viernes, 19 de junio de 2015

LA CREMITA

La foto de la reunión del consejero del Departamento de Estado y el presidente de la AN de Venezuela es tremendamente reveladora, basta ver la cara lisonjera y adulante del Teniente Diosdado Cabello para sentir cierta pena ajena y constatar la absoluta carencia de escrúpulos de quienes se ufanan de ser revolucionarios. Y cuando uno se pregunta ¿de qué se reía Thomas Shannon en esa foto? inmediatamente lo imaginamos pensando: “tanta pendejada que hablan del imperio y aquí los tengo jalando bolas, con las dos rodillas en tierra”. No sabemos que hizo con el mazo pero allá estaba “con cara de oveja trasquilada”. Los radicales de izquierda y derecha, en USA y en Venezuela, han exagerado las implicaciones de esa reunión. Un senador gringo advirtió que el encuentro pudiera legitimar a Diosdado Cabello, a quien señaló como “uno de los funcionarios más corruptos del régimen venezolano… bajo investigación por ser un capo de la droga”. La verdad es que esos graves señalamientos -formulados contra varios funcionarios del gobierno- no han sido respondidos de manera convincente por los indiciados. Al contrario, su posición –y la del Estado venezolano- solo arroja mas sombras sobre el asunto al apelar al trillado expediente de la conspiración y evadir una investigación objetiva. En todo caso, todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario y si algo debemos recuperar es el sentido de la justicia, el cual no se lesiona porque un presunto indiciado asista con cara de “yonofui” a una reunión con su acusador. Más bien uno se pregunta ¿Por qué no aprovechó para demandar a Shannon tal como hizo con Teodoro Petkoff, con La Patilla o El Nacional? Tampoco es cierto que una reunión “legitime” a quien por ser presidente del parlamento tiene cierta legitimidad de origen e indistintamente de su penoso desempeño, hay que reconocerlo como tal para propiciar una salida. Ninguna reunión legitima a nadie sino -guardando las distancias- recordemos a George Bush reunido con Manuel Noriega, antes de que el militar y dictador panameño fuera capturado por sus vínculos con el narcotráfico mediante una invasión militar, cosa que dista mucho de nuestro ideal de justicia, por cierto. Mucho menos pensamos que Shannon se come los cuentos de estos personajes: algo aprendieron del ataque a Pearl Harbor, ofensiva militar ejecutada justamente cuando los japoneses adelantaban negociaciones de paz. La mentira no es nueva en la diplomacia. Además “estos” no cambian: el Teniente Cabello en su programa “Con el mazo dando” se limitó a decir que “la derecha se volvió loca” y recomendó “echarse cremita” a quienes están ardidos por su viaje. Nadie aspiraba el mismo tono de respeto que mostró al consejero yanqui, sabemos de su vocación para descalificar e insultar, tampoco se esperaba una explicación sobre el objetivo y alcance de la reunión, lo cual es su obligación. En fin, por fortuna, Obama ha dicho claramente que su preocupación es la democracia en el hemisferio y una salida pacífica a la crisis, cosa que preocupa hoy a buena parte del planeta, de manera que cualquiera intuye que pasó en Haití, el país sabe que si alguien se bajó los pantalones, no fue Shannon. Es claro que son otros los que necesitan cremita…

DE ESTA NO TE SALVAS, NICOLAS. - 05/06/15.

El culto a la violencia y una macabra obsesión por la muerte han sido el signo de esta mal llamada revolución bolivariana y en buena medida, esa práctica perversa explica la tragedia que hoy vivimos en Venezuela. ¿Cómo olvidar aquella frase “Patria, Socialismo o Muerte” que hasta los militares repetían de manera vergonzosa? Paradójicamente la providencia optó por la última alternativa y hoy –sin patria, ni socialismo- el mentor de este infortunio yace en el Cuartel de la Montaña. Sin embargo, no aprenden que “la lengua es el castigo del cuerpo”. Ahora, en medio de esta inmensa crisis que agobia a la Nación, Nicolás Maduro le dice a los venezolanos que se preparen para “un tiempo de masacre y muerte, si fracasa la revolución”. ¿Qué significarán para este irresponsable los 24.673 homicidios que se registraron en el 2014 como consecuencia del fracaso de su gobierno en materia de seguridad? ¿Cuántos muertos tendremos como resultado de su fracasada gestión hospitalaria y del colapso del sistema de salud? El Presidente se confiesa “muy sensible” ante el asesinato del Diputado Robert Serra –cosa que lamentamos- pero se muestra absolutamente indolente ante el dolor que enluta a miles y miles de familias venezolanas. Al contrario, Maduro se prepara para utilizar ese crimen en particular como trama de su nueva novela, utilizarán a Robert Serra como un vulgar trapo rojo. Así paga el diablo a quien le sirve. El gobierno -es decir, el poder cubano- cree que la gente votará por ellos para evitar la supuesta masacre, apuestan a la posibilidad de atemorizar a la población. Eso les ha funcionado antes pero esta vez se equivocan: cuando un pueblo decide cambiar, su fuerza es indetenible. Y la verdad es que cuando Nicolás Maduro amenaza con “un tiempo de masacre y muerte”, en realidad muestra su tremenda debilidad. Se trata de un gobierno con un inmenso rechazo, con el sello del fracaso en la frente, incapaz de generar confianza y en consecuencia, de ofrecer soluciones a la población. Mientras ese sea el mensaje del Presidente, la profundización de la crisis es inminente pues propicia mayor inseguridad, aleja las inversiones y ratifica su incompetencia. No es solo una frase infeliz que retrata su desespero, sino que además reafirma la necesidad de cambio y abre espacio a una oposición responsable que ofrece justamente lo contrario: paz, seguridad y progreso. La escasez y la brutal inflación que atormenta a los venezolanos, son consecuencia de una política económica primitiva que manipuló a los trabajadores con el cuento de la Dictadura del Proletariado; satanizó al mercado en pleno siglo XXI, cuando hasta el comunismo chino lo reconocía; utilizó las expropiaciones como arma política y como mecanismo de enriquecimiento de la cúpula gobernante; hostigó a los sectores productivos hasta cerrar el 60% del parque industrial y desolar los campos; todo este descalabro fue condimentado con la violencia y la muerte como un ritual de la revolución e instrumento para el chantaje. Hoy nadie se come ese cuento, el país rechaza la violencia y espera que las parlamentarias sean la oportunidad para un cambio en paz y en democracia. De esta no te salvas, Nicolás.