sábado, 26 de noviembre de 2016

DE LOS NARCO-SOBRINOS Y EL DIALOGO


La obsesión del gobierno por dividir a la MUD es comprensible y sólo comparable con su empeño en derrotarla provocando que se levante de la mesa de diálogo antes de tiempo y sin lograr sus objetivos. No lo han logrado, a pesar de la colaboración permanente de las minorías radicales.  Algo está claro hoy: es la oposición y no el régimen quien pone límites a su permanencia y define las condiciones para levantarse de la mesa.  Sorpresivamente, el gobierno se levanta de la mesa, aunque después tuvo que "recular".  La presión internacional para que el diálogo concluya en una agenda electoral es insostenible y condujo a ese acto desesperado, la sesión de la AN sobre el caso de los narco-sobrinos fue la excusa.  Claro, que el entorno presidencial esté involucrado en narcotráfico, lógicamente debe ser muy preocupante, sobre todo por las implicaciones que se presumen. Pero en este país la corrupción y el narcotráfico están bajo el manto de la impunidad, amparadas en el discurso de siempre: la conspiración del imperio, la oligarquía, la derecha… y la iguana. ¿Ahora el cuento no les da? La sentencia se suma a la presión internacional y la agudización de la crisis.

De un gobierno corrupto e inepto, inhabilitado para enfrentar la crisis, incapaz de generar confianza y tomar medidas, uno sólo espera mentiras, decisiones desesperadas y tropelías.  Por eso es importante la presencia en Venezuela del Vaticano y UNASUR, incluso de los "amigos" del régimen, quienes ya conocen la tendencia demencial y la vocación delictiva de la otrora poderosa boliburguesía. En el caso de los narco-sobrinos, levantarse de la mesa era huir hacia adelante, desviar la atención para no dar respuesta al país; pero también les resultaba útil para evadir el cumplimiento de los compromisos adquiridos, incluyendo la agenda electoral para superar la crisis.  Si no hay resultados en el corto plazo, seguramente la oposición se levante de la mesa y también el Vaticano, con las implicaciones que ello tendría.  En tal caso, son otras las condiciones: no sería una derrota opositora sino un gobierno fracasado, absolutamente deslegitimado e incapaz de sostenerse, en el fondo de un abismo y probablemente con una crisis que desborde los límites de la tolerancia.


Si no se concreta una agenda electoral ¿para qué mantenerse en la mesa? No estamos en guerra, ni es como la negociación entre las FARC y el gobierno colombiano que lleva más de 4 años, la mesa de diálogo es un mecanismo de presión para obligar al gobierno a cumplir la constitución. ¿O es que el revocatorio, las elecciones de gobernadores, las competencias de la AN, la designación de Magistrados y de rectores del CNE, no está claramente establecida en nuestra Carta Magna?  A los que dicen que no se pueden resolver en meses los problemas generados a lo largo de 18 años, les deseo que su médico no tenga el mismo criterio.  La idea de que el diálogo puede extenderse es propia de un gobierno indolente y de otros sectores que no valoran la dimensión real de la crisis, quizás van a los barrios solo a tomarse una foto pero no se conectan con esa realidad, no conocen el hambre, consiguen medicinas y están distantes de esta tragedia cotidiana. En esta coyuntura, la oposición debe exigir con más fuerza una salida real a la crisis.  El 6D tiene que haber resultados concretos…

viernes, 18 de noviembre de 2016

¿Y SI FRACASA EL DIALOGO?

A propósito del diálogo, hoy buena parte del país asume que la MUD hizo lo que corresponde a una oposición democrática y responsable: agotar todas las vías para una salida pacífica y depositar su confianza en el Vaticano, no en este gobierno tracalero y corrupto. El punto entonces es el resultado vs las expectativas, el manejo de la crítica y que pasa si fracasa el diálogo. Veamos, en medio de la dramática crisis social y económica del país, es lógico sentir una inmensa angustia al no percibir soluciones en el corto plazo. Los resultados a nadie satisfacen: aún no se vislumbra una salida electoral -meollo del asunto- sin embargo, hay resultados que permiten avanzar. ¿Por qué desestimarlos? En todo caso, es absurdo e injusto decir que no se obtuvo más porque alguien se vendió o entregó algo, sabiendo que nada tenemos para entregar y sí mucho que exigir. Insistir en eso es hacerle el juego al gobierno. Claro, no toda crítica es malintencionada, hay malhechores disfrazados de opositores pero hay gente haciendo cuestionamientos muy duros, convencidos de que hacen lo que les corresponde. Dicen "en democracia disentir es un derecho y la crítica es natural". Y tienen razón pero ¿estamos en democracia? ¡No! Estamos en medio de una guerra -no desde la perspectiva bélica- sino política. Una confrontación extrema con posibilidades reales de violencia e intervención militar, lo cual justifica la mediación internacional.  Pues bien, en una guerra no hay asambleas para decidir si las tropas avanzan por aquí o por allá, no hay un debate entre soldados para ver si se suben o no a la colina, la información tiene carácter estratégico y la unidad de mando es fundamental. En una guerra se deposita la confianza en los que tienen la responsabilidad de conducción y es vital la solidaridad.

A nadie se le cercena el derecho a la libre opinión simplemente no tenemos tal libertad. En una guerra estás en un frente de batalla o en otro: el gobierno se beneficia de las críticas de los opositores contra la MUD y la oposición de las críticas al gobierno que provengan del chavismo. Confiemos entonces y sigamos transitando la ruta pero ¿Y si fracasa el diálogo?  Si ello sucede será una responsabilidad que el gobierno tendrá que asumir, son ellos quienes tienen que ofrecer soluciones. La oposición cumplió agotando todas las vías en procura de una salida y Su Santidad será testigo de ello. Si el gobierno clausura la ruta electoral, el país democrático -conscientes de que hicimos lo debíamos hacer- se volcará a las calles con autoridad moral -ya no a exigir un revocatorio o elecciones generales- sino la salida inmediata del poder de quienes saquearon al país, han profundizado una crisis que ya era insoportable y se han burlado -no sólo del pueblo venezolano- sino del mismísimo Papa Francisco y del Vaticano. Para ese momento, mejor no imaginemos la dimensión de la crisis social y económica, ni la precaria situación política del régimen.  ¿O alguien cree que es posible superar la crisis con esta mafia en el poder? ¿Alguien piensa que este gobierno puede salir fortalecido si extiende la crisis? ¡Nada de eso! La crisis avanza y cada día el régimen estará en una mayor debilidad política, con menos ingresos y un descrédito sin precedentes.  La diferencia entre una salida electoral hoy y una traumatizada mañana será un lamentable saldo negativo a la cuenta del gobierno.   En fin, nuestra mejor alternativa es preservar la unidad, mantener el optimismo y confiar en quienes han asumido una representación tremendamente difícil de ejercer.  Dios bendiga a Venezuela. - 


Twitter: @richcasanova

viernes, 4 de noviembre de 2016

A LOS ILUMINADOS Y MANAGERS DE TRIBUNA


Pasamos mucho tiempo sin entender el valor de la Unidad y aún algunos no comprenden que preservarla exige confianza, ceder posiciones individuales e incluso sacrificios. En la MUD las decisiones son complejas, se requieren consensos mínimos entre los 16 partidos y consultas a otros sectores. La diversidad obliga a un debate permanente, complicación propia de la democracia que el oficialismo no conoce. A pesar de las dificultades y los despropósitos del gobierno, la MUD ha alcanzado logros importantes: el 6D ganamos los 2/3 del parlamento, derrotando no sólo al chavismo sino a los radicales de oposición que poco aportan, nada arriesgan y mucho hablan, esos que decían que esa victoria era imposible y hoy mantienen un discurso de desaliento, una crítica permanente e irresponsable. No se trata de defender a la MUD pero -sin desconocer sus errores- en términos beisbolísticos, ese equipo ha ganado juegos decisivos: en condiciones adversas y con el árbitro en contra, nos trajo a la final ¿Es mucho pedir un poco de confianza ahora que llegamos al 9no inning?  

Tampoco es que "a juro" hay que estar con la MUD o que no pueda tenerse una opinión distinta. Al contrario, es natural que existan discrepancias y expresarlas libremente es un derecho que aspiramos recuperar. Pero en un régimen de libertades, los derechos se ejercen con responsabilidad y hay límites que impone el civismo; prevalece la decisión de la mayoría y se respeta la opinión de las minorías. O sea, las mayorías no pueden aplastar a las minorías pero tampoco éstas pueden irrespetar la voluntad colectiva. Además es clave entender que la representatividad es esencial a la democracia y los partidos políticos son instituciones que posibilitan la organización social y el ejercicio de la ciudadanía. O sea, para garantizar la convivencia “mi” opinión es respetada pero no está por encima de las instituciones y su peso es relativo a la representatividad que se ejerce.

Así las cosas, no se justifica que una individualidad o grupo minoritario descalifique a la MUD cuando actúa en línea contraria a su opinión.  Subyace ahí una actitud chavista: “no me importa lo que piense la mayoría, ni las instituciones”, eso es lo que hacía Chávez y hoy hace Maduro con la Asamblea Nacional y con los partidos de oposición. Lamentablemente en medio de esta tragedia, algunos opositores radicales optan por llamar cobardes, traidores y vendidos a nuestros dirigentes cuando éstos no hacen “lo que tienen que hacer”, cosa que ellos si saben pues son una suerte de iluminados o de sabelotodo que -con arrogancia- desprecian la opinión de las mayorías.  Siempre ganan fácil el partido, eso sí… desde la tribuna!  En fin, insultar o agredir a quien piensa distinto es parte del "legado" pero cuando el encono es contra los nuestros, le hacen el trabajo al gobierno, heroica labor que cumplen desde la comodidad de un teclado o peor aún, amparados en el cobarde anonimato.  

Esa actitud es desleal, por decir lo menos. La lucha ha sido larga, han sido tiempos difíciles: hay dirigentes presos y muchos son perseguidos. El hostigamiento va más allá de lo que la gente imagina, la familia vive en una constante angustia y hasta la vida está en riesgo. Enfrentar una dictadura no es poca cosa y en una dramática coyuntura como la que vivimos, naturalmente todos queremos opinar pero ¿Es mucho pedir un poco de humildad y sensatez?  ¿No será hora de mostrar alguna consideración y solidaridad por quienes han asumido el compromiso de enfrentar al régimen?  ¿O usted sigue pensando que más importante es “su” opinión?