7. No es cierto que si se suprime la figura del Gobierno Interino, estarán en riesgo los activos de la República en el exterior: estos seguirán protegidos por una instancia Ad Hoc del parlamento, por las medidas ejecutivas del gobierno norteamericano y como resultado de las sanciones internacionales impuestas al régimen.  Tampoco es cierto que EEUU va a seguir reconociendo a Guaidó y va a desconocer la decisión soberana de la legítima AN, ellos entienden la autonomía de los Poderes Públicos y saben que ese parlamento es el mismo que creó y le dio sustento político al Gobierno Interino.  ¿Ahora no me gustan sus decisiones?

8. El argumento más estúpido que he escuchado es que esa mayoría de la AN procura los beneficios y privilegios del Gobierno Interino, entre otros la administración de los activos en el exterior.  Si esa es la motivación de esta pelea, entonces la minoría que se aferra al Gobierno Interino lo hace para preservar dichos beneficios para su reducido entorno, obvio.  El argumento es un chinazo en el ojo...

9. Por cierto, hay "ruidos" con relación a la administración de recursos públicos por parte del Gobierno Interino. No especulemos pero es bueno destacar que la modificación aprobada por la AN incluye mecanismos para despartidizar la gestión administrativa, incluso la posible contratación de reconocidas firmas para tener a técnicos venezolanos al frente de los procesos, en vez de activistas de partido.  Buena noticia!  Hay que hacer todos los esfuerzos por darle transparencia a la gestión pública, de eso también se trata el cambio ¿Alguien está en contra de iniciativas que marchen por esa vía?

10. Finalmente, lo peor que puede pasar es que los factores políticos que luchan por un cambio, demuestren que carecen de la tolerancia necesaria para asumir y procesar sus diferencias, las cuales son inherentes a la vida en democracia.  Sería una torpeza inmensa que justo cuando el país exige unidad y vamos a las primarias, la diversidad de opiniones sean motivo de agresiones, insultos y descalificaciones.  ¿No es exactamente eso lo que hace el chavismo?  Si somos incapaces de respetar las diferencias ¿Cómo hacer creíble nuestra voluntad de cambio?  ¿Es esa la oposición que merece el país?  En estos tiempos navideños, de concordia, bien vale una reflexión...

Twitter: @RichCasanova


miércoles, 5 de octubre de 2022

Un autogol para Estados Unidos

El mundo democrático se vio sorprendido con el anuncio de un supuesto "intercambio de prisioneros" entre Estados Unidos y Venezuela, como resultado de una negociación bilateral y excluyente entre ambos gobiernos.  Fue una operación legal y nadie duda de su legitimidad, pero es un acto muy cuestionable.   Como todos los países del planeta, EEUU actuó a partir de sus intereses.  En la diplomacia "no hay amigos ni enemigos, solo intereses": una trillada frase que pudiéramos extender a la política, tal como Clausewitz hacia la analogía entre ésta y la guerra.   Así, siendo infinitas las similitudes entre la política, la guerra y la diplomacia, son sus límites los que marca la diferencia y es la ética -como valor esencial de la política- el referente para definir tales fronteras y establecer “lo bueno y lo malo", lo que puede o no hacerse.  En Venezuela desafortunadamente nos hemos acostumbrado a la falta de referentes morales en el ejercicio del poder, pero el mundo civilizado aspira que la fortaleza institucional de la democracia norteamericana continúe siendo un faro en medio de las tinieblas del autoritarismo.  

Por desgracia, la operación deja en tela de juicio un principio fundamental de la democracia: la autonomía de los Poderes Públicos y particularmente de la justicia.  Primero, no estamos ante un "intercambio de prisioneros" pues éste concepto aplica cuando en medio de un conflicto bélico, hay un acuerdo entre las partes beligerantes para liberar un número determinado de personas de manera equitativa: prisioneros de guerra, espías, rehenes, etc.   Para decir que esto fue un canje de prisioneros, habría que asumir que todos los presos eran rehenes políticos y eso deja mal parada a la justicia norteamericana, no a la venezolana donde es crónica la ausencia de Estado de Derecho.  Por otra parte, ciertamente existe la figura del "indulto presidencial" pero ésta aplica ante incuestionables razones humanitarias y jamás cuando los beneficiarios están incursos en delitos graves como el narcotráfico u otros de Lesa Humanidad. Mucho menos si existen vínculos con el terrorismo internacional, tal como ha afirmado EEUU con relación a Venezuela. En fin ¿Cómo queda la potencia norteamericana como paradigma de la democracia? 

Cuando liberan a presuntos narcotraficantes y supuestos corruptos norteamericanos, saltándose todas las consideraciones que forman parte de la tradición democrática y la ética, no es la cuestionada democracia venezolana quien sale perdiendo.  Obviamente, termina muy vapuleada la institucionalidad democrática estadounidense, incluso podemos inferir un impacto más allá de sus fronteras o al menos, en el hemisferio occidental.  En efecto, estás decisiones tienen un costo político a mediano y largo plazo que un estadista debe considerar. Por cierto, en Venezuela, tenemos más de 2 décadas sin gobernantes con talante de estadista y ahora, gracias a este trueque, lamentablemente se confirma tal carencia en el país del norte. 

Si un Jefe de Estado actúa con excesivo pragmatismo y sin valorar los referentes antes mencionados, con certeza estará lesionando la genoestructura de esa nación y sentando un grave precedente.  Por ejemplo, si se puede indultar por igual a un narcotraficante o un preso político, en el futuro cualquier cartel de drogas, dictadura o movimiento subversivo en el mundo podrá secuestrar a empresarios para intercambiarlos por los suyos.  Los efectos pudieran extenderse a otras esferas, dando al traste con la política norteamericana de “no negociar con terroristas”, lo cual nunca ha sido cierto pero el enunciado –mil veces repetido- busca evitar una escalada de los sectores extremistas. 

Otro ejemplo: quien confíe en la justicia norteamericana, asumirá como cierta la presunción de que los venezolanos presos en EEUU eran narcotraficantes.  A partir de ese supuesto y luego del indulto ¿Cómo se ve afectada la lucha internacional contra el narcotráfico? ¿Qué pensarán los agentes de la DEA que arriesgan sus vidas en esta lucha, si después en una negociación política son liberados?  Y una pregunta adicional, después de esta negociación ¿Tendrá vigencia la recompensa que ofreció la DEA por algunos personeros vinculados al gobierno venezolano?  La bola pica y se extiende….

Aspiramos que los EEUU recupere su solidez institucional y restablezca su compromiso con la democracia en el mundo, también en tela de juicio luego de esta operación.  Ya veremos cómo impacta ésta decisión presidencial en la política interna norteamericana, seguramente los Republicanos le sacarán punta al asunto: seguro será un tema en la próxima campaña electoral y un pesado fardo para los Demócratas.  Por eso, sin dudas, este trueque fue un autogol para EEUU, un suicidio político para Joe Biden y una victoria pírrica para un gobierno dizque revolucionario que privilegia los intereses del entorno familiar y termina negociando con “el imperio”.  Si por esos predios quedaba algún verdadero revolucionario, hoy debe estar muerto de vergüenza. 

Twitter: @richcasanova 


viernes, 12 de agosto de 2022

La Venezuela que “se arregló” // Junio 2022

Pocos dudan que el gobierno “revolucionario” es el responsable de la colosal crisis que embarga a la nación como consecuencia de la ausencia de políticas públicas eficientes, de la incompetencia y la voraz corrupción que carcome al aparato estatal, especialmente en las cúpulas.  Pero lo realmente abominable es que no se percibe una voluntad real de solucionar problemas, sino que todo el esfuerzo se centra en manipular las condiciones para generar una aparente mejoría, una falsa normalidad, con la única finalidad de ganar tiempo. Desgraciadamente, como un mar de fondo, la crisis avanza y se profundiza por debajo de esa capa superficial de maquillaje.

Nada de lo que hace el gobierno se traduce en crecimiento económico, solo manipulan para explotar una mejoría relativa.  Por ejemplo, comparando con la severa escasez del 2018, pudiera decirse que se acabó el desabastecimiento, "ahora hay de todo".  Pero ¿se ha incrementado la productividad? ¿Qué producimos de lo que encontramos en los anaqueles? Muy poco, casi todo es producto de las importaciones, que es ahora el principal negocio de quienes exprimieron al Estado a más no poder y arrasaron con el aparato productivo, aplicando una desquiciada política de expropiaciones y hostigamiento. Es un despropósito afirmar que "Venezuela se arregló", sin valorar los dramáticos niveles de pobreza, los cuales rayan el 90% y en el mejor de los casos, superan claramente el 80%.  Es cinismo puro hablar de la recuperación del país y silenciar que –por ejemplo- según la ONU, al menos 3.200 niños menores de 5 años fueron diagnosticados con desnutrición aguda en Venezuela en los primeros cuatro meses del año 2022.  ¿Qué es lo que se arregló? 

Que un sector invierta en bodegones, tiendas de marca, casinos o restaurantes de lujo, solo sirve para maquillar la extrema pobreza que ha hecho metástasis y para drenar recursos mal habidos que no pueden sacar del país debido a las sanciones de la comunidad internacional. ¿Alguien verifica la procedencia licita de esas “inversiones” o estamos ante una gigantesca lavadora de dinero?  En todo caso, que un 5% de venezolanos puedan abarrotar esos selectos locales, jamás podrá ocultar la extrema precariedad con que vive el 80% del país.  Manipular con la buena vida de una minoría es inmoral, si así invisibilizamos la desnutrición infantil, el hambre, la crisis de los servicios públicos o la horrenda situación de los hospitales en Venezuela.  Con la pretensión de inflar esta burbuja, irresponsablemente el gobierno y sus aliados invierten sumas monstruosas trayendo artistas internacionales, montando tiendas IPhone o pintando paredes bonitas y armando shows turísticos –como en Anzoátegui- dónde se raciona brutalmente el agua, hay un pésimo servicio eléctrico y en vez de reparar la vialidad agrícola, les donan mulas a los productores.  Ese es el "país potencia", viviendo una mitomanía crónica, mientras marcha a pasos agigantados hacia el siglo XIX. 

Quizás "hay más real en la calle" pero ello tampoco es consecuencia de una mayor productividad, menos de una acertada política económica, al contrario es signo de su fracaso, de la destrucción del Bolívar que literalmente obligó a una dolarización de facto de la economía, lo cual es una inmensa paradoja tratándose de un gobierno "revolucionario".  Por cierto, conocida la naturaleza parasitaria del régimen, era previsible una maniobra ilegal para pechar a las transacciones en divisas, lo cual es un disparate como política monetaria. Pero se trata es de "meterle mano" a todo lo que se pueda.   En fin, ¿Podemos decir que "hay más real en la calle" sin considerar el mísero salario de los trabajadores venezolanos y su real poder adquisitivo? Nadie vive con un dólar al día, la gente tiene que salir a "rebuscarse", crece la economía informal y con ella, la pobreza.  

Conclusión, hoy más que nunca es urgente un cambio en Venezuela, con el agravante de que cuando la burbuja estalle, probablemente veremos la exacta dimensión de la tragedia y estructuralmente la crisis se habrá consolidado.  Por fortuna, en ese país de fantasía que pretenden pintar, convive una Venezuela irreverente, una amplísima mayoría que rechaza al gobierno y sigue en pie de lucha día a día, ahí están desde ese empresariado que mantiene arriba la santamaría contra viento y marea, hasta los trabajadores humildes y amas de casa que hacen magia para mantener a sus familias.  Es una Venezuela que no se rinde...

Twitter: @RichCasanova


domingo, 28 de noviembre de 2021

Un balance electoral: resultado, causas y perspectivas / Parte II

Publicado 26/11/21

En nuestra entrega anterior, intentamos analizar el resultado de las elecciones regionales y municipales del 21N.  Al final dejamos una pregunta al aire ¿De toda esta situación hay algo que rescatar como positivo o algo útil para el futuro inmediato?  Si y mucho, sin duda.  Procuremos entonces puntualizar algunos de estos aspectos positivos y qué debería hacer la oposición democrática de cara al futuro.

1) Se confirma la existencia de una fuerza democrática plantada firme contra el autoritarismo.  A pesar de la estrategia divisionista del gobierno y de los errores u omisiones del G4, la oposición logra la votación suficiente para disputarle los espacios al régimen, quien debe recurrir a artilugios y trampas para mantenerse en el poder. 

2) Gracias a la decisión de participar, no solo tenemos 4 gobernadores electos y otros en disputa, sino también a unos 117 alcaldes electos con los votos de la oposición, de esos al menos son 80 de la MUD y otros factores democráticos aliados. Si antes teníamos 26 alcaldes, este resultado es un avance sustancial.

3) Alguien dirá que algunos alcaldes electos son alacranes, tienen sospechosas fuentes de financiamiento o un dudoso compromiso con el cambio. Quizás, veremos su desempeño, pero lo que no está en duda es que fueron electos con votos que provienen del mundo opositor.  Es decir, gente de oposición molesta con su liderazgo formal, hastiada o confundida.  Algo está claro: la estrategia divisionista del régimen tiene sentido si los alacranes y candidatos paralelos le quitan votos a la oposición.  Si se los quitarán al chavismo, no los financiarían, ni sería “negocio” para ellos dividir. 

4) A partir del punto anterior, debemos concluir: la sumatoria de votos de la oposición es muy superior a la votación oficialista, imponente pese a la abstención. ¡Ahí están los números!  Se confirma que la oposición es una sólida mayoría que no tuvo los canales adecuados para expresarse electoralmente.  Por ejemplo, si se hubieran hecho primarias se habría unificado el voto opositor desde las bases y la estrategia divisionista hubiese sido infructuosa o poco eficiente, al menos.  Conclusión obvia, en el futuro será imprescindible hacer primarias para seleccionar a los candidatos opositores.

5) Además de gobernadores y alcaldes, ahora tenemos diputados regionales opositores y concejales en todos los municipios del país.  Se trata de un liderazgo de carne y hueso que da la cara, corre riesgos y enfrenta al chavismo en el plano real, mientras otros hacen política por Twitter y WhatsApp, o se esconden detrás de la abstención.   Ahora tenemos un contingente dispuesto a alzar la voz en defensa de la ciudadanía en cada rincón del país y será un muro de contención a las pretensiones hegemónicas del gobierno, por ejemplo: veremos ahora si podrán imponer la llamada "ciudad comunal".

6) Los resultados también muestran las contradicciones de un sector radical de oposición que solo crítica y cuya principal propuesta es abstenerse eternamente, no hacer nada.  Para justificar su desvarío, ahora argumentan que los espacios conquistados no sirven para nada, o sea ¿mejor que todas las gobernaciones y alcaldías estén en manos del chavismo? ¿ideal es que la oposición no tenga ni un concejal siquiera? Una lógica tan absurda reduce a esos sectores que poco aportan y solo paralizan, lo cual es positivo.

7) Así las cosas, pese a no obtenerse el mejor resultado, recuperamos la ruta electoral y se dan los primeros pasos para revitalizar y fortalecer el músculo democrático, advirtiendo que este fue solo un round, la lucha sigue y ya vendrá la pelea por el campeonato.

8) Registrados los avances, hay que decir que el resultado adverso obliga a reconfigurar la plataforma democrática. El G4 jugó su papel y no tenemos por qué dinamitar los más estructurado que tiene la oposición democrática, como muchos quisieran, pero es urgente "mover la mata", necesitamos superar las deficiencias y enmendar los errores para lo cual es imprescindible articular una organización más amplia, con reglas claras de participación, mecanismos transparentes de relación y de toma de decisiones.  Un G4 operando como lo hicieron ahora no le sirve al país, ni siquiera a ellos mismos. Reconfigurar la plataforma unitaria, ampliarla, darle orientación estratégica y conducción política, evitará que el ciudadano continúe alejándose de la política y pueda asumirla como la única forma civilizada de promover el cambio, involucrándose así en la construcción de una salida a la desgracia que vive el país.

9) El gobierno persistirá en su estrategia divisionista, la cual se ampara en la penumbra y las carencias institucionales presentes en el campo opositor. Por tanto, si tenemos una renovada plataforma unitaria bajo los criterios antes expuestos, tendremos "delimitada la cancha" y podremos tener a un elector bien informado, con parámetros claros que le permitan distinguir entre la auténtica oposición democrática y estos mercenarios seudo-opositores al servicio del régimen. 

10) Motivar y movilizar es una función esencial del liderazgo.  La abstención es producto de un correcto manejo estratégico del gobierno, pero también del pésimo desempeño del G4 y la ausencia de una visión estratégica compartida.  Por ejemplo, una política eminentemente electoral distante de la agenda social del venezolano, una agenda política desconectada de sus reales problemas, de su cotidianidad, es una fuente de abstención.  Para ilustrar, basta decir que la tragedia de los servicios públicos es un componente esencial de la crisis, pero no es un vector de la estrategia de cambio, desafortunadamente. 

11) Hay que retomar la pedagogía política.  El populismo y la demagogia tienen asidero en una frágil cultura política y ciudadana.  El reparto de bolsas de comida y otras prebendas tiene efecto político en un país empobrecido económica y culturalmente.  Revertir esa realidad requiere de un plan político, comunicacional y de fortalecimiento institucional, el cual tampoco está en la agenda de la oposición, al menos no como una prioridad.

12) Recomponer a la oposición pasa por legitimar también los liderazgos. Los principales partidos tienen más de 20 años con las mismas cúpulas y los partidos supuestamente alternativos o emergentes, nacen con el virus del autoritarismo: desde su origen tienen dueños y no existe democracia interna ¿Cómo podemos ofrecer al país lo que no somos capaces de hacer puertas adentro?

13) El informe de la misión de Observación Electoral de la Unión Europea debe servir para mejorar las condiciones electorales en general.  Pero además de los abusos y ventajismo, vimos campañas opulentas con recursos del estado o fondos de dudosa factura en un contexto de severas restricciones a la libertad de expresión, éstos son problemas que requieren especial observación: debe colocarse el foco en el financiamiento de campañas electorales, la libertad de expresión y el derecho a la información.

Ojalá estás reflexiones puedan ser una modesta contribución al impostergable debate que debemos dar con transparencia y honestidad, sin ingenuidad, con solidaridad y espíritu unitario. Un debate que debe darse con respeto y mesura, con la cabeza fría y el corazón puesto en Venezuela.  ¡Sigamos adelante!

Twitter: @richcasanova


Un balance electoral: resultado, causas y perspectivas / Parte I

Publicado 23/11/21

Es claro que los resultados de estas elecciones regionales y municipales no satisfacen las expectativas. Partamos de un principio, estos resultados son producto de lo que hizo el gobierno pero también de los desaciertos u omisiones de la oposición.  Intentemos una muy resumida interpretación de la coyuntura, a los fines de promover una reflexión e inspirar un debate mesurado y solidario:

1) El primer gran error que debe asumir el liderazgo del G4 es no realizar elecciones primarias para escoger a los candidatos a gobernadores y alcaldes, ello hubiera facilitado la cohesión opositora y reducido a los divisionistas a su mínima expresión.  Si se hubieran hecho primarias con tiempo, tengan la certeza que se hubieran ganado estados como Miranda y Anzoátegui, entre otras.  No se hicieron para privilegiar una política basada en el reparto de cuotas y no en la construcción de consensos reales, esta es una percepción generalizada en el electorado que expuso a los candidatos como una impostura, la cual -como suele hacerse con cualquier arbitrariedad- es legítimo enfrentar. Al menos esto les dio un discurso a los divisionistas.  

2) La imagen de una oposición dividida e incapaz de ponerse de acuerdo genera desaliento y estimula la abstención. En descargo digamos que -en gran medida- la falta de unidad es inducida por el gobierno, apoyando y financiando a supuestos opositores. Algunos de ellos, los llamados "los alacranes" pero otros operan camuflados, son más disimulados y cuidan las formas.

3) No todos los que están fuera de la Unidad Democrática (MUD) son "alacranes".  Algunos son aventureros movidos por su elevado ego y hay también algunas fuerzas que se autodenominan alternativas o emergentes, pero no terminan de entender el valor de la unidad en esta hora oscura de la democracia.  Se trata de grupos minoritarios que creen que su mejor estrategia de crecimiento es confrontar y deslegitimar a otra parte de la oposición, así entran al molino del régimen y terminan sirviendo a sus intereses divisionistas. En general, hacen bulla, no aportan votos y carecen de liderazgo pero lesionan el espíritu unitario y enrarecen el clima electoral. Al final son tan irresponsables como los cogollos que denuncian.

4) La errática escogencia de candidaturas, estimuló la idea de que había que "pasarle factura" al G4 por su irrespeto al electorado opositor, cuando lo prioritario era castigar con el voto a este régimen inepto y corrupto, responsable directo de la tragedia que vivimos los venezolanos.  Es decir, una parte del electorado perdió el foco asumiendo que el enemigo es el G4 y no lo es. 

5) El gobierno es el gran promotor de la abstención. Su retórica lo confirma: siempre declaran para generar una reacción adversa a la participación y una parte de la oposición le pisa el peine.  Ergo, una responsabilidad esencial del liderazgo opositor es motivar y movilizar: si la participación hubiese llegado al 60% se habrían ganado entre 6 y 8 gobernaciones más, mínimo.

6) ¿Por qué la abstención es primordial para el oficialismo? La diáspora de casi 6 millones de venezolanos redujo el universo electoral a 15 millones de votantes, más o menos. En este cuadro, estimulando la abstención, el oficialismo puede ganar la contienda teniendo apenas 15 ó 20% del electorado.  Son una precaria minoría que se moviliza, mientras la mayoritaria fuerza democrática es desmovilizada y fragmentada como consecuencia de la acción del gobierno y los desatinos de la dirección opositora.

7) La abstención -siendo determinante- no es suficiente.  Por eso, el otro componente fundamental de su estrategia es la división del voto opositor.  A tales fines, literalmente se robaron las tarjetas de los principales partidos opositores, las utilizaron para postular al chavismo enmascarado y generar una gran confusión, haciendo propaganda engañosa y utilizando el nombre de candidatos opositores. Toda una acción delictiva. 

8) Otro de los errores garrafales del G4 fue asumir que los alcaldes y gobernadores en ejercicio eran indiscutiblemente los candidatos de la Unidad Democrática en esta jornada del 21N (con la excepción de la gobernadora del Táchira), indistintamente de lo que decían las encuestas.  El resultado fue elocuente: todos los gobernadores en ejercicio perdieron las elecciones.

9) Irresponsablemente se extendió hasta última hora el anuncio de los supuestos consensos, así no hubo tiempo de hacer primarias pero tampoco para reducir el impacto por la imposición de candidatos, estimular la participación y "salvar el juego".  Por si fuera poco, el discurso ambiguo de un factor del G4, tenía candidatos pero mantuvo una retórica contraria a la participación. ¿Cómo se ganan elecciones así? No vimos una declaración o acción decidida de su principal líder, Juan Guaidó llamando a votar. Al contrario, desde Washington una figura emblemática de ese sector recomendaba a los candidatos que se retiraran. Ni siquiera los abanderados de su partido lo hicieron, pero la declaración resultó desalentadora. Respetuosamente exigimos coherencia, solo eso.

10) Otra percepción generalizada es la existencia de partidos incapaces de renovarse; con las mismas cúpulas de hace 20 años y al margen de sus muchos méritos, hoy parecieran aferrarse más, lucen arrogantes y poco dispuestos a asumir su indiscutible responsabilidad en este desastre electoral. Ojalá fuera una apreciación equivocada.

11) Para preservar nuestros liderazgos conviene aclarar que el sistema electoral aplicado, dícese "entubado", condiciona el resultado municipal a la votación regional.  En efecto, muchos candidatos a alcalde que -en base a su liderazgo y según las encuestas- claramente tenían la primera opción, tuvieron un resultado adverso pues el "voto tubo" funcionó como un ancla y el candidato a gobernador, en vez de ser un portaviones, fue un submarino.

12) Finalmente, hagamos mención al abuso, el ventajismo siempre y el uso indiscriminado de recursos del Estado para fines proselitistas, nada nuevo. Lo novedoso es el despliegue de campañas multimillonarias por parte de "opositores" que solo aspiran dividir, no ganar. ¿Quién financia esas obscenas y opulentas campañas? Vale hacer un llamado a los rectores del CNE, especialmente a Márquez y Picón.   

Ahora bien, ¿De toda esta situación hay algo que rescatar como positivo o algo útil para el futuro inmediato?  La buena noticia es que si y mucho, en nuestra próxima entrega abordamos el tema.

Twitter: @richcasanova


El drama de los terceros

Publicado 19/11/21

El objetivo de la oposición es producir un cambio político en Venezuela y para ello estas elecciones regionales y municipales son solo un paso en la ruta.  En consecuencia, el número de gobernaciones y alcaldías no es el único indicador de éxito, siendo muy importante ver la sumatoria de votos de las distintas alianzas y hacer una radiografía del país.  Eso nos dará una perspectiva del avance real,  delimitará el terreno ganado y la estrategia a seguir.   Esa evaluación será una tarea de las próximas semanas pero hoy se hace necesario anticipar -antes de las elecciones- el drama de los terceros.   

Nos referimos a los que llegarán el próximo domingo 21 en tercer lugar y se autodenominan oposición, sea quien sea.  En principio, debemos suponer que todos los candidatos saben a estas alturas dónde están parados y salvo que las diferencias sean mínimas y estén dentro del margen de error de las encuestas, unos y otros tendrán que asumir su responsabilidad frente al país en un momento en que la sociedad democrática exigía (y seguirá exigiendo) unidad.  

A ese liderazgo que sabiendo que están de terceros y no tienen chance, permanecieron hasta el final y dividieron la votación opositora, el país democrático debe cobrarle la factura, pues no podemos asumir los desafíos futuros con un liderazgo irresponsable, ególatra, faccioso y quizás "alacraneado" o manipulado por el régimen.   Los terceros no tendrán excusa y por eso lo advertimos con tiempo, estaremos ante estas opciones:

1) Que el candidato diga que "es que yo no sabía que iba a llegar de tercero", en cuyo caso es un improvisado que no hace encuestas, ni lee las que otros hacen y por lo tanto estamos ante un político desinformado, que no escucha, ni está consciente de la realidad.  Alguien así no es apto para futuras batallas contra la dictadura y menos, considerando el cerco mediático, pese a vivir en tiempos de globalización.

2) Que el candidato si sabía que llegaría de tercero, en cuyo caso es un mentiroso y el daño infligido a la lucha democrática y a la unidad opositora fue un acto deliberado.  Tendremos entonces el derecho a dudar de su honestidad y presumir que fue pagado por el régimen para hacer el papel de esquirol o quinta columna. Obviamente, alguien así no puede ser parte de las fuerzas opositoras. 

3) Que el candidato diga que le hicieron fraude y por eso apareció de tercero.  ¿No tenía miembros y testigos en las mesas? Si usted va a enfrentar a una dictadura truculenta y no está preparado para ello, no debió ser candidato.  Al opositor que ganó o llegó de segundo seguramente también intentaron hacerle un fraude pero estuvo preparado para evitarlo o minimizarlo. Ergo, él y no usted debió ser el candidato de la unidad y a usted le correspondía retirarse.  

4) Finalmente, puede que no sea un ingenuo, ni desinformado, ni nada de eso, sino que sea una operación perversa que nos confirma -ya no sería una presunción- que se trata de un candidato o grupo político aliado del régimen, oxigenado y financiado desde Miraflores, en cuyo caso tampoco podemos contar con estos mercaderes de la política para dar la pelea que tenemos que librar en Venezuela para lograr el anhelado cambio.

Así que mejor advertirlo hoy: esto no es una olimpiada donde la medalla de bronce es aplaudida.  Aquí los terceros serán sepultados, Y no hablamos un "pase de factura" inspirado en el resentimiento o la mera exclusión.  Será la sanción moral de un pais ávido de cambio pero también se trata darle solidez política y ética a las fuerzas opositoras, darles todo la amplitud que sea posible pero con cohesión y coherencia. Para ello es imprescindible tener claro quienes somos y contra que luchamos.  

El drama de los terceros es que terminarán auto excluidos o expulsados por la indignación de la plataforma democrática, la cual -por cierto- debemos ampliar, democratizar y consolidar a partir del 21N.   Al margen de cuántas gobernaciones o alcaldías se ganen, la oposición ha dado un gran paso y será determinante asumir algunas decisiones para reconfigurar a esta plataforma y adecuarla a los nuevos escenarios de lucha.  Lo que viene es un debate duro, abordando los errores cometidos y superando los desaciertos con sentido constructivo.  Un debate que debe iniciar en el seno de los partidos, hilando fino, con mesura y espíritu unitario.  Hay razones para ser optimistas... Venezuela no se rinde!  

Twitter: @RichCasanova