UN CAMINO PARA LA LIBERTAD Y EL PROGRESO

UN CAMINO A LA LIBERTAD Y EL PROGRESO

Reflexiones del Movimiento al Socialismo sobre el futuro de la Democracia y propuestas para la construcción de una alternativa real de cambio en Venezuela

El Movimiento al Socialismo acompaña la honda preocupación que embarga al país. Venezuela se encuentra atravesando en lo político, lo social, lo económico y lo ético, una severa crisis que tiende a profundizarse, amenazando la estabilidad y la paz.

En medio de un creciente deterioro de la calidad de vida y de una agudización crónica de los problemas cotidianos de la población, el gobierno concentra sus esfuerzos en una agenda política orientada a hostigar a la disidencia, vulnerar la propiedad privada y otros derechos fundamentales, reducir los espacios democráticos, paralizar a la sociedad venezolana, centralizar el poder e imponer su proyecto hegemónico. Todo esto está generando un clima expectante cargado de decepción e impotencia, incluso en sectores tradicionalmente afectos al llamado "proceso". La sociedad no está exenta de temores, incertidumbre, frustración, angustia y desesperanza.

Por supuesto, no pretendemos hacer un exhaustivo diagnóstico del acontecer nacional, mas bien nos motiva la idea de abrir cauces para impulsar una salida y de canalizar los sentimientos de la población en un sentido constructivo, para evitar así escenarios de violencia y anarquía que terminen por facilitar al gobierno el camino de la represión abierta para imponer de manera definitiva un modelo totalitario en Venezuela.


CAPITULO I
LA CARACTERIZACION DEL REGIMEN

CHAVEZ: EL ESTADO CONTRA LA DEMOCRACIA
LA PERVERSA PRETENSION DEL AUTORITARISMO

Diez años de gobierno Chavista han sido caracterizados por el MAS en sus distintos momentos. De allí que es conveniente recordar algunas ideas que hemos manejado para que podamos establecer una línea coherente de valoración de la realidad, lo cual es indispensable para diseñar una nueva estrategia política.

- En el año 1998, calificamos al chavismo como una esperanza de cambio que se encontró con la aspiración de la mayoría del país de sustituir el fracasado esquema bipartidista. Señalábamos que estábamos en presencia de un movimiento que tenía un marcado componente popular, donde convivía la izquierda ortodoxa de los años sesenta, fuerzas democráticas, militares y grupos económicos que habían convergido en torno a la candidatura de Chávez. Eran momentos de incertidumbre en torno al rumbo que podría tomar el gobierno.

- Posteriormente, luego del proceso constituyente y la relegitimación de los poderes, se profundizan las divergencias entre el MAS y el gobierno, proceso que culmina en la ruptura con el Chavismo. Más allá del plan divisionista del grupo oficialista dentro del MAS, la razón principal de esta ruptura fue una profunda diferencia con las políticas de un gobierno que se deslizaba hacia conductas no democráticas. En el año 2001, rápidamente el MAS pasó de reclamar al gobierno un diálogo con toda la sociedad a un proceso de separación, durante el cual los señalamientos a la conducta autoritaria de Chávez fueron el signo principal.

- A partir de esa fecha, ya como parte de la oposición, insistimos en señalar que estábamos frente a un gobierno autoritario, que exhibía un déficit democrático y había confiscado las instituciones de la República, acabando con la separación e independencia de los Poderes Públicos en Venezuela e imponiendo una ruta que lo colocaba al margen de la Constitución Nacional.

- Vino el momento de la fraudulenta conversión de Chávez en "Socialista", hecho que nos involucraba y nos involucra directamente. Dijimos que se trataba de una coartada, que era la impostura de un régimen urgido de una legitimidad ideológica. Chávez y su gobierno se vieron obligados a inscribirse en alguna corriente política que le quitara el tufo militarista y golpista. Para ello, asumió su identificación con Castro, Cuba y el socialismo autoritario. En ese momento dijimos lo que hoy reafirmamos: "Chávez no es socialista, ni su gobierno es de izquierda". Terminamos, en esta etapa, señalando que la reforma del 2007 se alejaba de las reales aspiraciones del pueblo, era autoritaria y liquidaba la democracia venezolana.

Este recuento debe servirnos para que avancemos en una nueva caracterización, de ella deben surgir las políticas que le abran camino -al MAS y a la sociedad- para avanzar exitosamente en la lucha por la conquista de un gobierno democrático, popular y al servicio de las grandes mayorías del país

En este orden de ideas, podemos afirmar que en Venezuela existe un régimen que cada día reafirma su carácter autoritario preservando las formalidades democráticas, acentuando su rasgo militarista y asumiendo posturas claramente autocráticas, cuya expresión mas nítida es la confiscación todas las instituciones del Estado y el irrespeto a la voluntad popular. La Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía, la Contraloría, la Defensoría del Pueblo y el Concejo Nacional Electoral, lejos de actuar en resguardo de los grandes intereses de la Nación, asumen una bochornosa postura de subordinación a la voluntad del Presidente Chávez, quien se ha cobijado bajo la consigna del "Socialismo del siglo XXI" para reivindicar experiencias fracasadas asociadas a la idea del viejo socialismo y de la izquierda mas primitiva. ortodoxa y anacrónica, aquella que hace años perdió el tren de la historia. En el viejo, largo e inconcluso debate en torno al cambio político y la democracia, Chávez pudo haber tomado los valores y principios de la Internacional Socialista, asumiendo el hecho democrático como indispensable para la conquista de la justicia social, la equidad y la igualdad de oportunidades como rasgos esenciales de sociedad realmente solidaria. No lo hizo, por el contrario tomo el camino del autoritarismo y la confiscación de derechos y libertades para imponer su voluntad e instaurar un régimen autocrático hoy, pero con una indiscutible e inocultable tendencia totalitaria.

Pese al acoso permanente a los medios de comunicación, las agresiones contra la iglesia, sindicatos, partidos y demás organizaciones de la sociedad, no estamos en posibilidad de calificar al actual régimen como una “dictadura” sino mas bien como una autocracia que preserva las formas democráticas y mantiene una fachada de legitimidad. Lo que si podemos afirmar es que la tendencia del llamado “proceso” es hacia un modelo totalitario. En efecto, el Presidente oculta tras la etiqueta de la “Revolución”, su clara intención de utilizar la posición que conquistó por vía electoral para monopolizar y concentrar todo el poder en sus manos, destruir y transformar el sistema preexistente y los paradigmas democráticos para construir un “Estado nuevo”, sustentado en la concepción de un partido único, con el objetivo superior de conquistar la sociedad, colonizarla; subordinar, integrar y homogeneizar a sus gobernados, conforme al principio de politicidad integral de la existencia, tanto individual como colectiva, interpretada -según el intelectual italiano Emilio Gentile- a partir de “las categorías, los mitos y los valores de una ideología sacralizada en la forma de una religión política, con el propósito de modelar al individuo y a las masas en función a una revolución antropológica para regenerar al ser humano y crear un hombre nuevo, consagrado en cuerpo y alma a realizar los proyectos revolucionarios e imperialistas del partido revolucionario, en procura de crear una nueva civilización de carácter supranacional.” No hay duda de que esa tendencia esta presente en esta peculiar “revolución” chavista.

A partir de los conceptos desarrollados en el párrafo precedente, podemos afirmar que esta escalada autoritaria tiene el propósito de imponer en nuestro país un régimen totalitario, que desconoce la modernidad, entendida ésta como el propósito de gobernar a partir de construir consensos, desarrollar políticas y acciones dirigidas a garantizar la igualdad de derechos y oportunidades para los ciudadanos. Muy alejado de este propósito, Hugo Chávez pretende instaurar en el seno de la sociedad venezolana, un obsoleto y probadamente fracasado modelo signado por:

- La imposición de una ideología oficial. Uniformar el pensamiento y la voluntad.
- La existencia de un partido único.
- Control monopólico de la información.
- Uso de las instituciones como instrumentos de coerción. La violencia y el terror para intimidar a la población y frustrar el ejercicio de la ciudadanía.
- La centralización de la política, la economía y la sociedad en general.
- Demolición de las instituciones de la República y ruptura del equilibrio entre los Poderes Públicos, todos abiertamente subordinados a la voluntad de un solo hombre.
- Un claro signo militarista en el ejercicio del poder. Desmoralización de la FAN y su utilización para intimidar a la Nación y como instrumento para la confrontación política.
- Tergiversación de la historia. Usurpación y manipulación de los símbolos patrios con fines políticos. Preeminencia de una retórica nacionalista y patriotera.
- Apropiación de símbolos religiosos.

Por ahora, nos limitamos a advertir la tendencia totalitaria del régimen, no solo para despejar la incógnita sobre hacia donde aspira Chávez conducir al país, sino para poder trazar estrategias eficaces que nos permitan colocar un freno a esta desmedida pretensión.


INEFICIENCIA, CORRUPCIÓN Y DESPILFARRO

Una caracterización del gobierno debe considerar de forma primordial estos tres aspectos. Sin lugar a dudas, una evaluación objetiva de la gestión durante estos últimos 10 años, pondría en evidencia que estamos en presencia del gobierno más ineficiente y corrupto de la historia de nuestro país. Este hecho solo puede ser ocultado por la manipulación oficialista y la impúdica utilización de una inmensa cantidad de dinero. Las cifras son verdaderamente escandalosas, no hay punto de comparación con situaciones ocurridas en otros tiempos.

La nueva elite política del país se ha convertido de la noche a la mañana en dueña de súbitas riquezas que han surgido al amparo de la corrupción y el despilfarro oficialista. Mientras eso ocurre, la mayoría del país sigue viviendo en condiciones iguales o peores a las que existían hace diez años. La frase "Mas Pobreza y Menos Democracia" expresa claramente la realidad. La denuncia de la corrupción y la incompetencia oficialista constituye uno de los elementos principales para la articulación de las acciones políticas de los sectores democráticos. Son diez años, de una gestión de gobierno absolutamente inauditable, donde la improvisación, los manejos irregulares y el despilfarro de los recursos del Estado han sido el denominador común.

LA CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL

La situación económica mundial ha afectado a todas las economías del mundo. Es una crisis global, de sus consecuencias no se escapa ningún país del planeta. En el caso Venezolano se expresa inicialmente a través de la caída de los precios del petróleo, lo cual afecta a PDVSA y terminará generando una grave crisis económica y social en el país. La respuesta inicial del gobierno ha sido mentir, afirmando que no sufriremos los efectos de esta tragedia mundial, poco a poco ha ido rectificando. Vamos hacia una crisis económica inevitable cuya consecuencia principal va a ser una significativa caída de los ingresos de la Nación. Las consecuencias serán negativas para el gobierno pero afectara a toda la sociedad y principalmente a los sectores más débiles, que pasaran a depender más que nunca de las dádivas oficialistas. El desarrollo de la crisis económica debe ser atendido cuidadosamente por los sectores democráticos, ya que el oficialismo podría sacar ventajas en un cuadro donde los más vulnerables son los sectores mas empobrecidos de la sociedad venezolana. Es decir, el gobierno -pese a no disponer de suficientes recursos para satisfacer la demanda- puede asumir que es una oportunidad para incrementar los mecanismos de control social, aprovechar este alto nivel de dependencia y combinarlo con su capacidad de represión para avanzar en su proyecto de dominación de la sociedad.


CAPITULO II
LA ESTRATEGIA DEL RÉGIMEN: QUEBRAR LA CONFIANZA
EN EL VOTO, EN EL CAMINO ELECTORAL
Y LA SALIDA DEMOCRÁTICA.

El resultado electoral del 23N es el punto de partida para el cambio de la política del régimen con relación a las fuerzas democráticas, en especial, lo que se refiere a admitir resultados electorales favorables a los sectores que le adversan.

Hasta esa fecha, el gobierno había convivido con resultados contrarios en algunos estados y alcaldías, ya que los mismos no constituían peligro para sus planes de controlar la sociedad venezolana. A esto contribuía significativamente la división del campo democrático entre participacionistas y abstencionistas.

El 2D constituye el punto de inflexión en la política gubernamental, fecha cuando una combinación de abstencionismo en el campo oficialista con una importante participación del campo democrático, produjo la primera derrota electoral nacional del régimen en diez años. Posteriormente, el 23N, los sectores democráticos asumen unánimemente la línea de participar. Esta rectificación produce una votación masiva cercana a los cinco millones de votos, demostrando que a pesar del ventajismo oficialista, es posible derrotar el abuso gubernamental y recuperar por la vía democrática espacios que habían sido copados por el autoritarismo.

Efectivamente, la decisión de buena parte de la sociedad democrática de participar activamente en los comicios produjo un resultado tangible, no solo con la derrota del proyecto de reforma constitucional, sino recuperando espacios como la Gran Caracas, Miranda, Carabobo y Táchira, así como preservando al Estado Nueva Esparta y Zulia. Hay que destacar que la oposición obtuvo la victoria precisamente en las entidades de mayor densidad poblacional, algo que puede resultar catastrófico para el gobierno, pensando en las elecciones parlamentarias del 2010. Siendo la Asamblea Nacional un escenario estratégico para garantizar la autonomía de los Poderes Públicos y la institucionalidad democrática, tan ausente en la Venezuela de hoy, el gobierno tomo la decisión de boicotear abiertamente la gestión de estos mandatarios y desarrollar un conjunto de iniciativas orientadas a sembrar desconfianza en el voto como expresión de la voluntad popular e instrumento para impulsar cambios por la vía pacífica y democrática.

La arbitrariedad en el ejercicio del poder, los atropellos, insultos y agresiones a la disidencia política, el hostigamiento a medios de comunicación y sectores productivos, la persecución a líderes opositores y en fin, toda esta cadena de tropelías que ha protagonizado el Presidente y élite gobernante, tienen sin duda un elevado costo político en términos de popularidad, legitimidad del régimen e imagen internacional. Sin embargo, el Presidente ha preferido pagar ese costo político que correr el riesgo de dejar gobernar a mandatarios opositores, quienes -por contraste- pondrían en evidencia la incompetencia y corrupción de su gobierno, permitiendo así la consolidación de las fuerzas democráticas y la posibilidad real de un cambio en Venezuela.

En definitiva, esta realidad obligó al oficialismo a modificar su línea política y a plantearse un objetivo primordial: evitar la realización de procesos electorales en los cuales la posibilidad de una nueva derrota sea un hecho cierto. Para impedir tal posibilidad se implementó una serie de acciones políticas cuyo propósito en esencia es quebrar la confianza en el voto y en el camino electoral, mediante el desconocimiento de gobernadores y alcaldes electos, aplicando un conjunto de medidas y acciones de violencia y terrorismo de Estado, dirigidas a liquidar el liderazgo opositor y acabar con las expectativas de cambio que existen en la sociedad venezolana. Se pretende cerrar horizontes al país, que nadie vea alternativa y la ciudadanía no tenga otra opción que asumir el autoritarismo y totalitarismo del régimen.

Esta estrategia le ofrece un beneficio adicional al gobierno pues lo muestra con una fortaleza ficticia. En otras palabras, estamos ante un gobierno que después de 10 años no ha resuelto los problemas mas sentidos del país y al contrario, éstos se han agudizado dramáticamente; un gobierno que ha generado importantes niveles de descontento y decepción en vastos sectores de la población, incluso en aquellos que han venido respaldando su gestión; un gobierno que esta a las puertas de una crisis financiera sin precedentes y ha endeudado groseramente a la nación, mientras exhibe una impúdica e inocultable corrupción; un gobierno que tiene al borde de la quiebra a la empresa petrolera estatal, a las industrias básicas y tiene unas reservas internacionales visiblemente mermadas, mientras mantiene un obsceno despilfarro de recursos públicos dentro y fuera del país; un gobierno que tiene conflictos internos, incluso con sus aliados, que para preservarse se ha visto forzado a utilizar la violencia y una brutal represión con disfraz institucional, lo cual ha instalado un pesado clima en las calles; se trata de un gobierno que tiene en su haber una penosa lista de presos políticos y se ha visto precisado a utilizar las instituciones del Estado, incluyendo el Poder Judicial, para perseguir y reducir a la oposición democrática, poniendo así en evidencia ante el mundo su talante autocrático y erosionando la legitimidad del régimen. Estas y otras circunstancias nos permiten apreciar a un gobierno con enormes debilidades, las cuales pretende ocultar tras esa arremetida autoritaria, sembrando el miedo y generando una parálisis de la sociedad venezolana y no pocos sentimientos de frustración e impotencia.

Así las cosas, a la hora de identificar la estrategia gubernamental es conveniente precisar también los elementos tácticos y acciones que le permiten avanzar en esa estrategia. En lo táctico, tenemos como línea fundamental la utilización de las instituciones del Estado venezolano para afianzarse en el poder y doblegar la voluntad democrática, lo cual se expresa de diversas maneras:

- Violación de la Constitución y las Leyes, vulnerando severamente el Estado de Derecho y sentando las bases legales de un régimen autocrático.
- Imposición, por la vía de los hechos, de la reforma autoritaria derrotada por el pueblo venezolano en el referéndum celebrado el 2D. El desconocimiento de la voluntad popular constituye un duro golpe al sistema democrático.
- Incremento de las amenazas a la propiedad privada y en contra de los sectores productivos, muchas de ellas concretadas en arbitrarias expropiaciones, generando una elevada inseguridad jurídica con sus nefastas consecuencias económicas y sociales.
- Chantaje y hostigamiento a periodistas y medios de comunicación, conformando un cuadro de violación permanente a la Libertad de Expresión en Venezuela
- Acoso y persecución selectiva de dirigentes políticos democráticos, utilizando la intimidación para liquidar los liderazgos opositores.
- Agresión permanente a la iglesia cristiana y amenaza a la libertad de cultos.
- Reversión del proceso de descentralización, desconociendo a Gobernadores y Alcaldes, reduciendo sensiblemente el Situado Constitucional y otras fuentes de financiamiento, centralizando decisiones propias del poder local y quitándoles arbitrariamente facultades y competencias claramente establecidas en la Carta Magna y las leyes de la República.
- Agresiones a instituciones como la CIDH y la CPI, así como desconocimiento de medidas y recomendaciones de dichos organismos, lo cual pone en tela de juicio la pertenencia de Venezuela al sistema interamericano de justicia.

Para avanzar en sus propósitos, el régimen requiere necesariamente quebrar la voluntad de lucha de los ciudadanos y sus organizaciones políticas, gremiales y sociales. Sembrar desconfianza en el voto y en los liderazgos democráticos, convertidos hoy –aunque de manera selectiva- en un objetivo fundamental del gobierno. Esta etapa constituye sin duda la primera parte de este plan en progreso hacia el totalitarismo.

Una fuerza con la tradición e historia del MAS, por definición, es opuesta al cínico propósito de manipular las instituciones del Estado para acabar con la democracia. El uso abusivo e inescrupuloso de los Poderes Públicos, el manejo obsceno de los recursos y la descarada participación funcionarios en actos de hostigamiento, acoso y persecución de la disidencia política, confirman a diario la idea perversa de apoyarse en las Instituciones de la democracia para limitar -cada vez mas- el ejercicio de las libertades, coartar derechos fundamentales y restringir garantías constitucionales. Para el MAS, salvaguardar estas conquistas democráticas y defender esos espacios, constituye un objetivo fundamental.


LOS SECTORES DEMOCRÁTICOS

Este plan del régimen obliga a los sectores democráticos a repensar su estrategia. Por supuesto, es imprescindible que las fuerzas democráticas puedan contar con una valoración común de las verdaderas intenciones gubernamentales. Es imposible dotarnos de una política común, coherente y efectiva, si ésta no tienen su origen en una visión compartida de lo que caracteriza la actual situación y una identificación colectiva con la ruta a transitar.

Los sectores democráticos deben dotarse de un pensamiento estratégico que vaya más allá de lo coyuntural. Diseñar líneas de acción que abarquen, no solo un espacio de tiempo, sino también las políticas y formas de organización necesarias que nos permita actuar en el mediano y largo plazo para responder con éxito ante las pretensiones del régimen.

CONSTRUIR UNA ALTERNATIVA DEMOCRATICA Y POPULAR

Advertir la tendencia totalitaria, señalar a este régimen como autocrático, militarista, y autoritario, denunciarlo como inepto y corrupto, no es suficiente para construir una nueva mayoría. No podemos cometer el error de desconocer realidades políticas de nuestro país. Son dos planos. Uno, es el comportamiento y la manera de utilizar las instituciones para reducir los espacios de la democracia y restringir los derechos políticos, económicos y sociales de la ciudadanía para mantenerse indefinidamente en el poder. El otro plano, es el apoyo popular con que cuenta el régimen como consecuencia de la política clientelar, populista y el vínculo establecido entre Chávez y una parte muy importante de la población, vínculo que no ha sido descifrado y entendido cabalmente por los sectores democráticos. Poder hacerlo, constituye una condición indispensable para impedir la eternización del régimen.

A ello, debemos agregarle, la ausencia de una alternativa democrática de contenido popular, capaz de promover el surgimiento de una fuerza en condiciones de renovar las expectativas y sustituir las esperanzas que aun genera Chávez en algunos estratos de la población. Este no es un dato cualquiera. Las experiencias históricas en Venezuela y el resto del mundo, indican que es indispensable, para avanzar, contar con una parte de lo que se denomina genéricamente "el chavismo", entendiendo éste como componentes populares que hoy son decisivos para mantener la continuidad gubernamental.

Esto solo será posible, en la medida que una alternativa democrática llene las aspiraciones de justicia social y pueda satisfacer los anhelos de cambio que siguen vigentes en la mayoría del país. Para ello hay que introducir cambios decisivos en lo que ha sido el discurso y el comportamiento político de los sectores democráticos.

Sin duda, no basta con caracterizar al chavismo, es necesario, también, hacerlo con los sectores democráticos. Si es verdad, que Venezuela transita el camino de la profundización del autoritarismo y el gobierno nos conduce a una versión a la venezolana del totalitarismo, con más razón es indispensable que conjuntamente con la caracterización del gobierno, también avancemos un esfuerzo similar con relación a los sectores democráticos. Solo así, podremos identificar lo que tenemos enfrente, rectificar cuando sea necesario y dotar a las fuerzas democráticas de políticas que les permitan avanzar en este difícil momento. No dar respuestas adecuadas a estas exigencias, nos podría llevar a un desenlace, donde el fortalecimiento del autoritarismo termine siendo el resultado de los errores y deficiencias del campo democrático.

El MAS, puede y debe contribuir a la construcción de una alternativa democrática, popular, que compita abiertamente y sin complejos en el seno de la población. Para ello hay que dotarse de organización, promover alianzas, vincularse a la población, a sus conflictos, a sus problemas cotidianos y en definitiva, levantar una referencia nacional con credibilidad. Constituirnos en parte de una opción que se caracterice por el pluralismo, el respeto a los derechos políticos, sociales y económicos de los ciudadanos, que garantice instituciones libres e independientes, que rechace toda forma de autoritarismo, propicie el dialogo, promueva la reconciliación y sobre todo, que tenga como centro de su acción el combate a la pobreza y el desarrollo de políticas destinadas a apoyar a los sectores mas débiles de la sociedad. El reto es romper la polarización y abrir un camino hacia el futuro, hoy secuestrado por la desesperanza.



PROPUESTAS PARA EL DEBATE

- Construir un proyecto alternativo que tenga como centro de la acción política: la lucha contra la pobreza, así como la defensa de los derechos y garantías consagradas en la Constitución y el rescate de la democracia.
- La integración de una dirección política amplia, plural e incluyente, donde estén representados todos los sectores que conforman el campo democrático y que ponga fin al conflicto interpartidista, a la división y fragmentación existente.
- La constitución de una plataforma democrática permita integrar a los diversos sectores y actores políticos y sociales, a partir de una valoración cualitativa mas que cuantitativa, generando espacios de participación para cada uno de ellos y facilitando la organización política a nivel local, a partir de cada centro de votación. El propósito principal será fortalecer los vínculos con toda la sociedad venezolana y garantizar una sólida estructura, capaz de garantizar la movilización y de defender exitosamente los resultados electorales.
- La conformación de una propuesta alternativa que reconozca el valor de la unidad, tenga el signo de la inclusión y pueda recoger las necesidades, expectativas y demandas de la población venezolana, que reestablezca la institucionalidad democrática y restituya los derechos, libertades y garantías públicas e individuales. Una propuesta que sea representativa de todos los sectores democráticos y pueda tener expresión electoral en una TARJETA UNICA. De esta manera es factible garantizar la construcción de una opción real de cambio, con viabilidad política y suficiente credibilidad como para motivar la participación. Al propio tiempo, una propuesta con estas características sería una oportunidad para demostrar el desprendimiento con relación a legítimos intereses partidistas o grupales, los cuales a todas luces hoy resultan subalternos. En definitiva, debe prevalecer la idea de construir una fuerza con la suficiente solidez para salirle al paso a los planes hegemónicos del oficialismo, lo cual requiere tener claridad en la finalidad principal del régimen de socavar la confianza en el voto y en el liderazgo democrático, algo que sugiere que nuestro objetivo debe ser exactamente lo contrario y ello tiene que ser asumido sin ambigüedades de ningún tipo.

CAPITULO III
El MAS: NUESTRO COMPROMISO

Estamos obligados a revisar -desde nuestra perspectiva- las relaciones políticas, la situación interna y organizativa. En tal sentido, hemos venido realizando una discusión amplia y productiva que nos permita aproximarnos a un conjunto de ideas e iniciativas compartidas con relación a lo que debemos hacer. Sobre esta base se propone un esquema para definir una estrategia y nuestra acción política.

EL DEBATE INTERNO

Nuevamente la situación política y las exigencias de la misma, amenazan con impedir -como ha ocurrido a lo largo de los últimos años- que culminemos exitosamente el debate que tenemos pendiente. Postergar permanentemente ese debate interno ha derivado en serias limitaciones de la organización para actuar e incidir en el cambio que reclama la sociedad venezolana de hoy. En ese sentido, debemos insistir en crear los escenarios locales, regionales y zonales donde podamos discutir las tres cosas: la crisis política, la acción de los sectores democráticos y el destino del MAS.

Para que ello sea posible, la comisión designada deberá elaborar un plan de trabajo, una agenda y definir los temas. No podemos incurrir en el error de pensar que habrá un mejor momento para asumir esta responsabilidad colectiva, dejando que “lo urgente” excluya de nuestra agenda “lo importante”. Hoy más que nunca, tenemos el reto de responder a la responsabilidad que tenemos con el MAS y su futuro. Aunque la crisis institucional ha alcanzado al sistema de partidos en Venezuela, nuestra obligación es asumir la responsabilidad que nos compete. Poco servirá al país un partido que no sea capaz de interpretar cabalmente la realidad, relacionarse con diversos sectores y actuar con eficacia para transformar la realidad. Por ello asumimos que el debate interno del MAS es parte de nuestro compromiso con Venezuela.


REPOSICIONAR AL MAS

Para todos los efectos futuros debemos tener al MAS en la mejor condición de valoración política. La mejor forma de lograr este objetivo es convertir a nuestra organización en un centro de reflexión política capaz de comunicarse con el país y de manera especial con los sectores democráticos, incluyendo a segmentos sociales que tradicionalmente ha acompañado la opción oficialista pero que igualmente tienen expectativas de cambio. Un centro de reflexión para la acción política, para generar opinión y desarrollar iniciativas.

La dirección del MAS debe actuar hacia los sectores sociales y políticos afines: con los que tenemos coincidencia en la forma de interpretar los procesos que se desarrollan y compartimos visiones políticas con relación al futuro. Nuestras posibilidades pueden ser limitadas para poner en práctica acciones propias de gran envergadura, pero tenemos la potencialidad para contribuir con nuestra reflexión y experiencia política. Aprovechar al máximo nuestras potencialidades permitiría reposicionar al MAS en el escenario político.

Nuestra propuesta de constituir una plataforma que agrupe a las fuerzas democráticas en la construcción de una alternativa real de cambio para todos los venezolanos, no limita la posibilidad de que el MAS pueda encontrarse en una coalición política con otros factores y líderes con los cuales compartimos visiones y hemos compartido ideales, luchas e iniciativas tradicionalmente inscritas en el campo del socialismo democrático, la social democracia, la democracia social o como quiera llamarse ese vasto espacio del pensamiento progresista. Para expresarlo con un ejemplo, la constitución de la Concertación Chilena no suponía que la socialdemocracia, el Partido Socialista y el Partido por la Democracia, exploraran y desarrollaran escenarios de alianza a partir de las valoraciones compartidas, lo cual mas adelante facilitó la integración con la democracia cristiana y otras organizaciones en una instancia suprapartido como la Concertación, convertida luego ésta en partido instrumental o TARJETA UNICA para garantizar la cohesión y alcanzar la fortaleza suficiente para enfrentar y derrotar la dictadura militar del General Augusto Pinochet.

Desde esta ótica, el MAS debe transitar sin complejos, ni ambigüedades, el camino para encontrarse lo mas pronto posible con otros partidos y líderes, lo que permitiría a unos y otros redimensionar sus fuerzas, reposicionarse en la escena política, impulsar ideas, generar iniciativas y sobre todo, contribuir de manera realmente efectiva a la construcción de la instancia unitaria que las circunstancias exigen y el país reclama.

Este primer nivel de alianza o coalición política debe promoverse de manera franca y directa para generar confianza, vencer las naturales resistencias y propiciar una expresión real de voluntad política para avanzar en este camino. Esta coalición debe impulsarse sobre la base de la solidaridad y dedicando un esfuerzo especial al desarrollo de un modelo organizativo moderno que incorpore la idea de gobernabilidad como variable, así como conceptos fundamentales de la gerencia política, valorando la experiencia y las potencialidades que ofrecen metodologías participativas para la consolidación de capital social. Si esta coalición deriva en el futuro en una nueva organización partidista, será objeto de trabajo de quienes hoy se integren a este espacio de encuentro. Tal posibilidad sería una oportunidad que ninguna de las fuerzas que integren esa coalición debería descartar, sobre todo si ello pudiera constituir una nueva, sólida y muy interesante referencia política.


EL MAS Y LOS SECTORES DEMOCRÁTICOS

De los debates realizados en el MAS con relación a la organización, sus relaciones y su contribución, podríamos afirmar que existen visiones compartidas sobre los siguientes temas:

- Los sectores democráticos han cometido muchísimos errores, los cuales han contribuido a fortalecer a Chávez y su plan autoritario. Quizás lo más relevante es que la carencia de una instancia unitaria y la ausencia de un pensamiento estratégico que permita actuar en el mediano y largo plazo, ha derivado en una incapacidad para corregir oportunamente los errores y más aún, en una escasa solvencia para capitalizar los múltiples y muy graves errores que también ha cometido el sector oficialista.

- El MAS debe contribuir a que estos sectores coloquen como centro de su acción, una política que lo vincule con los sectores populares, en especial con los segmentos mas débiles y aquellos que permanecen en estado de indefensión. La lucha contra la pobreza y la elevación de la calidad de vida de los venezolanos no es un asunto de retórica o simples enunciados de buena voluntad, sino que debe ser una voluntad que se exprese de manera nítida en políticas concretas: planes, programas y proyectos.

- La lucha por la defensa de la salida democrática, del voto y de las elecciones como expresión de soberanía, son irrenunciables en cualquier nación que aspire vivir en democracia, menos aún podemos renunciar en las condiciones actuales del país.

- El MAS debe desarrollar una política clara e inequívoca orientada a la construcción de una nueva mayoría en el país. Este esfuerzo debe incluir el objetivo de fortalecer y preservar los espacios conquistados por las fuerzas democráticas, lo que supone –entre otras cosas- apoyar gestiones para el cambio y garantizar la gobernabilidad en esas entidades.


DECÁLOGO PARA LA ACCIÓN

A manera de resumen, enumeramos los 10 puntos mas importantes que deben servir de referencia para la acción política desde el Movimiento al Socialismo:

1) El MAS concentrará sus esfuerzos políticos y organizativos en la construcción de una DIRECCIÓN POLÍTICA para la oposición que sea unitaria, incluyente y que genere respuestas eficientes ante la escalada autoritaria.
2) El MAS debe asumir el debate interno para reposicionar nuestras ideas y encontrarnos en una COALICIÓN POLÍTICA -sin temores, ni complejos- con otras organizaciones y líderes que compartan nuestra visión y tengan la disposición de compartir un espacio de lucha.
3) Paralelamente a los esfuerzos por una coalición política, el MAS debe promover la constitución de una PLATAFORMA DEMOCRÁTICA Y POPULAR que permita integrar a todos los sectores y actores políticos y sociales.
4) Impulsar desde esa plataforma democrática, la construcción de una alternativa POLITICA UNITARIA con claro acento popular, cuyo centro sea la defensa de la constitución y la lucha contra la pobreza.
5) El MAS impulsará una propuesta electoral integradora, amplia e incluyente que pueda encontrar expresión en una TARJETA UNICA.
6) Denunciar la estrategia gubernamental orientada a socavar la credibilidad en el voto, generar abstencionismo y sembrar desesperanza.
7) Respaldar todas las iniciativas para preservar el voto como instrumento, sumar esfuerzos para estructurar una maquinaria electoral eficiente para defenderlo, garantizar condiciones electorales y derrotar el ventajismo.
8) Rechazar con toda firmeza la violación de los derechos y la restricción de las libertades y garantías constitucionales, con la finalidad de reducir los espacios democráticos y castrar el legítimo ejercicio de la ciudadanía. Expresamos nuestra solidaridad con todos los gobernadores y alcaldes, también con los medios de comunicación, productores, trabajadores, estudiantes y demás víctimas del centralismo autoritario.
9) Actuar solidariamente en defensa de los presos políticos y las víctimas de la violencia, el abuso y la arbitrariedad del régimen.
10) Defender el derecho a la protesta, promoverla y participar en ella con toda firmeza, sin caer en las provocaciones de la violencia.

DOCUMENTO PARA LA DIRECCION NACIONAL
DIRECCION NACIONAL
29, 30 Y 31 DE MAYO DE 2009