domingo, 27 de agosto de 2017

SOBERANIA Y TRAICION A LA PATRIA

El país en una crisis pavorosa, el pueblo pasando hambre y sin medicinas, sufriendo terribles calamidades y el régimen despilfarra miles de millones en ejercicios militares dizque para enfrentar al imperio: una gran payasada con el pomposo nombre de “Soberanía Bolivariana 2017”.  Nada nuevo, los comunistas han vivido su existencia manipulando al pueblo con un enemigo externo y ahora los cubanos han impuesto en Venezuela la cartilla que a ellos les funcionó en el marco de la guerra fría. Por fortuna, Bahía de Cochinos y la Crisis de los Misiles de 1962 no se repetirán, la realidad es otra… Pero más bien ocupémonos de develar la grosera manipulación que subyace en la retórica populista del gobierno. ¿De cuál soberanía estamos hablando?  Por su desempeño, pudiéramos inferir que esta “revolución” asume el concepto de soberanía de las monarquías absolutas, recogido en la expresión de Luis XIV: “El Estado soy yo”; de ahí que el monarca fuera El Soberano, así le decían.  Obvio, hay una gran diferencia: a Luis XIV lo llamaban “El Grande” y era objeto de adoración, nada que ver con el repudio y la mísera estatura de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Raúl Castro o quien crea ser “El Estado” en este caso.  Y a propósito de las dificultades de hoy, recordemos también la frase del obispo de París en su oración fúnebre al monarca: ¡Solo Dios es grande!

Las dictaduras modernas prefieren manipular el concepto que heredamos de la Constitución Francesa de 1793: “la soberanía reside en el pueblo”, máxima trillada por quienes usurpan el poder en Venezuela.  Por supuesto, para ejercer la soberanía es indispensable un pacto social y formas de expresar la voluntad colectiva. De esta realidad derivan dos modalidades: la “soberanía popular” sustentada en el sufragio universal y la “soberanía nacional” que reside en un parlamento legítimamente electo. De ellas dos emanan todas las competencias –sin excepción- de los poderes públicos. Entonces ¿de cuál soberanía hablamos, si la dictadura convocó a una Constituyente vulnerando la soberanía popular y luego instaló ese fraudulento parapeto para violar la soberanía nacional?  De la clásica definición de Jean Bodin (1576) tomamos que la soberanía “es el poder absoluto y perpetuo de una república” y es así, solo que en Venezuela el régimen cubano-militar ha destruido a la república.

La dictadura pretende hacer creer que los promotores del cambio estamos aliados a intereses foráneos y apostamos a una invasión yanqui. Aquí los únicos que están a favor de una intervención extranjera son los que entregaron el país al poder cubano, facilitando su acceso a altas esferas del Estado, incluyendo la FAN. Traidores a la patria son los que han sextuplicado la deuda externa, hipotecando el país a los chinos, rusos, iraníes y demás socios de las cúpulas podridas. Vende patria son los corruptos insaciables que defalcaron a PDVSA y nos convirtieron en una potencia del narcotráfico; los que hablan de “soberanía alimentaria” y destruyeron el aparato productivo para enriquecerse con el guiso de las importaciones.  Miserables los que hablan de soberanía para justificar la opresión y utilizan el principio de autodeterminación de los pueblos para mancillar derechos humanos fundamentales.  A ellos el pueblo los desprecia, no a los gringos, ni al resto de la comunidad internacional que expresa su angustia por la pérdida de libertades y por las penurias que hoy sufre el pueblo venezolano.

Twitter: @RichCasanova

lunes, 21 de agosto de 2017

EL JUEGO DEL GOBIERNO

Desde el primer día que inició sus labores la Asamblea Nacional, el ilegal TSJ ha usurpado sus funciones, a veces de manera velada y otras de forma directa, bien emitiendo decretos abusivos e ilegales, o declarando la "inconstitucionalidad" de todas sus legítimas decisiones.  Realmente no hay novedad alguna cuando la narco-revolución anuncia que la fraudulenta constituyente cubana "asumirá las funciones" del parlamento.  Semejante tropelía sólo genera una fuerte reacción internacional y en nada fortalece al régimen, más bien lo debilita al confirmar su carácter dictatorial y vocación delictiva. Entonces ¿Para qué anunciar que asumirán unas funciones que ya habían usurpado? ¿Por qué tomar una decisión que en la práctica no cambia nada y que la oposición utilizará para afianzar su posición en los escenarios internacionales? 

La respuesta es simple: este y otros  anuncios son utilizados como misiles en la guerra sicológica que desarrolla el gobierno, quien valora sobre todo el efecto negativo que pueden generar en el sentimiento colectivo.  De hecho, sólo para eso sirve la desprestigiada constituyente cubana ¿o acaso hay algo que ahora el gobierno puede hacer y antes no podía? ¡Nada!  Estemos claros en que la dictadura no necesita a esa ilegal constituyente para abusar, violar DDHH, apresar a diputados o alcaldes, asesinar a estudiantes y cometer cualquier arbitrariedad, le basta con una depravada cúpula militar y un Poder Judicial servil e inmoral.  Es decir, a la dictadura la sostienen las bayonetas y la constituyente cubana solo sirve para desmoralizar al país y desmovilizar al 90% de venezolanos que hoy se opone a ella: una mayoría que resulta incontenible, salvo que el gobierno logre dividir a las fuerzas democráticas e instalar un clima de resignación, pesimismo, frustración y confusión. Esa es la tarea de la constituyente cubana y será víctima de esa guerra sicológica quienes caigan en su juego.  Quieren que usted piense que "nos quitaron la AN", cuando la verdad es que el país y el mundo desconoce a su falsa constituyente. La idea es que usted dude sobre ir a elecciones con este CNE, el mismo con el cual le dimos una paliza en el 2015. Que se paralice porque nos inhabilitarán candidatos, apresarán a los que ganen, no los dejarán tomar posesión o le montarán un gobierno paralelo.  La verdad es que nada de eso es posible si la mayoría que hoy somos se expresa y sale a votar, en cuyo caso -a pesar del CNE- ganaremos las 23 gobernaciones y estaremos ante una realidad política muy distinta.    

Venezuela ha conquistado un inmenso respaldo internacional porque -además del canal humanitario, liberación de presos políticos y otras exigencias- hemos planteado claramente una salida electoral a la crisis. "Elecciones ya" ha sido una poderosa consigna frente a la dictadura.  Pues bien, resulta incomprensible que ahora -cuando logramos construir una mayoría tan contundente- entonces no vayamos a elecciones o algunos apuesten a la abstención, cayendo así en el juego del gobierno.  Igual que al descalificar a nuestro liderazgo, dividir a la MUD o satanizar sus decisiones. Al contrario, quebrar su estrategia supone participar en cualquier elección establecida en la Constitución, sin abandonar la calle y preservando la unidad. ¡Que nadie se deje manipular! Quienes tenemos un compromiso con el cambio, tenemos prohibido caer en el juego del gobierno y estamos obligados a actuar con prudencia e inteligencia. 

Twitter: @richcasanova

sábado, 5 de agosto de 2017

LA LOCA FANTASÍA REVOLUCIONARIA

Antes advertimos que el gobierno consumaría el fraude electoral. así fue, aunque nadie fue a votar, ahora hablan de millones de participantes ante un país incrédulo que vio los centros vacíos. Con descaro, el régimen prohibió el ingreso de los medios de comunicación para evitar un registro fílmico de su patética soledad.   En fin, con esa estafa poco gana y mucho pierde el gobierno: ya la dictadura ha apresado a alcaldes, magistrados y a los opositores que le ha dado la gana, ha asesinado impunemente a más de 120 venezolanos, ya tenía a un TSJ para avalar sus delitos, un "defensor" del pueblo como cómplice y una cúpula militar de rodillas ante el poder cubano, ya asaltaron las arcas de la nación y en definitiva, nada pueden hacer ahora que antes no habían hecho o podían hacer. ¡Nada!  

Lógicamente vienen tiempos difíciles, veremos una cadena de tropelías de esa falsa ANC pero el gobierno no se recupera, prolonga su agonía. Este fraude confirmó al mundo su vocación delictiva y talante autocrático. Además, al contrastarse con la Consulta Popular del 16 de julio, deja claro que la oposición es una inmensa mayoría que enfrenta a una reducida cúpula corrupta e inmoral.  Esa ANC no tiene reconocimiento nacional, ni internacionalmente, así que pensar que servirá para legitimar y legalizar al régimen es una loca fantasía. Suponer que sus decisiones serán respetadas es otra fábula revolucionaria y tendrán que imponerse por la fuerza, como siempre.  O sea, en el fondo nada cambiará y en términos beisbolísticos, vamos a extrainning.  El árbitro sigue parcializado pero el otro equipo no inspira, su fanaticada está en desbandada, las gradas son nuestras y con certeza ganaremos el partido. 

No fue posible una negociación y el régimen continuó esa desquiciada ruta que lejos de resolver la crisis económica, social y política, la agudizará dramáticamente.  Ya vemos el incremento desbocado de la divisa norteamericana y su impacto devastador en la economía familiar.  El desconocimiento de esa ANC por más de 40 países, así como las sanciones de EEUU y Europa, también tendrá una severa repercusión en nuestra economía. El gobierno sigue en terapia intensiva: la represión y la violencia no son signos de fortaleza sino de debilidad y grandes carencias.  La legitimidad de un régimen no la imponen los fusiles.   

El fraude constituyente solo confirmó que la solitaria dictadura, exhibe un rechazo de casi 90% y carece de respaldo internacional;  profundizó la fractura del PSUV y en la FAN la procesión va por dentro. El régimen se sostiene a punta de cañón, sin pueblo, ni futuro. ¿Irá la ANC a revertir esta realidad?  ¿Alguien imagina al pueblo apoyando a esta banda de miserables que ha hundido al país? ¿De qué se ríe el sociópata Jorge Rodríguez? ¿Las mentiras de Nicolás Maduro o los delirios de Diosdado Cabello van a medrar nuestro ánimo y convencernos de una inexistente victoria?  Ello es parte de la misma loca fantasía. Al final, ninguna ganancia obtuvo el gobierno con esta estafa electoral.  Al contrario, ahora está claro que los demócratas somos mayoría, tenemos la razón y el respaldo del mundo civilizado.  Obvio, no desconocemos las dificultades del momento, ni la incertidumbre reinante, ambas cosas son propias de los procesos de cambio.  Solo digo que a pesar del sombrío panorama, con certeza la luz se va a imponer más temprano que tarde. El momento más oscuro de la madrugada es justo antes de amanecer.  Lo importante es preservar la unidad y no ceder un milímetro a la oscuridad. ¡Venezuela no se rinde!