viernes, 27 de junio de 2014

Entre la derecha endógena y la izquierda trasnochada

No es la CIA, ni el imperio, son dirigentes del oficialismo los que denuncian la voraz corrupción del régimen, los errores y la carencia de liderazgo ‎del presidente, algo que Maduro despacha con sorprendente ligereza y que la oposición democrática tiene años denunciando, pero obviemos ese punto para centrarnos en la utilidad que este “debate” puede tener para el país: la controversia hará más visible la realidad y el gobierno no podrá seguir manipulando a los más pobres para saciar sus desmedidas ambiciones de poder y de dinero, razón de ser de este colosal fraude que llamaron "Revolución". Lo insólito es que quien preside un gobierno manejado por el poder cubano, fue adoctrinado en La Habana e idolatra al obsoleto régimen castrista, es el mismo que descalifica a la disidencia interna como "izquierda trasnochada". ¿Será que anoche se leyó "Las dos izquierdas" de Teodoro Petkoff? Quienes hemos pasado la vida militando en la izquierda democrática podemos entender la diferencia entre una y otra, no creo que la "Derecha Endógena" (dixit Luis Tascón) pueda hacerlo. Y el militarismo mucho menos, nada es más distante de la izquierda. Ahora dejan claro que la disyuntiva entre capitalismo y socialismo es un falso dilema, que este gobierno no es de izquierda, ni revolucionario, con esa trampa ideológica engañaron al pueblo y lanzaron al país por un despeñadero. Las cúpulas podridas del PSUV -y el propio Maduro- calificaron como “traidores” a su disidencia interna. Eso si no es sorpresa, es la misma expresión que han usado por 15 años para ‎etiquetar a los venezolanos que piensan distinto. ¡Bienvenidos al club! No podemos defenderlos, ni justificar sus acciones o silencios, tampoco nos complace que cada día seamos más los que sufrimos la exclusión de un régimen neofascista y pervertido, lo único que nos anima es que la necesidad de cambio se extiende como un incendio en la sabana. Hoy debe haber muchos "camaradas" pensando en la conveniencia de un CNE y un TSJ independiente, ninguno quiere terminar como Robespierre, todos saben que la “justicia revolucionaria” es tremendamente injusta. El juicio que el Tribunal Disciplinario del PSUV –si es que tal cosa existe- le hizo a Giordani fue sumario, tanto como el que hizo el TSJ a los alcaldes de San Diego y San Cristóbal. De pronto, eso de que "la revolución se traga a sus hijos", deja de ser una frase hueca. Algunos comenzarán a verse en el espejo de Trosky. Otros recordarán la historia del General Arnaldo Ochoa, quien repentinamente pasó de “Héroe de la República de Cuba” a narcotraficante fusilado por Fidel. Acaso ¿no será hora de realmente abrir cauces a un cambio pacífico y democrático? Por otro lado, Nicolás Maduro luce sitiado –no por la oposición- sino por la derecha endógena, la izquierda trasnochada, grupos radicales, colectivos armados y fuerzas cubanas. Así las cosas, mejor que deje el llantén del magnicidio, no vaya a ser que le metan en la agenda una reunión con el “comandante eterno” y le echen la culpa al capitalismo o a la oligarquía. ¡Que mantequilla! PUBLICADO 27/JUNIO/2014.

viernes, 20 de junio de 2014

EL PROBLEMA DE LA LEGITIMIDAD

¿Es Maduro un presidente legítimo? La ciudadanía no tiene que manejar el concepto de legitimidad pero la cultura política supone que tengamos una clara idea del asunto. Para la Ciencia Política es un concepto asociado a la noción de justicia -no como hecho jurídico- sino desde la perspectiva filosófica, platónica: no todo lo legal es justo y valorar “lo justo” tiene referentes en el plano institucional, tradicional, histórico o religioso. Pero evitando las profundidades académicas, diremos que la legitimidad es inherente al reconocimiento voluntario de la autoridad ejercida. ¡Simple! Algunos ven la caída en las encuestas de un mandatario y confunden legitimidad con popularidad. No, puede haber un presidente con baja popularidad y su autoridad es plenamente reconocida, Caldera II por ejemplo. Otros se confunden con el concepto de legalidad: Maduro es legalmente el presidente porque las "instituciones" así lo han determinado, ello no quiere decir que sea legítimo. Lo que deslegitima al actual presidente -más que su caída en las encuestas- es que esos mismos estudios de opinión revelan que apenas un 36% piensa que el poder es ejercido por Nicolás Maduro, o sea un 64% piensa que otro lo ejerce o no sabe quien, ergo su autoridad no es reconocida. Lo que plantea una crisis de legitimidad es el uso de la represión, el chantaje o la coacción social pues es fundamental que el reconocimiento de la autoridad sea voluntario. No es legítimo el poder que ejerce un delincuente cuando le encañona, ni el de un presidente‎ que amenaza con colectivos armados o con el uso de fuerzas militares. Por otra parte, puede existir un poder legítimo que no es producto de elecciones sino de sólidas tradiciones, el Rey de España, por ejemplo. Ello no pone en duda que lo electoral es una fuente de legitimidad pero el tema está referido también a la fortaleza institucional: Maduro "ganó" las elecciones y enfrenta una crisis de legitimidad. Capriles "perdió" los comicios pero es un líder legítimo del país. Todas las encuestas reflejan que los venezolanos le reconocen como líder de la oposición, incluso los afectos al gobierno. En todo caso, la legitimidad no solo es ganar una elección sino que debe ser reafirmada en cada acto de gobierno, su ejecutoria diaria apegada a la "justicia" (en su amplia acepción) es esencial para el reconocimiento voluntario de la autoridad. Es Maduro quien socava su propia legitimidad cuando actúa con indolencia en el caso Simonovis o con injusticia ante los estudiantes, cuando criminaliza a la disidencia, amenaza o de cualquier manera, viola nuestra Carta Magna. Son esas actuaciones las que motivan un desconocimiento de la autoridad y no es un acto insurreccional, sino una condición que gravita en la opinión pública. Quien lesiona la legitimidad de Maduro es Giordani al exponer el vacío de poder y sus notables carencias de liderazgo. Es Diosdado Cabello jugando “para atrás” en las sombras. Es la inocultable presencia cubana en las altas esferas del poder, la carencia de autonomía de los poderes públicos y la pobreza institucional de nuestra FAN. Es el propio Maduro quien admite la carencia de legitimidad cuando exige amenazante que se le reconozca y vive con ese llantén. Nada más elocuente de esa crisis que ver al Presidente de la AN obligando a tal reconocimiento. Si, Nicolás eres ilegitimo. PUBLICADO 20/JUNIO/2014.

sábado, 14 de junio de 2014

DE LA HISTORIA Y EL CAMBIO

Grandes atrocidades en la historia de la humanidad se han ocultado tras el idealismo. Poner fin a la hegemonía zarista y los ideales de igualdad inspiró a la revolución bolchevique. Hitler enamoró a las multitudes con un discurso nacionalista y sueños de grandeza. Fidel Castro ofreció una salida a la dictadura de Batista‎ y emprendió una lucha heroica que entusiasmo a la juventud latinoamericana. Y en Venezuela, vimos como Chávez prometió acabar con las cúpulas podridas y promover la justicia social. En cada caso, sabemos el resultado. El remedio fue peor que la enfermedad. Como la historia sirve para intuir el destino, hay que advertir que todas las revoluciones han derivado en represión y muerte. En 1918, apenas a un año del triunfo bolchevique, ‎Lenin exigía que los "elementos inseguros" fueran confinados a campos de concentración, iniciando así la oscura historia del GULAG, siglas -como SEBIN- de un organismo político cuya traducción era "Dirección General de los Campos". Un sistema inhumano de represión y esclavitud que Stalin llevó a su máxima expresión, a donde incluso fueron a parar figuras disidentes del "proceso". Nadie estaba a salvo y esto quizás hoy nos suene familiar. Aniquilar a la disidencia se convierte en un fin para todo régimen totalitario. Los Nazis, el Fascismo y el Comunismo, se vieron en la necesidad de ‎crear la figura del "enemigo del pueblo" como excusa ideológica, como justificación histórica de sus fracasos y como parte de su estrategia de dominación. Para los nazis eran los judíos y para los fascistas, la pequeña burguesía. La "revolución bolivariana" ha sido más amplia: todos podemos ser "enemigos del pueblo". No exageramos al comparar aquellos regímenes con la tragedia venezolana. ¿Existe diferencia entre las estulticias que Maduro ha copiado de la retórica cubana y los agravios en las arengas de Stalin o Hitler? ¡Son tan parecidas! Y todas expresan discriminación y exclusión, la obsesión de poder y la prepotencia propia del totalitarismo. Los trabajos sobre el Gulag de la prestigiosa periodista y escritora Anne Applebaum (Pulitzer 2004) revelan nuestra proximidad a aquella realidad. En el caso venezolano, el militarismo es un agregado y la supuesta condición de izquierda es una impostura para justificar su visión totalitaria. Desde esa visión, Fidel Castro dijo que el "Socialismo del siglo XXI no es otra cosa que comunismo”. Más aún ¿existe diferencia entre el asesinato de Franklin Brito y alguno de los millones de muertos ‎de esa tenebrosa historia nazi o fascista? Leer el testimonio de las víctimas en Alemania o Rusia, es tan desgarrador como saber de Iván Simonovis: un punzante ejemplo de tortura que expresa hasta donde puede llegar la crueldad, indolencia y perversión del poder. ¿Cuanta gente murió el 4F y el 27N? ¿Cuantos han muerto víctimas de la represión en estos 15 años de "revolución"? ¿Cuantos han caído en los últimos meses? Son tantos que el país ha perdido la cuenta. Y eso, sin mencionar las víctimas del hampa. No exageramos: este gobierno es una tragedia, Venezuela se desangra! Ojalá la historia sea también la fuerza inspiradora del cambio. PUBLICADO 13/06/2014.

AHORA TODOS SOMOS POBRES

Con el afán de ocultar la realidad del país, en Venezuela el gobierno niega a los investigadores sociales, parlamentarios y periodistas el acceso a las fuentes de información. Realmente nadie tiene acceso y las estadísticas que se conocen son el resultado de una colosal manipulación, aun así no pudieron ocultar el doloroso incremento de la pobreza. Se dice fácil pero es dramático: 1.800.000 personas son "nuevos pobres". Lo alarmante es que existe una pobreza oficial y una real que es mucho más elevada, que se siente en la calle y se comenta en las esquinas, generalmente agregando “…y lo que viene” pues la gente sabe que con este gobierno es imposible revertir la tendencia. Cada día somos más pobres. La comparación del ingreso familiar con la cesta alimentaria la hace el gobierno sobre la base de precios regulados irreales y productos usualmente inexistentes. En efecto, la escasez es un marcador de la pobreza real, no sólo es determinante del precio de mercado sino que coloca el problema en otra dimensión. Por ejemplo, la falta de leche para una madre o ese repuesto que no consigue el taxista, tienen un costo que trasciende el umbral de la economía. ¿Acaso no es pobre el enfermo que no encuentra la medicina que necesita? De pronto la pobreza se nos hace cotidiana en las colas para comprar desde un repuesto hasta papel tualé. Como en Cuba, ahora todos somos pobres. Para los progresistas, elevar el ingreso familiar es un objetivo fundamental pero la pobreza no se circunscribe a las limitaciones económicas, sino que es una condición asociada a la calidad de vida, al habitat y a la satisfacción de expectativas colectivas.‎ Desde esta perspectiva, una persona estará en situación de pobreza si no tiene posibilidad de acceder a una vivienda propia o carece de servicios como agua, luz, transporte, cloacas, vialidad, etc. Cualquier ciudadano será parte de las estadísticas de marginalidad -o sea, estará al margen de derechos fundamentales- si está excluido del sistema educativo o está en riesgo su vida, bien sea por las restricciones para acceder al sistema de salud o por la incapacidad de las autoridades para garantizar la seguridad ciudadana.‎ Así las cosas, el deterioro de los servicios o la crisis hospitalaria son signos de la pobreza que agobia al país. Pregúntese cuantas personas pueden hoy comprar vivienda y tendrá idea de la dimensión de la pobreza real. Cuando sufrimos los apagones, se nos va el agua, vemos las calles llenas de huecos y basura, entonces sentimos que el país se ha empobrecido. Que la "revolución" nos ha arrastrado y ahora todos somos pobres. Además, la crisis de valores nos remite a una inmensa pobreza cultural-esiritual. La división de la familia venezolana y el odio que han inoculado desde altas esferas del poder, o la violencia y el irrespeto permanente a las normas de convivencia, son expresiones de esa dimensión intangible de la pobreza. La corrupción o la injusta prisión de Simonovis son signos de pobreza espiritual que embargan a la Nación. ¡Vivimos en un país empobrecido! Superar tal realidad es hoy el principal desafío para las fuerzas del cambio. PUBLICADO 06/MAYO/2014.

LA TENDENCIA ES IRREVERSIBLE

En el marco del festival literario de Nantes, el novelista Yuri Andrukhovych recordaba la suerte de Ucrania, una historia repetida que muestra la ironía de ser la joya de la corona. Pobre gran país, apetecido con enfermiza gula desde el tiempo de los zares, la misma que han mostrado los Castro por nuestra asediada Venezuela desde los años 60. Recordaba el autor de la “Moscoviada” que Ucrania ha vivido con el riesgo permanente de la codicia imperial, el dictador Viktor Yanukóvich fue sostenido en el poder para preservarle -no como un aliado- sino como un país dócil, servil y subordinado a los intereses rusos. A la caída del tirano ante rebelión popular del Maidán, quedó al descubierto la obscena corrupción que amparaba aquel concubinato. No será necesario hablar de las similitudes con el régimen cubano-militar que hoy pisotea a Venezuela. Contaba el célebre escritor que la gente no salía de su asombro al descubrir -con el fin de la dictadura- las cuantiosas fortunas en Dólares y Euros, incluso toneladas de lingotes de oro escondidos en las mansiones de los altos jerarcas. Se develó la insaciable voracidad de quienes hablaban a favor del pueblo pero solo les interesaba acumular poder y atesorar riquezas. Al leer esta cruda realidad, no pude evitar pensar en el oro que posiblemente desapareció de los sótanos del BCV o en las astronómicas cifras del despilfarro, la corrupción y del endeudamiento en nuestro país. Un verdadero asalto al Tesoro Nacional. Algo que sólo puede generar indignación y cierta frustración ante la impunidad con que opera la burocracia del PSUV. Este relato nos permite inferir que quienes han desangrado a la Nación harán todo lo posible por preservar el poder. Pero un gobierno decadente y atrapado en sus propias contradicciones no tendrá muchas posibilidades, así que "todo lo posible" se resume en repetir la folclórica tesis del golpe y el magnicidio, trillada durante 15 años y cacareada hoy para ocultar el desmadre y evadir su responsabilidad. "Todo lo posible" es nada, cuando un pueblo decide empinarse por encima de la barbarie, tal como se demostró en San Cristóbal y San Diego. Ya nada pueden hacer: el fracaso, su credibilidad y la caída en las encuestas muestran una tendencia irreversible, como diría la inefable cofradía del CNE. Se robaron todos los reales y ahora disfrazan como relanzamiento el desmontaje de las misiones, el pueblo paga los platos rotos. Maduro nada puede hacer, salvo seguir mintiendo y montar ollas puyando teléfonos y hackeando correos, mostrando así la naturaleza delictiva de los cubanos que gobiernan al país. Será inútil, ya nadie les cree. La opulenta cúpula oficialista ya no puede ocultar la podredumbre, ni excusarse! La tendencia es también irreversible: el país se torna inviable y el cambio se siente impostergable, se hace indetenible. PUBLICADO 30/MAYO/2014