viernes, 27 de febrero de 2015

GOLPES Y REVOLUCIÓN EN VENEZUELA

Hoy en Venezuela está planteado abiertamente un autogolpe de Nicolás Maduro o que sus partidarios -no la oposición, la derecha o el imperio- le den un golpe de Estado para preservar el poder, todo esto en nombre de la "Revolución Bolivariana". Nosotros tenemos una larga historia de golpes y revoluciones, la cual se remonta a los inicios de la era republicana. Ciertamente, recordamos a la Revolución de las Reformas (1835) como la primera intentona que registra nuestra historia, fue una rebelión contra el gobierno de José María Vargas, el Congreso conservador y el poder de José Antonio Páez. Se mostró como una revolución bolivariana y en efecto participaron algunos próceres de la independencia como Santiago Mariño, Diego Ibarra y Briceño Méndez, entre otros. Pero como nunca faltan las contradicciones, también fue protagonista Pedro Carujo, quien había planificado y participado directamente en el atentado contra El Libertador en Bogotá (1828). Es decir, con Chávez no es la primera vez que se utiliza el nombre del Padre de la Patria para quebrar el orden democrático. Tampoco es novedoso proponer a los venezolanos una revolución, cuando en realidad se trata de un proyecto de poder inspirado en la tradición caudillista y militarista. La Revolución de Marzo (1858) fue un golpe de Estado contra José Tadeo Monagas liderado por Julián Castro, uno de sus hombres de confianza; algo tan usual que Nicolás Maduro debería ver a su alrededor cuando habla a los golpistas. También recordamos la célebre Revolución Liberal Restauradora (1899) que se inició con la "Invasión de los 60" y se propuso derrocar al presidente Ignacio Andrade, constituyendo el fin del Liberalismo Amarillo y dio paso a una nueva hegemonía con Cipriano Castro a la cabeza. ¡Otro Castro! No parece novedosa la presencia sediciosa de los Castro en el poder, solo que aquellos no eran cubanos, ni comunistas, aunque unos y otros hayan hablado de "revolución". Y es que hasta el golpe cívico militar que AD -aliada con Pérez Jiménez- propinó a Isaías Medina Angarita (1945), fue presentado como un proceso revolucionario y como la historia la escriben los vencedores, hoy es conocido como la "Revolución de Octubre". En definitiva, lo importante es advertir a los venezolanos sobre el golpe de Estado o autogolpe que en nombre de la "revolución", se ha puesto en marcha desde las altas esferas del poder. Ya lo advertimos antes pero la arbitraria detención del Alcalde Antonio Ledezma y la embestida contra el Diputado Julio Borges -uno de los más importantes líderes democráticos del país- nos confirman que el régimen busca una ruptura del hilo constitucional para diferir las elecciones parlamentarias. Denunciar esta maniobra y pese a las dificultades, insistir en la ruta electoral es el mejor aporte a una salida pacífica a la inmensa crisis que embraga a la Nación. ¡Unidad y cambio es la consigna!

AL FILO DE LA MADRUGADA - 20/02/15.

A pesar del oscurantismo que promueve el régimen, todo luce cada vez más claro. Si alguien tenía dudas sobre la extrema debilidad del gobierno y su incapacidad para enfrentar la crisis, sus recientes actuaciones lo ubicarán en la realidad. Las cúpulas podridas del PSUV creen que demuestran fuerza amenazando, persiguiendo y con acciones extremas como apresar arbitrariamente al Alcalde Metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma. Al contrario, la gente percibe a un gobierno con el rabo entre las piernas, acorralado, víctima de su propia incompetencia y de sus miserias, tambaleándose, incapaz de ofrecer soluciones y obligado a recurrir a la represión para sostenerse en el poder. Y más allá de nuestras fronteras, los atropellos del gobierno reafirman su talante autoritario y su vocación militarista, la pestilencia se hace insoportable, hiede a dictadura. Estas desproporcionadas actuaciones justifican que cualquier país solicite que se aplique la Carta Democrática y brindan solidez a las múltiples denuncias sobre violaciones a los DDHH que se han consignado en diversos organismos internacionales. En ese ámbito, el mundo se le pone chiquito al régimen. Algunos dirán ¿Para qué sirve eso? La experiencia de otros países nos orienta al respecto. Por ejemplo, además de la protesta pacífica y la unidad de las fuerzas opositoras, la presión internacional fue determinante para imponer una salida electoral en Chile y en contra de su voluntad, aquella férrea dictadura militar se vio obligada a entregar el poder. Por cierto, los minoritarios sectores que hoy en Venezuela siguen enfrascados en cuestionar la ruta electoral y centran el debate en la conveniencia de participar “con este CNE”, también deben estar revisando su posición. Los arrebatos de odio, las tropelías y desmanes muestran a un gobierno aterrado ante una cita electoral que se les viene encima como un alud. Tales acciones buscan una respuesta igualmente desesperada que conduzca a una ruptura del orden constitucional y la consecuente suspensión de los comicios parlamentarios. Así las cosas, las fuerzas democráticas deben protestar enérgicamente, actuar con firmeza pero sin caer en provocaciones, ni salirse de la ruta electoral que tan devastadora resulta para el gobierno. Por si fuera poco, estos abusos y despropósitos tienen un efecto cohesionador en el campo opositor que el hamponato gubernamental no ha dimensionado, ligereza que puede ser letal para la mal llamada revolución. Cierto, no se equivocan quienes pregonan que “sobran razones para unirnos”. Evidencia de ello es la presencia de Henrique Capriles junto a María Corina Machado a las puertas del SEBIN, exigiendo la liberación de Ledezma y de Leopoldo. La solidaridad que siempre ha existido, hoy se hace visible ante la injusticia desbordada. La unidad como valor esencial para promover el cambio, ahora se hace tangible. De pronto sentimos que –diría Héctor Lavoe- todo tiene su final. No olvidemos que la hora más oscura de la madrugada es justo antes de amanecer. ¡Unión y cambio!

viernes, 13 de febrero de 2015

¿QUE VA A PASAR? (Parte II)

La crisis se va a agudizar y con este gobierno no es posible superarla, fueron las conclusiones de nuestro artículo anterior y advertimos -al menos- cuatro escenarios que ahora revisamos. El primero, golpe de Estado. Sustentado en la inmensa debilidad del gobierno y su manejo irresponsable, además Maduro y el liderazgo oficialista tiene un rechazo elevado y aunque se intente disimular, existen severos conflictos internos. Por otra parte, la ausencia de una visión compartida en el campo opositor y las debilidades de la MUD, benefician al PSUV y a la postre, abonan a favor de este escenario. No será el imperio, la derecha o la oligarquía quien ateste un golpe de Estado, ni la oposición tienen fuerza militar para ello, la intentona vendría de sus propias filas. Una variante de este escenario es el autogolpe. Ante la imposibilidad de ofrecer soluciones, un autogolpe justifica la suspensión de garantías (y de elecciones), facilita la represión, alimenta el discurso oficialista al lanzar culpas a otro y permite implantar abiertamente una dictadura en Venezuela. El objetivo es preservar el poder, no solucionar la crisis. Segundo, un estallido social. Nadie pudo predecir el Caracazo (27F), tampoco nadie podría hacerlo hoy pero existen las condiciones, incluso la situación actual es mucho peor. Tenemos un cuadro social dramático, la corrupción es obscena y la incompetencia del gobierno es colosal, el descontento se hace creciente. Por supuesto, el caos deriva igualmente en una intervención militar, la necesidad de restablecer el orden es la excusa para imponer la fuerza. Estos dos escenarios son manejados con ligereza por sectores radicales que -por desespero, ingenuidad o ignorancia- son incapaces de prever las aterradoras consecuencias. Tercero, una salida intermedia. Es una candidez pensar que basta con exigir la renuncia o creer que ésta se producirá y nuestro líder predilecto será el nuevo presidente. Tan ingenuo como presumir que luego de una acción militar, vendrá la democracia. Si la crisis se hace insoportable, lo lógico es construir una salida para evitar un trágico desenlace y ello supone un diálogo entre los factores de poder para facilitar una renuncia, adelantar elecciones o definir una transición, cualquiera sea. La actitud del gobierno imposibilita esa ruta, además el diálogo es satanizado por grupos minoritarios extremistas y ultra-radicales, siempre prestos a boicotear cualquier salida pacífica y democrática, con ellos es imposible un mínimo consenso. Al contrario, le hacen el juego al régimen atacando a la MUD y agrediendo a opositores. Cuarto escenario, elecciones parlamentarias. No hay estallido social, ni golpe de estado, ni diálogo que facilite una salida, la crisis avanza, la agonía se prolonga y así, con un país devastado llegamos a las elecciones que -por fortuna- están “a la vuelta de la esquina”. Una sólida victoria opositora convierte a la AN en el epicentro del cambio: será posible liberar a los presos políticos con una ley de amnistía, relegitimar los poderes y hasta convocar una constituyente. En definitiva, hay cuatro escenarios con varios desarrollos posibles, lo que suceda dependerá de la unidad de las fuerzas democráticas, no de la providencia. Más allá del discurso, hay que demostrar unidad y denunciar a divisionistas y mercaderes de la política que le hacen juego al gobierno.

viernes, 6 de febrero de 2015

¿QUE VA A PASAR?

En medio de esta tragedia cotidiana que vivimos hoy los venezolanos, la preocupación por el futuro es algo habitual. No se trata de jugar al vidente, ni de hacer una lista de deseos aunque todo el mundo quiera salir de este régimen autoritario, inepto y corrupto. Más bien procuremos un objetivo análisis prospectivo a partir de la realidad. Lo primero es prever la tendencia de la crisis económica, epicentro de este drama social, sin desconocer otros factores como la inseguridad, el deterioro de los servicios públicos o el colapso de la salud -entre otros- que también se ven impactados por la economía. Comencemos por puntualizar varias cosas: 1) El país no puede importar todo lo que necesita, no hay capacidad para satisfacer la demanda. La caída de los precios petroleros es un agravante y no hay esperanzas de una pronta recuperación. 2) Lo poco que importan lo hacen las mismas empresas de los enchufados que ya se han robado una colosal fortuna, son insaciables. Les dan dólares para traer 1000 toneladas de leche y si acaso traen 100 sobrefacturadas o a punto de podrirse. Recordemos “Pudreval”. 3) Al menos la mitad de lo que finalmente entra al país, es revendida por la burocracia corrupta del régimen que controla sus redes de distribución, léase PDVSA, Mercal, Bicentenario, etc. Para ocultar esta realidad, meten presos a los gerentes de Farmatodo y otras cadenas privadas que son víctimas también del fracaso económico del gobierno. 4) Otra parte de lo que importan, sale ilegalmente por nuestras fronteras y genera fabulosas ganancias a las cúpulas militares que están en el guiso. No es casual que se hable de los “caminos verdes”. 5) El gobierno no asume la crisis e insiste en la excusa trillada del golpe y el cuento ridículo del imperio. Habla de una guerra económica que nadie cree, culpa a los “bachaqueros” y buhoneros, quienes simplemente aprovechan la coyuntura para el rebusque y no son la causa del problema sino una consecuencia de la escasez. Insultan al pueblo diciendo que las colas existen porque hay productos y la gente tiene dinero para comprar, que son extranjeros e infiltrados de la oposición. ¡Imposible un gobierno más irresponsable! Si las importaciones no resuelven el problema, la única alternativa es producir. Ello requiere rehabilitar el aparato productivo del país, devastado por las desquiciadas políticas económicas y las expropiaciones que beneficiaban a las mafias importadoras rojas rojitas. Recuperar nuestra capacidad de producción supone generar confianza y promover inversiones, lo cual es muy difícil para un gobierno empeñado en perseguir y hostigar al empresariado venezolano. Incapaz de garantizar reglas claras. Para colmo, la presunción de que estamos ante un Narco-Estado aleja toda posibilidad de apoyo o inversiones internacionales. Entonces, tenemos dos primeras conclusiones: 1) Por el camino que vamos, sin duda la crisis se va a agudizar. 2) Con este gobierno no es posible superarla. A partir de estas premisas e identificando otras condicionantes, al menos hay cuatro escenarios posibles, los cuales analizaremos en la próxima entrega.

lunes, 2 de febrero de 2015

UN SECRETO DE ESTADO - 30/01/15

El régimen cubano fue promotor una alianza entre los carteles de droga colombianos y las FARC, quienes hasta el momento se limitaban a ser un grupo irregular insurgente. Era previsible que el subsidio soviético se agotaría, asi que esta coalición era vital para Cuba. Sin embargo, cuando la cooperación de La Habana se hizo muy evidente en la opinión pública internacional, Fidel decidió lavarse el rostro sacrificando a uno de sus hombres -al General Arnaldo Ochoa Sánchez- declarado “Héroe de la Revolución Cubana” por su participación en múltiples campañas militares y ser un valiente combatiente al lado del legendario Camilo Cienfuegos. El juicio-show fue televisado en cadena nacional y para garantizar la seguridad de su familia, Arnaldo Ochoa se vio obligado a asumir su responsabilidad y a exculpar a los Castros y a la revolución. La sentencia fue la pena de muerte y fue fusilado el 13 de Julio de 1989. Fidel Castro tomó una decisión para guardar las formas y salvar el “prestigio” de la revolución. En Venezuela -indistintamente de la veracidad de las acusaciones- Nicolás Maduro se echa al hombro a Diosdado Cabello, señalado de estar presuntamente involucrado en operaciones de narcotráfico y dirigir el llamado Cartel de los Soles. La solidaridad automática no es excepcional, hace poco el gobierno hizo un gran despliegue para liberar al Gral. Hugo “El Pollo” Carvajal, detenido en Aruba por similares acusaciones. Cualquier gobierno serio exigiera una exhaustiva investigación y los involucrados –presumiendo su inocencia- deberían ser los más interesados en despejar toda duda. Pero al contrario, el gobierno apela al ridículo argumento de la conspiración del imperio, la campaña de la derecha internacional y demás pendejadas que han repetido por 15 años. Apelaron a esos argumentos cuando Walid Makled –hoy silenciado- dijo que tenía en su nómina a varios militares de alto rango y le había dado dinero al hermano del entonces Ministro del Interior, Tareck El Aissami. No olvidemos las atrocidades reveladas por el ex magistrado Aponte Aponte. En fin, seria titánico el esfuerzo para recordar todos los casos que han puesto en tela de juicio la moral revolucionaria de un gobierno que mantiene intimas relaciones con las FARC y con otros grupos de penosa reputación. ¿Hay o no argumentos para hablar de un Narco-Estado en Venezuela o de la Narco-Revolución Bolivariana? Son tantos los casos que la sociedad no se siente sorprendida de las acusaciones y el régimen se ha acostumbrado a despacharlas con la ligereza de siempre. A veces generan otro escándalo para tapar el anterior o sacan a la luz pública una monstruosidad como la presunta autorización para el uso de armas letales contra manifestantes, lo cual solo ratificaría la naturaleza delictiva de esta “revolución”. En este como en otros casos, no acusamos a nadie a priori pero al país se le debe una explicación. Los venezolanos tenemos derecho a saber si el patrimonio del Teniente Diosdado Cabello se compadece con su ejercicio como militar y como funcionario público. ¿O es un secreto de Estado?

LAS DICTADURAS Y DIOS - 23/01/15

Hoy recordaba a un joven sindicalista de carácter revolucionario que logró ser el Primer Mandatario de su país. No pensaran mis lectores que me refiero a Nicolás Maduro pues éste no fue sindicalista sino un reposero, no tiene carácter revolucionario sino que fue adoctrinado por los cubanos y para colmo, nadie considera un logro propio su arribo al poder. En fin, me refería a Benito Mussolini, aunque ciertamente “Il Duce” viene a mi memoria gracias a la dislocada frase “Dios proveerá”, pronunciada por un desconcertado e irresponsable presidente ante un país inmerso en una crisis abismal. Mussolini fue un ateo contumaz que llegó al extremo de desafiar a Dios en público, dándole cinco minutos para que lo aniquilara y “si no lo hace es porque no existe”. Años después, siendo Primer Ministro de Italia, ese ateo desalmado firmó un pacto con el Vaticano (1929), reconociendo a la Santa Sede como Estado soberano, sujeto a Derecho Internacional. Los “Pactos de Letrán” permitieron además la educación católica en Italia y le dio el estatus de Iglesia Oficial. ¿Acaso un ángel tocó el corazón de este sanguinario revolucionario? Nada de eso, solo entendió que no podría gobernar a Italia enfrentando al mundo católico. Simple populismo, pragmatismo puro y elemental. Así son todas las dictaduras, sean de izquierda o derecha. Marx, Mao y Fidel Castro –figuras idolatradas del régimen- fueron igualmente ateos e inescrupulosos. La diferencia es que Chávez comprendió –y Maduro lo aprendió- que nuestro pueblo es profundamente religioso: la Virgen del Valle, José Gregorio Hernández, La Divina Pastora, San Antonio o El Nazareno, entre otros, forman parte esencial del venezolano. Pero la boliburguesía roja-rojita es cultural y religiosamente bipolar. Quieren parecer monaguillos pero son ateos, otras veces son santeros, budistas o musulmanes, según convenga. Los que profanaron la tumba de El Libertador, sacrifican animales durante oscuros rituales en Miraflores o insultan a las autoridades eclesiásticas, son los mismos que salen lloriqueando con un crucifijo en la mano cuando la situación se complica. ¡Así son! En medio de esta terrible escasez que sufre el pueblo, decir “Dios proveerá” no es algo casual sino una vulgar manipulación del sentimiento religioso de los venezolanos. Es una forma de no dar respuesta a la demanda social y evadir su responsabilidad en esta tragedia que vive la Nación. Pero será inútil, nadie les cree ni el Padre Nuestro. La gente sabe que no existe guerra económica y conoce a los culpables de este desastre nacional. Por otra parte, Dios ha sido un proveedor generoso: petróleo, extraordinarias riquezas minerales, tierras fértiles, caudalosos ríos, un clima excepcional y un maravilloso pueblo que ha escrito gloriosas páginas de nuestra historia. Esta fortuna ha sido dilapidada por las cúpulas podridas que hoy ejercen el poder. Ahora, luego de 15 años de desenfrenada corrupción, ni los chinos ni los rusos le prestan un centavo a este gobierno putrefacto, entonces ¿Por qué Dios si les va a dar crédito? Claro que Dios proveerá pero no para que sigan robando. Proveerá un aliento a quienes luchan por un cambio, una luz que ilumine nuestro camino. Dios proveerá, en su momento...

MANUAL DEL SEPULTURERO - 16/01/15

Es impresionante la incompetencia y las carencias morales de las cúpulas podridas que ejercen el poder en Venezuela. Particular mención merecen Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, quienes bien pudieran escribir el Manual del Sepulturero, una suerte de recetario para profundizar cualquier crisis, una guía para actuar con la mayor irresponsabilidad posible. El prólogo pudiera resumir estos tres lustros de fracasos, autoritarismo, corrupción e impunidad que anteceden al desastre actual, una tragedia que muchos advertimos con antelación y otros prefirieron ignorar. No hagamos hoy juicios de valor sobre tal ignorancia, la crisis llegó y punto. ¡Empieza el final! Podemos suponer que el Manual del Sepulturero traerá miles de sugerencias y consejos prácticos, todos útiles para cualquier sátrapa o dictadorzuelo que quiera destruir un país. Imaginamos algunas recomendaciones para el momento: + Ante las primeras señales de la crisis, usted tampoco sabrá qué hacer. Así que lo mejor será irse de viaje y llévese a toda la familia, hasta al perro. Por fortuna, no tiene que hacer colas, ni sufre las penurias que padece la población, así que disfrute y gaste mucho real. ¡No sabe cuánto le durará! + Usted ha destruido la economía del país y quiere profundizar la crisis, entonces ‎no ofrezca seguridad a los inversionistas, ni genere confianza al sector productivo. Al contrario, siga amenazando al empresariado con expropiaciones, mantenga los controles e insista en una fantasiosa "guerra económica". No importa que nadie le crea, esta receta es infalible: tenga la certeza que la crisis será infernal. + A los efectos del punto anterior, comisione a algunas figuras parlanchinas de su gobierno. Ideal que sea un alto funcionario, como el vicepresidente de la República o el presidente de la AN. Naturalmente, mientras más desprestigiado, mucho mejor‎. + Genere en las instituciones toda la desconfianza que sea posible. Viole la constitución, elija a los poderes públicos de manera fraudulenta. Esta fórmula es infalible, nadie apuesta un centavo en un país con semejante debilidad. + El desconcierto es clave para ahondar una crisis. No anuncie nada o hágalo muy tarde. + No importa su extrema debilidad, muéstrese como una férrea dictadura. A tales fines, mantenga a los presos políticos encerrados y de ser posible, amenace diciendo que tiene muchas celdas disponibles. + Lo más seguro es que no haya crisis. Quizás sea un invento del capitalismo, el imperio y la oligarquía. No se rinda, repita las consignas de estos 15 años e insista en las políticas fracasadas. Siga creyendo que el pueblo es pendejo. No sabemos si los autores lleguen a escribir el epílogo. Lo cierto es que este imaginario libro nos sirve de excusa para evidenciar la irresponsabilidad del gobierno. Su actitud, su ejecutoria solo profundizará la crisis, demostrando así que no habrá solución a los problemas del país mientras ellos ejerzan el poder. Su idea no es superar las dificultades sino que la oposición caiga en la trampa de la violencia y prolongar la agonía. Esta oscura realidad obliga a la unidad de los demócratas e inspira la lucha por un cambio en Venezuela. Es una hora difícil pero también una gran oportunidad.