viernes, 19 de septiembre de 2014

INSECTICIDA CONTRA LA PLAGA ROJA

Tanto libros sagrados como profanos pregonan que las pestes que asolaron al mundo antiguo eran un castigo de los dioses. Incluso, pensadores racionales como Aristóteles, atribuían estas epidemias a la influencia de los astros. Fue Hipócrates –padre de la medicina- quien habló en sus textos de la calidad del aire y del agua, entre otras consideraciones. Lo cierto es que hubo plagas que fueron devastadoras para el mundo griego como la Peste de Atenas (428 AC), que posiblemente fue decisiva en la Guerra del Peloponeso. El invencible imperio romano también fue azotado por pandemias, hasta Marco Aurelio fue víctima de la primera de ellas. Grandes epidemias cambiaron el curso de la historia: en el año 637 las fuerzas romanas y persas mermaron ante los ejércitos musulmanes. Otro ejemplo: la Peste Negra, la gran epidemia que -a mediados del siglo XIV- flageló a casi toda Europa. Mis amables lectores pensarán que este es el preámbulo para hablar del Dengue o del Chicungunya, pues no. Aunque ciertamente vamos a referirnos a sus causas, a la verdadera plaga que azota a Venezuela: la boliburguesía del PSUV. Una plaga roja, rojita aunque a veces luzca verde oliva. Naturalmente, hay diferencias. Si en la antigüedad culpaban a los dioses o a los astros de cualquier epidemia, ahora la Plaga Roja nunca es culpable y peor aún, pretende ocultar la realidad poniendo en riesgo la vida de la población. Durante la Peste Negra, en algunas regiones de Europa la violencia se volvió contra los judíos; en Venezuela la Plaga Roja ha desatado una persecución contra médicos, gremios, estudiantes y cualquier expresión de organización social que ponga en evidencia la crisis del sistema de salud. La historia registra un horroroso antecedente de la guerra bacteriológica: ejércitos intentaban capturar fortalezas catapultando cadáveres infectados para contagiar a las ciudadelas. Hoy el régimen cubano-militar catapulta sus propias miserias para someter a la población, uniformar a la sociedad, restringir las libertades e ideologizar el conflicto social, planteando un falso dilema entre izquierda y derecha para ocultar su fracaso e inmensa corrupción. Si la Plaga Negra provenía de Asia, quizás de la India y llegó a Europa como consecuencia de los contactos comerciales, seguramente la Plaga Roja argumente que el Chicungunya es consecuencia del capitalismo. Y para hablar de semejanzas, la Peste Negra fue determinante para generar la profunda crisis económica y social que padeció occidente a finales de la Edad Media. Aquí, la Plaga Roja es responsable de la pavorosa tragedia que vivimos los venezolanos, es una desgracia que ha destruido la patria y el porvenir de muchas generaciones. La Peste Negra fue una de las mayores catástrofes demográficas que registra la historia de la humanidad, hasta amenazó al reino de Castilla al cobrar la vida del propio monarca, Alfonso XI. Claro, tal riesgo no está planteado en Venezuela. Aunque la Plaga Roja siempre anda con el llantén del magnicidio, la verdad es que se siente inmune -incluso a la ley- reina en la impunidad. Pero ninguna plaga es eterna y tenemos el mejor insecticida, las elecciones parlamentarias… ¡Y eso es ya!

viernes, 12 de septiembre de 2014

DE FANATICOS, INCAUTOS Y FARSANTES

Este gobierno no es socialista y dista mucho de ser revolucionario. Tal condición es una impostura del régimen, la cual asumió ante la necesidad de una excusa ideológica para justificar su proyecto hegemónico de poder. Realmente pudo apropiarse de cualquier etiqueta, siempre que ella luciera conveniente. En efecto, si ser de "derecha" hubiese sido una buena coartada, el gobierno la habría asumido sin pena y sin asco. Pero prefirió autodefinirse como "izquierda" pese a su marcado rasgo militarista y para propiciar la confrontación entre dos polos, procedió a calificar como "derecha" a toda expresión opositora. El tema viene a colación porque algunos creen que atacan al gobierno acusándole de "izquierda" o "socialista", lo cual viene a reforzar su estrategia de polarización y reafirmar la supuesta condición de "derecha"‎ del atacante. El gobierno ha querido colocar el debate en el terreno político y quiénes creen que lo atacan acusándolo de "socialista" no hacen más que complacerlo, por una parte y por la otra, facilitarle apoyos internacionales y agredir a factores de izquierda democrática que forman parte de la oposición. Pensar que esos “ataques” pueden fortalecer una referencia política liberal, neoliberal o de derecha –aun siendo un objetivo legítimo- es un craso error pues el dilema realmente no es entre izquierda y derecha. ‎El centro del debate debe ser lo social, las condiciones de vida de las grandes mayorías, la calidad de los servicios, las garantías de salud, educación y vivienda para la población, la posibilidad de ejercer sus derechos y la certeza de un futuro mejor. Hace tiempo que Cuba dejó de ser un socialismo para convertirse en una vulgar dictadura caribeña. Hasta el comunismo en China evolucionó, asumiendo una audaz postura en los satanizados mercados internacionales ‎y convirtiéndose -en lo económico- en un capitalismo salvaje, casi brutal. En nuestro país, aunque quedan en el gobierno algunos trasnochados de izquierda que no se han enterado que el Muro de Berlín se cayó, el excesivo y muy evidente poder militar aleja a este régimen del modelo socialista democrático que existe en buena parte de Europa y que exhibe notables éxitos en países como Noruega o Finlandia. Para ilustrar la idea, vale preguntarse ¿en Venezuela quien representa a la izquierda? ¿Teodoro Petkoff o el Teniente Diosdado Cabello? ¿Pompeyo Márquez y Américo Martín, o el Capitán Ameliach? En todo caso, si acaso quedaba algún incauto pensando que el régimen es de izquierda, debe estar en medio de un verdadero sacudón, viendo a ‎este "gobierno socialista" vendiendo a PDVSA, poniendo a CITGO en bandeja de plata a alguna transnacional gringa o china. Y si esta traición a la patria no les parece suficiente, bastará ver cómo se ha perdido la Soberanía Nacional con esa invasión cubana en las altas esferas del poder, cómo la FAN está subordinada a fuerzas extranjeras, cómo prácticamente han entregado nuestro territorio al imperio británico que ocupa el esequibo o cómo se hacen los locos ante el conflicto fronterizo con Colombia y hasta le rinden pleitesía a la narcoguerrilla que azota a la hermana república. En fin, hay que ser muy fanático para creer que esto es socialismo o tiene otra vocación distinta al poder y el dinero.

sábado, 6 de septiembre de 2014

EL MAYOR RIESGO DEL GOBIERNO

En Venezuela crece la indignación solo que “la procesión va por dentro”. Y va a seguir creciendo, el gobierno juega con fuego, abusa con sus mentiras, no ofrece soluciones y utiliza el viejo truco del “trapo rojo” para distraer. Por ejemplo, los cubanos ponen a una pobre mujer a rezar el “Chávez Nuestro” mientras aumentan las tarifas eléctricas y los apagones se hacen cada vez mas frecuentes, sobre todo en la provincia. En este caso, mejor que sea la Iglesia quien responda esta agresión al pueblo cristiano y que sea Dios quien los castigue. Quizás podamos recordarles que esa oración no salvará a nadie del hampa desbordada, no hará que aparezca la harina o la leche, ni le garantiza el cielo a los corruptos que han defalcado a la Nación. Lo importante es no perder la oportunidad para señalar a los responsables de las penurias que ahora pretenden ocultar con esa argucia. Ahora bien ¿siempre será posible evadir los trapos rojos? Es imposible eludir el tema de los presos políticos o la violación de los DDHH, aunque muchas veces tengan la intención de darle relevancia a la agenda política sobre lo social. El gobierno no quiere que hablemos de la crisis hospitalaria, prefiere que se hable de los presos políticos, mucho mejor si hablamos de golpes y magnicidios. A todo evento, nuestra obligación es defender a las víctimas de tales atropellos, luchar por su libertad y al propio tiempo, denunciar la realidad social que embarga a vastos sectores de la población. Hace poco un desprestigiado editor –en una penosa actitud servil- propuso una Ley de la Comunicación Social que conduce a la desaparición del Colegio Nacional de Periodistas, legaliza la censura, promueve la autocensura, criminaliza la libre opinión y lesiona gravemente el ejercicio democrático en Venezuela. ¿Será mejor no “pisarle el peine” al gobierno y permitir que con esa ley amplíe su hegemonía comunicacional? ¿Esto será un trapo rojo o una forma de silenciar a la sociedad venezolana? Quizás como la protesta crece y no han podido callar al pueblo, entonces ahora quieren intimidar con esta ley a los periodistas para que no publiquen nada que “exponga al escarnio público” a la cúpula cubano-militar que gobierna. En fin, aunque este esperpento jurídico fuera otro trapo rojo, nuestro compromiso es defender a los periodistas y más aun, a la libertad de expresión y al derecho a la información, aspiración que no es excluyente con el desafío de superar la pobreza en Venezuela. Derrotar a esta autocracia militarista y fascistoide para abrir las puertas del futuro, exige cohesionar a las fuerzas democráticas en una sola línea discursiva y de trabajo, colocando el acento en la agenda social pero sin dejar pasar ninguna tropelía, lo cual sugiere abrir múltiples frentes de lucha con una estrategia compartida y bajo una misma dirección política. El gobierno sabe que su mayor riesgo es la unidad de la oposición, por eso nunca deja de sembrar cizaña, no abandona su alianza con grupos seudo-opositores divisionistas y sigue dando aliento a sectores radicales. Aun así, el cambio viene….

jueves, 4 de septiembre de 2014

Primero Justicia en solidaridad con el CNP

El Movimiento Primero Justicia expresa hoy su solidaridad con el Colegio Nacional de Periodistas y eleva su enérgica protesta ante la pretensión oficialista de imponer una Ley que suplante a la que actualmente rige el Ejercicio del Periodismo. En la práctica, esta desquiciada iniciativa legislativa conduce a la desaparición de esa importante institución gremial que es el CNP, pero además legaliza la censura, promueve la autocensura, criminaliza la libre opinión y lesiona gravemente el ejercicio democrático en Venezuela. El adefesio jurídico que se intenta imponer es mas que la simple opinión de un editor lisonjero y servil, quien a fin de cuentas es solo un instrumento. Lo que debe alertar a las fuerzas democráticas es que esa bufonesca propuesta haya sido aprobada con inusitada celeridad por la Comisión de Medios de la Asamblea Nacional para su remisión a la Cámara, con lo cual se inicia formalmente el proceso legislativo formal. Es decir, no es la simple opinión de un payaso, sino una decisión preliminar de los diputados oficialistas que forman parte de esa comisión parlamentaria, lo cual refleja la voluntad del régimen para extender el cerco rojo, avanzar en su plan hegemónico comunicacional y restringir mas aun las libertades públicas en una Nación sumida en una profunda crisis política, social y económica. Precisamente, el objetivo final del gobierno es silenciar a la sociedad venezolana en esta hora aciaga de la República.
El principal argumento para motivar esta Ley es que la colegiación actual es restrictiva, excluyente y viola la libertad de expresión, cualidades que precisamente el país le asigna a este gobierno que impúdicamente exhibe sus rasgos autoritarios, propios del militarismo y el fascismo. Tal argumento es un falso supuesto que solo es útil para desprofesionalizar el ejercicio del periodismo. Esa propuesta oficialista no solo descalifica a 25 escuelas de Comunicación Social, insulta a miles de profesionales y desmoraliza a más de 40.000 estudiantes, sino que degrada la calidad del periodismo venezolano en detrimento del Derecho a la Información que asiste a la ciudadanía. Al contrario, nosotros pensamos que hoy nos corresponde revalorizar la profesión del periodismo, considerando las serias restricciones a la libertad de expresión impuestas en Venezuela y el rol fundamental que los profesionales de la Comunicación Social han jugado y siempre jugarán en cualquier democracia y por ende, en la lucha contra toda forma de autoritarismo. De manera que la formación profesional del comunicador social es esencial, vista su condición de servidor público y su responsabilidad con la sociedad. Como mucha gente ha advertido, hoy son los periodistas y mañana podemos ser los Médicos, los abogados, los Ingenieros, los Arquitectos o cualquier otro profesional. Pero la amenaza va mas allá, pues los trabajadores venezolanos ya han sido víctimas de estos perversos mecanismos –inspirados en el paralelismo- para demoler toda forma de organización social que no esté sometida a los intereses facciosos del gobierno, bien sea organizaciones gremiales, sindicales, empresariales o comunitarias. Hemos advertido que este proyecto de Ley tiene como objetivo fundamental ampliar la hegemonía comunicacional del Estado mediante la legalización de la censura, la instauración de medidas que propicien la autocensura y la criminalización de la opinión libre mediante la imposición de sanciones. En efecto, el Artículo 17 considera faltas inexcusables publicar o difundir noticias e informaciones que expongan, causen la muerte o provoquen daño grave irreparable a personas que desconozcan lo que va a publicar el comunicador social, lo que constituye en la práctica una censura previa y autocensura. Ya es inaceptable que se busque limitar el derecho a la libre expresión de la ciudadanía pero lo novedoso de este esperpento autoritario es que pretende sentar las bases para sancionar a los profesionales de la Comunicación Social cuando –a juicio del Estado o mas bien, del gobierno- la noticia publicada pueda provocar un supuesto daño, se exponga al desprecio público o exista instigación a delinquir. En un país donde hay presos políticos y se califica a la disidencia como “traidores a la Patria”, esta propuesta de Ley adquiere visos represivos. En vez ofrecer garantías a la sociedad y brindar protección al agremiado como toda Ley de ejercicio profesional, esta tropelía jurídica coloca en situación de vulnerabilidad a los periodistas y prácticamente en estado de indefensión, vista la vocación como violadores de Derechos Humanos que han demostrado quienes ejercen el poder en Venezuela. En fin, el gobierno -lejos de proteger al periodista- pretende doblegarlo, intimidarlo y coaccionarlo a actuar en función de sus intereses. Finalmente, resultan absurdos los argumentos del único Diputado oficialista electo accidentalmente por nuestro Estado Anzoátegui, quien afirmó –entre otros disparates- que ese proyecto de Ley “toma en cuenta a otros comunicadores que no son periodistas y que no están amparados por el CNP”. Francamente es penosa la posición de ese periodista con ínfulas de intelectual que hoy le da la espalda a sus colegas y a la democracia venezolana. Seguro estamos que el país sabrá defender sus derechos y en UNIDAD superaremos esta mala hora. PRIMERO JUSTICIA ANZOATEGUI Barcelona, 4 de Septiembre de 2014.