sábado, 25 de junio de 2016

Y NICOLÁS MADURO ¿CUÁNTO TARDARÁ EN ENTENDERLO?


Es penoso para los venezolanos estar representados ante el mundo por una Canciller como Delcys Rodríguez, el único “mérito” de ésta locuaz fantoche es ser hermana del sociópata que saquea la Alcaldía de Caracas y que para desgracia de los venezolanos, ha sido el siquiatra presidencial en estos tiempos de "revolución".  La ventaja de contar con funcionarios como ella radica precisamente en sus carencias y eso no es sorpresa en un país donde el presidente exhibe tanta pobreza intelectual y cultural.  Justamente por esa razón los cubanos -quienes desde hace mucho tiempo son los que realmente detentan el poder en Venezuela- escogieron a Nicolás Maduro albacea del "legado".  Convencieron a un Chávez moribundo alimentando sus esperanzas de salvarse y advirtiendo que en tal caso, su mejor carta era colocar a un monigote en Miraflores. Para el momento, ya habían acumulado tanto poder que para los cubanos se trataba de sustituir a un títere por otro. De hecho, una de las cosas que no ha cambiado es que el Presidente -antes y ahora- corre a La Habana a hacer las consultas y recibir instrucciones, cada vez que hay una situación compleja en Venezuela.

Traemos a colación el tema a propósito del episodio en la OEA y lo que está por venir, las negociaciones entre Cuba y EEUU, la recomposición del cuadro internacional y la visita a Venezuela de Thomas Shannon, Subsecretario de Estado norteamericano. Comencemos por esto último, hasta para la base chavista resulta sospechoso que luego de dilapidar 26 millones de Dólares en ejercicios militares previos a la supuesta invasión yanqui, ahora se hacen los locos y en silencio reciben a este vocero del imperio.  Es obvio que no vino a felicitar al gobierno por su respeto a los DDHH, los niveles de seguridad y productividad en el país, la distribución de alimentos y medicinas o el funcionamiento de los hospitales y demás servicios públicos. Según algunos voceros del chavismo, Maduro y los cubanos estarían negociando entregar el poder, buscando preservar al chavismo como fuerza política o más bien, evitar que sea sepultada por un aplastante referéndum revocatorio. Para ellos un adelanto de las elecciones presidenciales –por ejemplo- no es descabellado pues la crisis diluye aceleradamente su poder y cada día estarán en mayor debilidad. También sería conveniente para el país por los riesgos de la violencia que amenaza con extenderse y que precisamente intentamos evitar con el revocatorio, cuya convocatoria ya luce inevitable luego del resultado de la revalidación de firmas, requisito ilegal que ha sido superado venciendo en un acto heroico todos los abusos, ventajismos y obstáculos.


Es inocultable una realidad política favorable a las fuerzas del cambio, hoy es distinto el balance de poder en la región y por ello el tema de Venezuela es abordado en la OEA y es preocupación en todos los organismos internacionales. Esa realidad es conocida por EEUU y con más razón por los cubanos, a quienes se les acaba la sangre que chupar y ahora tienen a Venezuela como una barajita más en su juego con los gringos.  El gobierno se queda solo, hasta sus compinches de las FARC -luego de entender que estaban militar y políticamente derrotados- pensaron en salvar lo que fuera posible y buscar una salida honrosa. ¿Cuánto tardará en entenderlo Maduro?   Algún amigo debería decirle: "Nicolás, se hunde el barco...". 

viernes, 17 de junio de 2016

LOS DUROS DEL TECLADO Y SUS FANTASIAS

Cuando el gobierno habla en tono amenazante de un "estado de conmoción" y su respuesta, no sólo evidencia la intención de atemorizar al país sino que presume una solución a "su" problema de fragilidad e inestabilidad política, suponen que tal situación justificaría usar la fuerza militar para "poner orden", acabar con las supuestas conspiraciones, liquidar cualquier salida democrática como el revocatorio y atornillarse un rato más en el poder.  No sorprende esta actitud en un régimen autoritario e irresponsable que exhibe una inocultable vocación golpista.  Por otras razones, también en sectores de oposición subyace una actitud similar: dejan colar cierta satisfacción por los saqueos, desórdenes, protestas y otras expresiones de conflictividad social.  Muchos sienten que "por fin el país está reaccionando" y que tal reacción conducirá a un cuadro de ingobernabilidad, en consecuencia estos episodios anuncian "el principio del fin". 

Algunos más radicales -coincidiendo con el gobierno- se convierten en promotores de la violencia, generalmente sin abandonar su zona de confort, ni correr riesgos. Son una minoría que hace mucho ruido y desde la comodidad de un teclado son unos "duros", valientes como nadie e implacables sobre todo con el liderazgo opositor que no acompaña su fantasiosa gesta heroica y al contrario, actúa con responsabilidad ante una coyuntura tan difícil. Los duros del teclado usualmente justifican su simpatía con la violencia con posturas intelectuales: levantan el dedo índice y arquean las cejas para advertir: "lo vengo diciendo, dictadura no sale con votos" y como si ello fuera cierto, insisten en ese vacuo lugar común que arrima agua al molino del gobierno. Quienes -de lado y lado- apuestan a un estallido social o estado de conmoción como una salida, no han dimensionado la tragedia que ello puede significar y el elevado costo en vidas humanas.  Es repugnante que alguien piense que "para salir de esto, es inevitable que haya unos muertos",  los cuales -por supuesto- da por sentado que pondrán otros. Al asegurar que “saldremos de esto cuando bajen los barrios", pareciera que el pueblo humilde tiene la obligación histórica de sacarnos de esta desgracia e incluso poner los muertos. Los “duros” están muy ocupados para esas cosas pues tienen que trabajar, buscar a los niños, llevar el carro al taller, etc.  Claro, a veces asisten a alguna marcha y se toman una foto para dejar constancia en las redes sociales de su abnegada lucha.

Obvio, una situación de caos generalizado y anarquía puede derivar en una salida democrática, el problema es que no sabemos cuándo.  ¿O usted cree que luego de "poner orden" los militares llamarán a la oposición para gobernar?  Desatados los gorilas, nadie puede garantizar el futuro democrático del país, el juego de la violencia es una ruleta rusa.  Es igualmente irresponsable desconocer la dramática situación social y la conflictividad que amenaza con expandirse ante la agudización de la crisis, la incapacidad del gobierno para ofrecer soluciones y su empeño de cerrar los cauces para una salida pacífica y electoral.  Tampoco Maduro ha valorado el inmenso costo político y social de obstaculizar el revocatorio. Hay hambre y el tiro puede salirle por la culata pues la realidad es insostenible también para el gobierno. Ojalá asuma que el cambio es indetenible y que el revocatorio no es una opción sino un derecho que el país está decidido a ejercer precisamente para garantizar la paz.  ¡Viva Venezuela!
 


Twitter: @richcasanova

Los CLAP y el monopolio de la corrupción - 10/06/16


Siempre recostando sus culpas a otro, el gobierno se afinca al responsabilizar del desabastecimiento a los bachaqueros, además de la guerra económica, fantasiosas conspiraciones de la derecha y otras sandeces.  Insisten en sus payasadas, en vez de asumir que los bachaqueros son también víctimas de una economía devastada, son la consecuencia -y no la causa- de la escasez.  La solución es producir: si se consiguieran los productos, no fuera negocio revenderlos, ergo no habrían bachaqueros.  Siendo tan obvio es muy complejo para los economistas trasnochados del régimen.

Si detrás de los bachaqueros hay una red de corrupción, los capos de esa mafia son la GN y otros funcionarios del Estado. En este gobierno se ha desbordado la corrupción al punto que las cúpulas han perdido el control y todo el que tenga una gorra roja o un carnet, siente que tiene el derecho de robar igual que "los de arriba".  Todo el que pueda "meter mano" a los fondos públicos lo hará y a los jerarcas de la "revolución" no les gusta esta injerencia en sus asuntos: Si hablamos de robar, el gobierno no admite competencia. Ahora inventan los CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción).  Este parapeto no acabará con los bachaqueros, sólo que ahora serán del PSUV.  En efecto, hasta ahora -nos guste o no- los bachaqueros son parte de ese pueblo que sobrevive haciendo largas colas a pleno sol para luego revender los productos y reportar alguna ganancia a su hogar. Son expresión de una economía paralela basada en la subsistencia y en la escasez.  Ahora el bachaquero será un camarada del PSUV en función de una política fascista y reportando ganancias a algún enchufado.  Si la comida siempre ha sido un guiso descomunal del gobierno, ahora ¿Qué pasará con los CLAP?

Con esta desquiciada iniciativa, el gobierno intenta mantener el monopolio de la corrupción y a la vez, ejercer un control social sobre la población. No piensan en ofrecer soluciones y quizás admitiendo su incompetencia para ello, pretenden convertir a Venezuela en un gran campo de concentración: controlar los alimentos y someter al pueblo. El régimen muestra su rasgo militarista, exhibe su vocación fascista edulcorada como siempre con esa retórica comunistoide que ha impuesto el poder cubano.  Pero el tiro les saldrá por la culata, el resultado de esta política lo vemos en las noticias: Protesta en Catia y Petare exigiendo comida… Trifulca en El Valle… Intentan saqueo en Tucacas… Asaltan camión con gallinas vivas en Cabudare… Protestas en San Juan de Los Morros… Por desabastecimiento, cierran carreteras en Oriente… Saquean camión en Santa Teresa del Tuy… ¡Así es el reporte diario!  El pueblo está pasando hambre y en tal circunstancia, esa política es incendiaria. El gobierno no sólo es el principal obstáculo para superar la crisis sino una amenaza real a la paz del país.  Y si en medio de esta situación angustiante insistimos en el revocatorio, es porque justamente es la válvula de esta inmensa olla de presión y la vía para evitar a Venezuela una tragedia mayor. Exigir con fuerza el revocatorio no implica desconocer la realidad social y la premura que ésta impone, todo lo contrario.  #YoRevoco 
Desatados los gorilas, nadie puede garantizar el futuro democrático del país, el juego de la violencia es una ruleta rusa.  Es igualmente irresponsable desconocer la dramática situación social y la conflictividad que amenaza con expandirse ante la agudización de la crisis, la incapacidad del gobierno para ofrecer soluciones y su empeño de cerrar los cauces para una salida pacífica y electoral.  Tampoco Maduro ha valorado el inmenso costo político y social de obstaculizar el revocatorio. Hay hambre y el tiro puede salirle por la culata pues la realidad es insostenible también para el gobierno. Ojalá asuma que el cambio es indetenible y que el revocatorio no es una opción sino un derecho que el país está decidido a ejercer precisamente para garantizar la paz.  ¡Viva Venezuela!

viernes, 3 de junio de 2016

CONFLICTIVIDAD SOCIAL Y CAMBIO


Algunos dicen que el gobierno destruye al país y "aquí no pasa nada".  Quizás no pase lo que esperamos o tal vez no nos damos cuenta de lo que está pasando pero no es cierto que exista un conformismo infinito y que la pasividad del venezolano no tenga límite.   En los últimos 5 años el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social contabilizó 30.368 protestas y en los primeros 4 meses de este año reportó 2.138 manifestaciones; advirtiendo un significativo incremento de la protesta violenta, al punto de triplicar la tendencia histórica. En efecto, entre enero y abril ha habido un repunte en los intentos de saqueo, llegando a sumar 166 y concretándose -en alguna medida- un 70% de ellos. ¿De verdad no está pasando nada o el cerco mediático nos ha impedido percibir la realidad?

Ahora los barrios de Caracas y del interior son el escenario de intensas protestas, casi todas por alimentos y servicios.  En Carapita, en Petare y más recientemente en el centro de Caracas, las protestas fueron asfixiadas con gases lacrimógenos pues la represión es la única respuesta que ofrece el gobierno.  Aun así, se extienden por todo el territorio nacional, siendo Anzoátegui, Miranda, Zulia, Bolívar y Distrito Capital los estados de mayor conflictividad social.  En todo caso, silenciar el grito del pueblo con perdigones y bombas, no le quita el hambre, ni calma su angustia.  Al contrario, solo lanza gasolina a la hoguera.  Las restricciones mediáticas quizás hayan evitado “por ahora” un estallido social pero la situación es explosiva.  Por mucho menos se produjo "El Caracazo" en 1989.  La crisis hoy es pavorosa y el gobierno sigue dando bandazos, repitiendo sus disparates y absolutamente distante del sentimiento del país. Es el principal obstáculo para una solución a la crisis. Juega con candela, confía en su capacidad represiva y subestima al país. En su contra se revela ahora una fuerte presión internacional, la cual -junto a la presión política y social interna- inexorablemente terminará forzando al régimen a asumir una salida pacífica y democrática.  La situación es insostenible para el gobierno y para los venezolanos.  El régimen cubano-militar ha intentado sembrar desaliento y dinamitar las esperanzas, lo que deriva en emociones negativas como rabia, impotencia y desesperación, entre otras que propician agresividad y constituyen el caldo de cultivo de la violencia. 

No exageramos, estamos en un polvorín. Pero la conflictividad social es también un indicador de la voluntad de cambio y de la incapacidad del gobierno para frustrar tales aspiraciones. Por eso insistimos en nuestra visión optimista, no sólo porque honestamente creemos en esa ruta pacífica que ha trazado la Unidad Democrática para derrotar a la tiranía, sino porque las condiciones son claramente ventajosas: hemos superado la polarización, ya Venezuela no son dos bloques en pugna, ahora somos una inmensa mayoría unida por la crisis, todo un pueblo frente a un minúsculo cogollo inspirando en sus miserias y atrincherado en la oscuridad.  A pesar de las enormes dificultades, el cambio es indetenible: trabajar con optimismo por él -organizarnos, movilizarnos- es lo que corresponde.  El pesimismo y la violencia son el juego de esa nauseabunda minoría que usurpa el poder.  Apostar a la paz, no es un acto de ingenuidad sino el anhelo de la mayoría del país. ¡Dios ilumina a Venezuela!
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@richcasanova