viernes, 28 de agosto de 2015

De Guyana pa' Colombia

Semanas antes de que Maduro fuera a la AN a plantear el conflicto con Guyana, este servidor advirtió la maniobra: fue una suerte de "Dakazo Patriotero" que la realidad obligó a abortar, siendo ahora una derrota política del gobierno. ¡Ya ni mencionan a Guyana! Si ese show fue un fracaso, tendrán que montar otro en Colombia y si todo esto es un “trapo rojo”, igual debemos abordar el tema para develar la manipulación de un gobierno que no se ocupa de los reales problemas del país. Al montar su tramoya, Maduro obvió que Cuba tenía una vieja alianza política con Guyana e intereses económicos que pesan demasiado, más ahora con esos amores entre los Castro y el imperio. Luego presionaron los chinos como socios de los gringos en ExxonMobil. Y para colmo, Capriles va a la OEA y en la práctica obligó a Maduro a reconocer el Acuerdo de Ginebra ante el escenario internacional, dejando sin gasolina a la hoguera. Sin embargo, el gobierno sigue buscando a un enemigo externo que justifique su fracaso, procura un zaperoco internacional para distraer la atención y boicotear las elecciones. Es decir, la necesidad de un "Dakazo Patriotero" persiste y están obligados cambiar el epicentro del conflicto. En la confrontación con Colombia subyacen ajustes de cuenta, mafias, militares corruptos, guerrilla y otros intereses, pero la operación tiene una motivación política. ¿Por qué Colombia? El conflicto con Guyana nunca permeó al pueblo venezolano pues la distancia cultural es muy grande, casi no hay guyaneses en nuestro país y ni siquiera hablamos el mismo idioma, no es el caso de Colombia. Percibimos a Guyana muy lejos y al contrario, la "hermana república" es un sentimiento. Así las cosas, el impacto político del conflicto en Venezuela es mucho mayor y eso es lo que aspira el gobierno: no busca una guerra que sabe perdida, intenta generar conmoción interna. Por otra parte, la frontera con Colombia es realmente viva, lo que permite introducir en la controversia la perorata sobre los paramilitares, el contrabando, la venta de Dólares y otros temas que no aplican en la frontera con Guyana. Además tienen como aliados a las FARC y a otros grupos irregulares. También está en escena el ex presidente Uribe, intentando capitalizar políticamente la flagrante violación a los DDHH y actuando sin querer, como otro aliado del gobierno venezolano. Por su parte, el presidente Santos está obligado a responder a "su mejor amigo", incluso a mover fuerzas militares antes de que el conflicto se exprese como un problema interno asociado al nacionalismo y se convierta en una derrota política para él. Quizás esto juegue a favor del gobierno venezolano pero en su contra pesa el descrédito e inmenso rechazo, la abismal pérdida de credibilidad y de confianza en quienes actualmente ejercen el poder en Venezuela. Nadie les cree el cuento de la guerra económica, ni les creyó el teatro con Guyana y hoy la gente sabe que este pleito con Colombia es otro show, sabe que los verdaderos culpables de la actual crisis social y económica es este gobierno inepto y corrupto que solo sirve para hablar pendejadas y generar conflictos, no para aportar soluciones. El país intuye que todo esto es una maniobra para evitar una derrota electoral el 6D y con certeza, la respuesta del pueblo será hacerla realidad.

Y usted ¿Por qué no hizo nada? - 21/08/15.

Si algo muestra la vocación autoritaria del régimen es la represión dentro del PSUV ante el pensamiento crítico o la opinión libre, ni siquiera la duda es permitida y según el Teniente Cabello hasta "el guabineo es traición", en clara alusión a los militantes que se abstienen de opinar. En el PSUV el militarismo ha profundizado el centralismo y ha reducido la toma de decisiones a un cenáculo que poco interés muestra por la realidad local o regional. La opinión de las bases y de la dirigencia media no importa, las decisiones se toman desde Caracas en base a un supuesto interés superior que paradójicamente llaman "revolución". La paradoja está en un proceso que nace para empoderar al pueblo y abrir cauces a la participación, termina actuando como cualquier monarquía de la antigüedad. El Poder Popular se convierte en letra muerta, igual que los derechos políticos, sociales o económicos. Al contrario, desde el poder se vulneran los más elementales derechos, se cometen atropellos y se exige a la militancia que en nombre de la revolución sea solidaria con las atrocidades y desmanes cometidos en un contexto de absoluta impunidad, pues la "justicia revolucionaria" está también sometida al mismo chantaje ideológico. Al final, no hay respeto por los derechos, no existe justicia social, ni solidaridad; valores fundamentales de la izquierda democrática que la "revolución" pisotea tergiversando la gesta heroica de nuestro Simón Bolívar. Más allá del debate entre izquierda y derecha que naturalmente nos luce absurdo e intrascendente ante la dramática realidad social y económica, la reflexión tiene pertinencia y pese a la represión, hoy se produce en las bases del PSUV. Construir una sociedad más justa y solidaria, exige un compromiso ciudadano, supone revelarse ante las injusticias y ser efectivamente solidarios. Cuando nuestro silencio avala las injusticias y el miedo nos convierte en cómplices de ellas, después pareciera tarde rectificar. A propósito, vale recordar aquella historia del premier Nikita Kruschchev cuando denunciaba ante el Congreso del Partido Comunista soviético (PCUS) las atrocidades de su antecesor Joseph Stalin. En pleno discurso fue interrumpido por un dirigente que se ocultaba en la audiencia: "Y usted que era miembro del equipo de Stalin ¿Por qué no hizo nada?". Muy molesto y agresivo, Nikita se volteó inmediatamente y preguntó: ¿Quién dijo eso? El auditorio enmudeció, se sentía un tenso clima de miedo, nadie se atrevió a abrir la boca. Entonces Kruschchev respondió "Ahora ya saben por qué no dije nada". A mis amigos del PSUV -sobre todo dirigentes medios y de base que hoy sienten que no son parte de estas atrocidades- les decimos que nunca es tarde para rectificar y siempre hay oportunidad de construir esa Venezuela unida que todos anhelamos. No perdamos nunca la solidaridad, ni permitamos que desde el poder se silencie la voz de nuestra conciencia, jamás permitamos que se vulneren los derechos de los más débiles. En este sentido, la alternativa de cambio no puede ser una simple sustitución de gobierno y ese es el desafío que hoy tenemos. Ahora más que nunca debemos reivindicar el valor de la ética en la política.

sábado, 15 de agosto de 2015

LOS SALTA-TALANQUERA

El abogado de David De Lima, Luis Edgardo Mata es actualmente Diputado a la AN por la MUD pero ahora dice que la alianza opositora es antidemocrática. No tiene moral para hacer semejante señalamiento, quien tampoco tuvo el coraje de inscribirse en las primarias que fueron convocadas en todo el estado Anzoátegui. Su candidatura al margen de la Unidad –designado a dedo por su voluminoso cliente y benefactor- es un acto de cinismo, le hace el juego al gobierno y traiciona las esperanzas de cambio del pueblo anzoatiguense. No es un caso aislado, el también Diputado y varias veces candidato perdedor a la Alcaldía de Puerto La Cruz -siempre por la MUD- Marcos Figueroa, igualmente saltó la talanquera luego de ser derrotado en las primarias. Junto a estos dos saltarines, otros personajes de tercera línea también extendieron la mano y se vendieron al gobierno más corrupto de nuestra historia. Los argumentos de uno u otro realmente no importan, son simples excusas para justificar una vileza contra esta patria que se desangra. Esta alerta tiene pertinencia en otras regiones del país, es una operación del chavismo a escala nacional. Abordamos el tema con pesar pues al saltar la talanquera, irrespetar las normas de la Unidad Democrática y los resultados de las primarias, pierden su dignidad, sus amigos y hasta la familia les pierde respeto. No hay problema en que alguien resuelva económicamente su vida y sea candidato del gobierno, excepto por dos razones: Primero, porque es un acto truculento que apela a la mentira para manipular al pueblo y procurar la permanencia de este régimen inmoral. En efecto, saltan la talanquera y mienten, siguen con una retórica opositora pues la finalidad real es dividir a las fuerzas democráticas. Y la segunda razón: el dinero utilizado en esta repugnante operación político-mercantil le pertenece a todos los venezolanos y debería estar destinado a atender los ingentes problemas de la Nación. Es decir, los Dólares depositados en las cuentas de los salta-talanquera deberían destinarse a abastecer de alimentos y medicinas a la población, son los recursos que deberían invertirse en seguridad o en la red hospitalaria, por solo mencionar algunos de los muchos problemas que angustian al país. En tales circunstancias, brincar la talanquera es un acto bochornoso de corrupción y una muestra de la miseria humana, del egoísmo y las carencias éticas de los vendidos y sus compradores. Junto al PSUV, en ese putrefacto charco chapotean desde hace tiempo los diputados Ricardo Sánchez, Paraqueima y William Ojeda, entre otros. En ese lodazal se abrazan el MAS y José Vicente Rangel, para dar la bienvenida a estas nuevas adquisiciones de la cúpula cubano-militar, a fin de cuentas, a ellos sirven los salta-talanquera. En definitiva, lo que deben saber los electores es que las fuerzas democráticas hicieron un inmenso esfuerzo para presentar candidatos unitarios, además renunciaron a sus banderas partidistas y entendiendo la dimensión del compromiso con los venezolanos, asumieron la Tarjeta Única. De manera que los candidatos del cambio van con la tarjeta de la Unidad, todos los demás son los candidatos del gobierno de Maduro o le hacen el juego. Sin excepción, sin importar el discurso "opositor" de los saltimbanquis, están al servicio del oficialismo. Tener claro eso es fundamental para promover el cambio que anhela el país y conducirlo por la senda de la libertad, la justicia y el progreso.

OTRO INHABILITADO MAS - 08/08/15.

La realidad cotidiana es una verdadera tragedia y el régimen pretende seguir insultando la inteligencia de los venezolanos con el cuento de la “guerra económica”, la conspiración y demás zoquetadas que repite como un borracho impertinente. Por fortuna, aunque Nicolás Maduro destina el 70% de su tiempo a esa retórica irresponsable, muy poca gente le compra el discurso, según los estudios de opinión. El problema más serio del gobierno es su credibilidad, la cual se sustenta en la confianza. Acaso, luego de 15 años de fracasos y mentiras ¿Puede alguien confiar en quienes han dilapidado una colosal fortuna, han tenido todos los poderes, se han enriquecido obscenamente y nos han conducido a esta onda crisis social y económica? Si fuera cierto que esta “revolución armada” ha sido permanentemente saboteada por una “oposición escuálida” y luego de tantos años –pese a tener todo el poder- no han podido evitarlo, entonces también habría que salir de esa manga de pendejos. Si la culpa es del imperio, luce inexplicable que los cubanos mantengan ese amorío con los gringos y al mismo tiempo, sean nuestros principales aliados. Nadie puede entender que -si el gobierno mantiene su hegemonía en los barrios- sea la escuálida oposición oligarca quien organice los saqueos en el populoso San Félix y sea capaz de penetrar a las poderosas fuerzas revolucionarias en cualquier barriada venezolana, incluso en localidades tan distantes como la Goajira: otrora bastión chavista donde ahora queman los retratos del “comandante eterno” y su albacea. Es incomprensible que un gobierno que todo lo controla, que expropió centenares de empresas de alimentos y tenga una vasta red de distribución, nos diga que la escasez es culpa de los bachaqueros, como ahora llaman a quienes compran para revender, sin ser la causa sino una consecuencia de la escasez. Sin embargo, el gobierno desconoce la existencia de los bachaqueros como parte de la sobrevivencia y en general, el discurso oficialista apunta a desconocer la dramática realidad social. Todo esto erosiona la confianza. Para la burocracia del PSUV, quizás la peor noticia sea que muy pocos venezolanos piensan que el gobierno sea capaz de revertir esta realidad. Una inmensa mayoría siente que el gobierno está incapacitado para ofrecer soluciones. Por ejemplo, siente la inseguridad en carne propia y que el régimen está atrapado en su propio discurso virulento, en un culto permanente a la violencia. El país sabe responsable al hamponato gubernamental de la escasez, la inflación y la acelerada pérdida del poder adquisitivo pero además está consciente de que el cambio requiere algo que ya no puede brindar este gobierno: confianza. En efecto, solo produciendo bienes y servicios podemos acabar con la escasez y derrotar a la inflación, lo que a su vez exige inversiones del sector privado nacional e internacional, garantizar seguridad jurídica y una política económica que permita rehabilitar al aparato productivo. Es claro que sin confianza no hay futuro y todos sabemos que es más fácil construirla al principio -amparados en el beneficio de la duda y la presunción de buena fe- que recuperarla una vez perdida. En fin, con los niveles de credibilidad y la incapacidad para generar confianza, este gobierno está inhabilitado para impulsar el cambio que anhela el país y garantizar una mejor calidad de vida al pueblo venezolano. Si, inhabilitado… ¡Que ironía!

sábado, 1 de agosto de 2015

CULTO A LOS MUERTOS Y PODER

Esta folclórica "revolución" o lo que queda de ella, se niega a asumir que el "comandante eterno" ya no es tal cosa, salvo que se considere a la eternidad como ese lugar común que nos reserva la religiosidad a todas las almas, ya sea en el cielo o en el infierno. La burocracia gobiernera no asume que Chávez murió y que su perenne amenaza se ha revertido: No volverá! Por si fuera poco, en un país que no está para fiestas, celebran su cumpleaños con grandes tortas -además de las que pone el gobierno- mientras el pueblo empobrecido no consigue harina, leche o huevos; la escasez golpea su estómago, no le alcanza el dinero para comer y pasa buena parte del día haciendo colas para sobrevivir. El gobierno despilfarra el dinero de los venezolanos celebrando el cumpleaños a un muerto mientras los vivos no consiguen medicinas o mueren de mengua en los hospitales. Este festín es un signo del fracaso, una muestra del cinismo y la indolencia, del ocaso de una revolución cada dia mas distante del sentimiento popular. Durante años vimos un humillante culto a la personalidad, propio de regímenes totalitarios, sean de izquierda o derecha. Pero la idolatría y adulancia enfermiza al caudillo carismático, termina castrando los liderazgos alternativos. Así que ahora este absurdo ritual al difunto es una necesidad y evidencia las grandes carencias del diosdado-madurismo y de la cúpula cubano-militar. Ciertamente, "Maduro no es Chávez" y ante la ausencia de un líder, no queda otra que aferrarse a las charreteras del muerto. Así las cosas, picar una torta de cumpleaños a Hugo Chávez no se inscribe en esa cosmogonía que asume la muerte como otra forma de vida, ni se refiere a esa visión poética que alude a la vida y a la muerte, como una dualidad que integra una sola realidad. ¡Nada de eso! Aún cuando en la Latinoamérica prehispánica hay evidencias de antiguas prácticas fúnebres, los rituales con muertos en el campo político dejan de ser un hecho cultural para convertirse en una perversión. Por ejemplo, fue una aberración la profanación de la tumba de El Libertador y en ritual con sus huesos, invocar su espíritu y supuestamente apoderarse de la fuerza y brillo del Padre de la Patria para elevarse en el poder. No nos dimos cuenta pero Chávez inició su gestión en 1999 con la obsesión de desenterrar muertos, repatriando los restos del Ilustre Americano Antonio Guzmán Blanco y luego de Manuelita Sáez, la amante de Bolívar. Las prácticas santeras del líder, su culto al Palo Mayombe y sus vínculos con los paleros cubanos, se extendió en su entorno. De hecho, se sabe que cada mes el Dip Robert Serra celebraba en su casa un ritual conocido como "La Caja del Muerto" y trascendió que de los seis de los asesinos que se vieron abandonar la casa, dos estaban vestidos de blanco, igual que los santeros profanadores de tumbas. Historias como estas son muchas en el prontuario del chavismo. Al ver todos los elementos involucrados en estas celebraciones mortuorias, no queda duda de las perversiones y carencias morales de la élite que hoy ejerce el poder en Venezuela, lo cual explica en buena medida la dramática situación del país y la incapacidad de esas "cúpulas podridas" para superar la crisis.