martes, 1 de abril de 2014

¿CUAL ES LA SALIDA?

El oficialismo se desploma. Una de las encuestadoras más prestigiosa (DATOS) refleja que solo 27,1% apoya algo o mucho al gobierno, el deslave es evidente incluso en los sectores D-E. Agregue usted que el 72% evalúa la situación como negativa, la inmensa mayoría responsabiliza a Maduro de los problemas del país, el 87% cree que debe rectificar sus políticas, solo 41,9% lo reconoce como “líder del oficialismo” y apenas 36,6% piensa que es él quien manda. El cuadro es dramático y explica tanto las conspiraciones palaciegas en el entorno presidencial como el entusiasmo inusitado que ha despertado una salida inmediata del presunto Presidente y su banda. Tal precariedad ha estimulado en sectores radicales –de lado y lado- la idea de que la violencia es la única salida posible, tanto en los extremistas que quieren “cambio ya” como en sus colegas que quieren “profundizar la revolución”. Por supuesto, el resultado de esa ecuación nos puede conducir a una Guerra Civil u otra situación espantosa de extrema violencia, tal como en algún momento se vivió en Centro América o Colombia. ¿Estaremos condenados a la tragedia? La “verdad” es lo mas democrático del mundo, cada quien tiene la suya. Por fortuna, es muy reducido el segmento que afirma erróneamente que “dictadura no sale con votos” ergo sale con balas. En efecto, esas encuestas que sepultan al régimen son las mismas que indican que el 70,8% de la población piensa que el gobierno puede ser sustituido por vía electoral y apenas un 22,1% piensa lo contrario, porcentaje que se distribuye entre oficialismo y oposición, llevando los primeros la mayor parte. Ahora bien, existe un liderazgo que con valentía le habló al país sobre “la salida” de este régimen cuanto antes –lo cual compartimos- lo que no dijeron es que “todos los caminos conducen a Roma”. Es decir, una salida constitucional o no, deriva siempre en un acto electoral. En el caso de un Revocatorio o una Constituyente es más que obvio. Incluso si el Presidente renunciara sería sustituido temporalmente por el Vicepresidente (en su defecto por el Presidente de la AN) pero debería convocarse a elecciones en 30 días. Hasta si se produjera un Golpe de Estado o Autogolpe, iríamos a elecciones en un tiempo perentorio -en el mejor de los escenarios- si es que no se consolida el militarismo. Así las cosas, para construir una salida pacífica y democrática, esta crisis política es la oportunidad para exigir –entre otras cosas- la sustitución de los Magistrados del TSJ y los rectores del CNE, a menos que se quiera asistir a los comicios con la actual “institucionalidad”. Lo otro indispensable es la Unidad: descalificar o subestimar a cualquier líder opositor es francamente una estupidez. Además, hay que dar un profundo contenido social a la protesta y asumir la calle como su escenario natural pero -sin temor alguno- hay que decirle a los venezolanos que debemos prepararnos para una lucha muy dura y trabajar para una salida electoral, no necesariamente en el 2019, quizás sea mucho antes pero con votos y no con balas. Capriles ha tenido el coraje de decirlo... PUBLICADO 28/03/14.

EL GOLPE

No son hechos aislados o casuales los que se han producido en las últimas horas, todos conforman un cuadro de extrema gravedad, signado por la ruptura del orden constitucional y la inescrupulosa violación de Derechos Humanos fundamentales. Sin que exista prueba de la comisión de delito alguno y vulnerando su derecho a la defensa, se detiene -mas bien secuestran- a dos alcaldes electos por el pueblo, pisoteando la soberanía popular y nuestra Carta Magna. En la lista siguen Ramón Muchacho (Chacao), Gustavo Marcano (Lechería) y cualquier otro Alcalde o Gobernador que resulte incómodo. El objetivo es desmontar la poca institucionalidad que queda en Venezuela, utilizando para ello al Poder Judicial. De la criminalización de la protesta pasaron a la demolición del Estado de Derecho. Ni más, ni menos, estamos en presencia de un Golpe. Todo ejercicio arbitrario de poder que fracture el orden constitucional es un golpe o un autogolpe, como es el caso. Los allanamientos de la inmunidad a parlamentarios disidentes son igualmente un atentado a nuestra Constitución Nacional y lesionan fatalmente la autonomía de los Poderes Públicos, piedra angular de la democracia. La amenaza que se cierne hoy sobre María Corina Machado, mañana será contra cualquier otro Diputado que quiera elevar su voz. Si el Poder Judicial es el arma para asesinar a la autonomía municipal y la descentralización, pero también para liquidar al Poder Legislativo o justificar la violación de DDHH y la tortura; si a la Defensora del Pueblo le parece que toda esta atrocidad "tiene sentido" y la Fiscal General forma parte de la comparsa represiva ¿Quien puede creer que en Venezuela hay democracia? El régimen busca cerrar definitivamente la vía electoral y aterrorizar a la sociedad democrática. Poco le importa la paz, ni el descredito internacional que gana con sus tropelías, mucho menos le importan los problemas reales de la población. Nicolás sueña con una invasión yanqui o con ver a Capriles haciéndole el juego a la violencia. Como a Nerón, un país en llamas calmaría su angustia. Paradójicamente, estos actos de fuerza son muestra de la extrema debilidad del régimen: aturdido por su fracaso y por la inmensa crisis, devastado políticamente según las encuestas, acorralado y desesperado, optó por tomar la vía hacia el totalitarismo. Ya venía transitándola pero se pasó al canal rápido y piso el acelerador. Esto se aleja cada vez más de una revolución y se parece demasiado a una dictadura. Ya vastos sectores del chavismo desconocen a Maduro: apenas 36% del país cree que es él quien gobierna. Pero nadie se dejará montar una bota cubana en el pescuezo, eso lo saben. De manera que por ese camino solo lograrán incrementar la conflictividad y abrir cauces a la violencia. ¿Hasta donde piensan llegar? Esa ruta puede conducirnos a una Guerra Civil con consecuencias espantosas para los venezolanos. Si eso ocurre, los cubanos y la burocracia boliburguesa huirá a La Habana a disfrutar su fortuna. Los muertos lo pondrá el pueblo. Hoy más que nunca necesitamos un liderazgo sensato, distante del radicalismo, que pueda evitar a la Nación semejante tragedia. Dios bendiga a Venezuela. PUBLICADO 21/03/14.

UNA SOMBRA OSCURA

Desde el otrora "canal de todos los venezolanos", hoy convertido en patio trasero del PSUV, un vocero oficioso del gobierno informa insólitos movimientos bélicos. En efecto, Walter Martínez anuncia que un descomunal portaviones ruso se desplaza hacia nuestro país pues están muy preocupados -junto a Cuba y Nicaragua- por "la intromisión extranjera en los asuntos de Venezuela", algo que consideran inaceptable. Agrega que, por la misma razón, dos portaviones chinos con todas sus fragatas de combate navegan hacia aguas del Caribe. ¿Desde cuando somos una colonia rusa o será que los vende-patria que "gobiernan" nos endeudaron tanto que China se siente dueña del país? ¿Por qué es inaceptable la intromisión de los gringos -que no han movido ni una bicicleta- pero los chinos y rusos tienen derecho a intervenir militarmente? Ni hablemos de la obscena presencia cubana en altas esferas del poder venezolano. Sin duda, ante la falta de papel tualé, podemos suponer lo que el régimen ha hecho con nuestra Soberanía Nacional. Gracias a este gobierno irresponsable, cínico e inmoral podemos terminar en el medio de una guerra o como protagonistas de una guerra civil. ¿Hasta donde piensan llegar en este demencial juego de violencia? ¿Con que derecho amenazan la paz de Venezuela y el mundo? La guerra no sólo está en las mentes flatulentas de la chorocracia, hoy está también en la vida cotidiana de los venezolanos. ‎ Para el gobierno, la guerra ha sido como un juego, su retórica alude siempre a la violencia, es un mecanismo para amedrentar a la sociedad democrática, todo es una batalla y hasta la economía es una "Guerra", por cierto muy útil ocultar sus fracasos. La inseguridad es una tragedia pero la guerra contra el hampa no la asume el gobierno, sino la población venezolana. La muerte se hace parte del paisaje, casi olvidamos que en el 2013 tuvimos la pavorosa cifra de 24.763 homicidios. El saldo es terrible, con el agravante que ahora tenemos a cientos de muertos, heridos y prisioneros, todos víctimas de la violencia y la represión del régimen. Lo más doloroso es que se hace costumbre: un muerto hoy, otro mañana. Venezuela se desangra, los nombres se olvidan y la muerte no es más que un suspiro. Pronto nadie recordará a la primera víctima, quizás ya muchos la olvidaron. Otros ni siquiera saben que en la protesta de ayer hubo un muerto, tal vez dos. A veces preguntan ¿Van 18 o 20? ¿Son 28, cierto? De verdad ¿hasta dónde vamos a llegar? Esta atroz mortandad es la sombra más oscura de este gobierno indolente e irresponsable. Cada día se hace más evidente –imperiosa- la necesidad de cambio, este gobierno no solo es insostenenible, es insoportable e incapaz de garantizar la paz. PUBLICADO 14/03/14,