sábado, 5 de septiembre de 2020

Capriles y las opciones sobre la mesa

 Puede uno compartir o no la posición que ha asumido Henrique Capriles pero sin mezquindad hay que admitir que expresa una preocupación honesta y un esfuerzo por impulsar una política para derrotar al régimen. Podrá discutirse la pertinencia o viabilidad de esa política pero no descalificar al proponente.  A algunos les resultará incómodo pero Henrique Capriles se ha ganado el respeto de buena parte del país. Como parte de su exitosa trayectoria, ha sido dos veces candidato presidencial de la unidad, es decir ha representado a toda -y subrayo, toda- la oposición democrática en una dura confrontación contra Chávez primero y luego contra Maduro, en ambos casos con un esfuerzo titánico y un resultado extraordinario. De manera que a Capriles no le falta representatividad y alguna consideración -por decir lo menos- merece su opinión. Lamentablemente, el país está sometido a una polarización extrema y el régimen ha inoculado la intolerancia como práctica política.  

En esta polarización ubicamos en un extremo al gobierno con sus aliados, no sólo el supuesto "polo patriótico" sino su periferia, vale decir "la mesita" y toda esa fauna política que se disfraza de opositora para hacerle la cama a un régimen prostituido e inescrupuloso, sacando provecho económico. Frente a ese esperpento político, tenemos una oposición muy diversa, donde conviven visiones contrapuestas y posturas antagónicas.  Existe una fragmentación política en el mundo opositor y el primer desafío del liderazgo democrático es asumir y procesar sus diferencias, enfocarse en las coincidencias, negociar y buscar puntos de encuentro para articular una política incluyente e integradora.  Hoy el país le exige a ese liderazgo una demostración de madurez política, responsabilidad y compromiso colectivo. Y eso empieza por abordar con respeto las diferencias.  Resulta insólito que algunos prefieran acusar a Capriles de traidor o de vendido, en vez de rebatir con argumentos o asumir que es impostergable un debate en el campo opositor.  ¿O acaso alguien puede decir con certeza absoluta cual es la solución o como enfrentar está crisis gigantesca y multidimensional?

La Conferencia Episcopal Venezolana ha advertido que no "basta con abstenerse" y es cierto, lamentablemente tampoco basta con votar, eso no lo dijo pero igualmente es verdad. Y por eso he insistido en que "votar o no" es un falso dilema y desde esta modesta tribuna he formulado propuestas. En todo caso, sin dudas está planteado un debate: importantes líderes empresariales, sindicales, gremiales y de diversos sectores de la sociedad civil han expresado su coincidencia con la iglesia católica ¿Qué hacemos? ¿Los acusamos a todos de traidores y metemos a Capriles en ese mismo saco? ¿A dónde conduce semejante estupidez?

En un país donde 80% es oposición, no podemos acusar de traidor a quien honestamente plantee que votar es una opción. En contrapartida, estamos quienes advertimos un colosal fraude y que todo está dispuesto para que el gobierno termine "ganando", siendo una ínfima minoría. Con el agravante de que los "derrotados" no podrán cantar fraude sin hacer un triste papel.  Así será, al menos a la luz de la realidad actual pero Capriles ha anunciado que la lucha por mejores condiciones electorales es un punto esencial de la agenda política y de aquí a diciembre (si es que no se suspenden las "elecciones") pasará mucha agua bajo el puente. 

No tengo grandes expectativas de lograr mejores condiciones pero tampoco las tenía con la liberación de presos políticos y en un esfuerzo silencioso, inteligente y audaz, Capriles lo logró.  Entonces, en vez de descalificaciones, más bien deberíamos darle el beneficio de la duda y apostar al éxito de esa iniciativa.  Aún con escepticismo podemos desearle suerte a quien intenta abrir un camino en esta hora oscura de la democracia.

Por cierto, Capriles ha dicho -y no hay porque dudarlo- que esa liberación no fue un trueque, no fue a cambio de participar y de hecho, ya algunos han anunciado que no se postularán. Pero al margen de ello, la libertad de esos venezolanos hay que valorarla positivamente, sin buscarle más implicaciones. ¿Qué el gobierno gana también? Sin dudas, "ganar-ganar" es el cuadro de toda negociación cuando ninguna de las partes tiene la fuerza para imponerse. El gobierno los libera porque le conviene bajar la presión, mejorar el clima internacional y en todo caso, esa liberación no amenaza sus “elecciones” porque el fraude está montado. Pero esos supuestos beneficios del gobierno están por verse, en cambio la libertad de las víctimas del régimen es un hecho concreto, es una clara victoria opositora. 

Finalmente, más allá de militancia partidista, tengo mucho tiempo coincidiendo ampliamente con Henrique Capriles y cuando ha habido discrepancias, siempre el espíritu de una discusión franca y respetuosa ha estado presente.  Mucho de eso nos hace falta en la oposición.  Hoy tengo reservas con relación a la ruta que ha planteado pero no dudaría en apoyar cualquier esfuerzo por construir una salida a la devastadora crisis. Vimos a muchos repetir hasta la saciedad que "todas las opciones están sobre la mesa" pues bien, sigamos abiertos a todas las posibilidades ¿O eso aplica para unos si y para otros no?  No es momento para posturas inflexibles y verdades absolutas, en medio de una dinámica política tan intensa y acelerada, también estemos abiertos a cambiar de opinión cuando la realidad así lo sugiera.  Decía mi querido y recordado amigo Teodoro Petkoff que "solo los estúpidos no cambian de opinión".  En fin, sigamos a la expectativa pero hagamos el mayor esfuerzo por sumar a ese debate fraterno, solidario y respetuoso que tanto necesita el país. Lo realmente desolador no es la posición de Capriles, ni la diversidad de opiniones en el campo democrático sino la incapacidad del liderazgo para construir una agenda unitaria de lucha. ¡Nunca es tarde!


domingo, 9 de agosto de 2020

¡Bienvenidos al chavismo, candidatos!

 La muerte ronda en las calles con un cuchillo en la boca, escoltada por el hambre y el covid19 pero al gobierno y sus aliados nada de eso le importa, ellos andan en su comparsa electoral. Muchos dudamos que la realidad permita ese festín pero a propósito de las postulaciones, en estos días correrá el billete por esos predios, el dinero que no invierten para atender la crisis o comprar respiradores, será ofrecido a algunos incautos para que aporten su nombre como candidatos y financien su campaña en este inmoral fraude.  Me refiero a personas cuyo ego es mayor que su sentido de responsabilidad y andan locos por ser candidatos.  Algunos creen que hasta pueden ganar y los más ingenuos o ignorantes, piensan que podrán ejercer como diputados y que esa AN tendrá la mínima legitimidad que requiere un parlamento. "Los espero en la bajadita", como diría Teodoro Petkoff cuando una mayoría se embarcó en la aventura chavista, sin advertir la tragedia que hoy sufre Venezuela.

Ese parlamento será tan inútil como la constituyente cubana, que apenas sirvió para boicotear a la legítima Asamblea Nacional, burlar la voluntad de los electores y violar la constitución. O sea, solo para delinquir y este fraude electoral que cocinan es una nueva trasgresión a la ley, así que participar en él es agavillamiento. Surgido entonces de una larga cadena de delitos, ese será un parlamento doloso que intentará sostener a un régimen ilegítimo, autoritario, hambreador y corrupto, pero sólo servirá para reafirmar su vocación delictiva, más nada.  Que ningún candidato crea que será un diputado de oposición.  Para el país y para el mundo, ese será un parlamento del régimen, punto!   Todos serán percibidos igual, no habrá distinción ya sean "electos" por el PSUV, por esa impudicia llamada "la mesita" o por las tarjetas de los partidos de oposición que el gobierno se robó, en otro acto delictivo que se suma a su extenso prontuario. Cualquier supuesta diferencia será imperceptible, la polarización los molerá por igual, todos terminarán reducidos a esa ínfima minoría que el país detesta y responsabiliza de la tragedia que sufre.

Así las cosas, si algún opositor cede a la tentación económica o lo domina su ego, y decide inscribirse como candidato, mejor que entienda que esa será su incorporación al régimen cubano-militar. Y no esperen respeto ¡nada de eso!  Tampoco aspiren a ser protagonistas: aunque nacen como actores de "reparto" -literalmente- en realidad son objetos de utilería, floreros en un escenario, candidatos de cartón para esta tragicomedia que termina el mismo día de las "elecciones" pues al otro día tan solo serán simples peones de quienes usurpan el poder. Si en un ataque de ingenuidad infantil, alguno cree que podrá hacer oposición en esa nueva asamblea nacional (minúsculas adrede), que se baje de esa nube.  Si ganando contundentemente en el 2015 y con amplio respaldo internacional, el régimen le arrebató los 2/3 al parlamento, hostigó implacablemente al liderazgo democrático y pisoteó la constitucional figura de la Inmunidad Parlamentaria para mantener tras las rejas a varios de sus miembros ¿Qué no harán luego de consumar este fraude electoral? ¿Por qué permitirían que esos diputados de cartón abran la boca para decir algo que contraríe al poder o amenace su hegemonía? Presos irían, sin que nadie los defienda, ni los recuerde.

Ahora, si quieren participar en esta farsa para cohabitar en el mismo pozo séptico con los que han desangrado al país, entonces van bien. Allá no los quieren pero algunas migajas les darán. Y cada quien tiene derecho a convertirse en excremento, si la paga es buena. Solo tengan claro que además de unos dólares, lo único que ganarán en esa "contienda" será el repudio de la Venezuela democrática, el desprecio de sus amigos y la vergüenza de su familia.  ¡Bienvenidos al chavismo, candidatos!

Twitter: @RichCasanova


martes, 21 de julio de 2020

Del falso dilema al verdadero debate (Parte II)

En nuestra entrega anterior la conclusión fue que “votar o no” es un falso dilema, pues -indistintamente de lo que decida el mundo opositor- el resultado político sería el mismo, o sea el cuadro está planteado para favorecer al régimen a todo evento. El verdadero debate no es entonces participar o abstenerse sino como cambiar ese cuadro, asumiendo que el problema no es sólo electoral sino el desmontaje de ese andamiaje de poder que clausura la vía electoral y empuja al país a un oscuro abismo. 

Sin embargo, no basta con el análisis coyuntural sino hay que abordar el asunto desde la perspectiva estratégica y para eso debemos precisar cuál es el objetivo real de esta farsa electoral.  Algunos analistas y voceros políticos sostienen que el gobierno ha hecho todo tipo de tropelías para promover la abstención y ganar las elecciones fácilmente. ¡Falso! Al gobierno no le importa si se vota o no, el verdadero objetivo es imponer el sistema electoral cubano, donde siempre hay elecciones pero nadie elige pues solo participan los candidatos y partidos que permite el gobierno, por eso se robaron los partidos de oposición. Lo esencial es que esa estrategia conduce a liquidar al voto como herramienta de la democracia.

Por otra parte, el gobierno cree que la verdadera oposición, esa que tiene respaldo popular y reconocimiento internacional, puede ser sustituida en este proceso por una oposición complaciente y dispuesta a la cohabitación incondicional. Para eso necesita darle representación parlamentaria a esa falsa oposición y eso solo es posible mediante unas elecciones truculentas, pues hablamos de sujetos sin liderazgo, con partidos de maletín y un gran descrédito, por tanto incapaces de ganar unas elecciones ni en su casa.

En fin, cambiar el sistema político para liquidar al voto y desplazar a la verdadera oposición, es una fechoría que no puede contar con la participación de la Venezuela decente. Al contrario, tal cosa solo avalaría un proceso cuyo resultado no será reconocido por los venezolanos, ni por la comunidad internacional. Sería darle legitimidad a una farsa electoral que no resuelve los problemas fundamentales de la población y más bien profundiza la crisis, conduciendo al país a un abismo. Una oposición responsable y comprometida con los intereses del país, no puede ser parte de esa coreografía sino debe rebelarse ante la injusticia y acompañar el sufrimiento que padecen las grandes mayorías.

La oposición democrática debe entonces asumir la dispersión y superar las diferencias para recomponer la unidad en torno a un plan que ponga la lupa en la dramática realidad que todos vivimos.  No importa que ese gobierno desprestigiado sin respaldo popular, ni reconocimiento internacional se dedique a montar su templete electoral, eso marca el contraste con una oposición solidaria que aborda la crisis social y se dedica a unificar, organizar y movilizar al país en torno a los problemas reales de los venezolanos.   La auténtica oposición democrática tiene una descomunal fuerza moral que debe capitalizar en favor del cambio. Tiene además apoyo popular -somos mayoría- y posee un amplio respaldo internacional.  Todo ello constituye el fundamento para un enorme movimiento social que incluya no solo a los partidos sino a la iglesia, gremios,  sindicatos, estudiantes, amas de casa y todos los sectores de la vida nacional, unidos contra la dictadura, enarbolando las banderas de la lucha social, demostrando nuestra solidaridad con el sufrido pueblo venezolano y exigiendo elecciones libres para propiciar un cambio pacífico y democrático.  No ver esta oportunidad y enfrascarse en un estéril debate electoral sería un grave error, ni hablar de participar en la comparsa que están montando.

La prioridad de la oposición debe ser lo social y a ello debe abocarse, a fondo pero sin abandonar la lucha por elecciones libres y aumentando la presión política para arrancarle al gobierno las condiciones mínimas (no ideales) que hagan posible una salida democrática a la crisis. Esta lucha no es posible darla participando en unos comicios que carecen de ellas y donde el resultado político será siempre favorable al régimen. ¡Venezuela no se rinde!

Twitter: @RichCasanova

domingo, 12 de julio de 2020

Del falso dilema al verdadero debate (Parte I)

Mientras el país se hunde en una crisis pavorosa y la amenaza del Covid19 se cierne sobre la población, el gobierno indolente está dedicado a montar un inútil fraude electoral y ha encasillado al mundo político en el falso dilema de votar o no, alejándonos del verdadero debate que debe darse en la oposición. Antes de explorar la ruta a seguir, conviene explicar por qué será infructuoso ese fraude y por qué es estéril el debate en cuestión.

Desde el principio, cuando ilegalmente le quitaron a la oposición los 2/3 del parlamento, el régimen ha hecho esfuerzos sistemáticos por liquidar a la Asamblea Nacional (AN).  El gobierno -vía TSJ- ha anulado todas sus decisiones y después montó su constituyente cubana para intentar suplir sus funciones. Por tanto, aunque el parlamento ha sido para la oposición un instrumento político, realmente poco le ha importado a la dictadura y la única razón por la cual al gobierno le interesaría una nueva AN es para lograr reconocimiento internacional, superar el aislamiento y lo más importante, acceder a financiamiento externo, sin el cual es imposible superar la crisis.  Pero con unas elecciones fraudulentas, el desconocimiento del régimen se prolongará y la AN que surja de esa bufonada tampoco será reconocida.

Así las cosas, unas elecciones amañadas no sirven a la oposición para producir un cambio político, ni al país para superar la crisis, la cual obviamente se agudizará; pero tampoco le sirven al régimen para garantizar gobernabilidad.  Al contrario, con la profundización de la crisis social y económica, la amenaza aterradora de la pandemia, el hastío del país y el cierre de la vía democrática, los pronósticos para el gobierno son absolutamente adversos. Súmele a eso el incremento de la presión internacional que los aísla cada día más, al punto que hoy los vándalos y sus cómplices ni siquiera pueden comprar un sartén por Amazon. La posibilidad de sostenerse en el poder se ve comprometida pero lo más grave: el país se hace inviable, la crisis adquiere dimensiones espantosas y la posibilidad de un colapso de la economía y de los servicios públicos, es una tendencia evidente.   Por eso advierto que son inútiles los esfuerzos por montar está tramoya electoral, el resultado conduce al desastre y no se traduce en una salida para el gobierno.  Incluso, el intento de montar su propia oposición con "la mesita" y robándose las siglas de PJ, AD y VP, está condenado al fracaso. Todo ese "liderazgo" será licuado y reducido al 12% que tiene la narco-dictadura. El rechazo del régimen ronda el 90% y eso no es algo que puedan superar con esas operaciones delictivas. 

Lo otro, decía que votar o abstenerse es un debate equivocado y absolutamente estéril pues el escenario está diseñado para desgastar a la oposición en un tortuoso camino y luego –sea que participe o no- el resultado político será el mismo.   En efecto, el gobierno se robó las tarjetas más representativas de la oposición, así participar es muy difícil pero aún si se lograra inscribir candidatos en una tarjeta, no sería fácil venderla en las circunstancias actuales y compitiendo en las más hostiles condiciones. Pero siendo optimistas y suponiendo que ganáramos -vistos los extremos a los que ha llegado el régimen- uno puede inferir que éste no tiene razón alguna para reconocer esa victoria, más bien está obligado a desconocerla.    Y vamos más allá, pasemos del optimismo a la ingenuidad y digamos que el país -en medio de la cuarentena- sale a protestar, no hay represión y el gobierno termina reconociendo nuestro triunfo. En tal caso, el régimen sigue teniendo su "real y medio": el TSJ y la constituyente cubana para burlar al nuevo Poder Legislativo.  

Queda claro que "votar o no" es un falso dilema, cuando -indistintamente de lo que se haga- el cuadro de hoy genera un mismo resultado político. El verdadero debate entonces no es en torno a la participación sino como cambiamos ese cuadro que líquida al voto como instrumento democrático y condena al país a una tragedia. Hay que asumir que el problema no es sólo electoral sino el desmontaje de ese andamiaje de poder que clausura la vía electoral y empuja al país a un oscuro abismo.  Esto y reconectarse con las verdaderas necesidades y angustias de los venezolanos debe ser el centro del debate en el campo opositor. 

Entonces ¿Hay salida? ¿Qué podemos hacer? Claro que hay salida y en nuestra próxima entrega intentaremos dibujar una ruta ante esta sombría coyuntura.  Que nadie pierda la esperanza y mantengamos en alto nuestras banderas. ¡Venezuela no se rinde!

lunes, 6 de julio de 2020

El golpe sobre la mesa

Muchos están alarmados por el exabrupto de Vladimir Padrino López anunciando junto al Alto Mando Militar que la oposición jamás llegará al poder mientras exista esa FAN procubana y corrupta dispuesta a violar la Constitución.  Ciertamente eso fue un acto repugnante, grotesco,  pero no debe sorprendernos y mucho menos preocuparnos. Al contrario, hay que ver otras aristas al asunto...

Quien si debería estar preocupado es Maduro pues aunque es inmejorable su relación -o su sumisión- con el poder cubano, ya éstos no están solos en la cancha y cabría la frase "los rusos también juegan", para no hablar de los iraníes cuya incursión política ha generado muchas incomodidades en los predios del poder.

Lo cierto es que los cubanos -que en su momento hasta sacrificaron a héroes de la revolución- conocen como nadie la debilidad interna del gobierno y la situación de aislamiento internacional. Cualquiera en su lugar tendría un plan B.  ¿O ese plan B será de los rusos? ¿Que dirá Takeck El Aisami?

Lo cierto es que a la pavorosa crisis social, hay que sumar el coronavirus y el hastío del país. Obviamente, la única forma de controlar una eventual situación desbordada es con la represión brutal que solo garantiza ese aparato militar corrupto.  Sin ese aparato, los colectivos son simplemente parte de la revuelta.  Todo eso también lo saben los cubanos, quienes sintieron el 5 de Julio que otra vez la cúpula militar le limpia las botas con la lengua. 

Pero la verdad es que el episodio de Padrino López no es una simple adulancia, mucho menos es un acto de solidaridad con su "comandante en jefe", sino que es un sector del chavismo mostrando las garras ante un gobierno frágil, muy débil, aunque intenté aparentar lo contrario. 

El mensaje tenía destinatario y también piquete.  En el mejor de los casos, lo que esa cúpula militar hizo fue pedir un pedazo más grande de la torta, dándole un machetazo al pastel, tan brutal que partió la mesa.  Quizás algunos en la élite castrense se cansaron de hacer negocios y no les basta con todos los guisos.  Ya no es suficiente con toda la fortuna amasada, es hora de ser protagonistas y no actores de reparto ...y lo de "reparto" es literal. 

Ahora ¿Ese mensaje de Padrino López cambia en algo la situación para la oposición? En absoluto, el país está secuestrado y lo dicho por el Ministro de Defensa solo confirma ante Venezuela y el mundo la naturaleza autocrática del régimen, muestra con obscenidad su rasgo militarista y la disposición absoluta a barrer el piso con la constitución y las leyes.   Desde este punto de vista, es positivo que Padrino López haya dejado clara la ruta, el resultado obvio será un incremento en la presión política y más sanciones por parte de la comunidad internacional que está bregando por un elecciones libres como salida a la crisis.  

Para colmo, Padrino López ha puesto de bulto la posibilidad de un golpe militar, la cual siempre ha existido bajo la mesa, claro.   Pero no es casual que ese desafuero discursivo se produzca justo cuando el gobierno intenta maquillar una maniobra electoral para simular un acto democrático.  Esfuerzos que tira por la borda el ministro cuando deja bien claro que se trata de una grotesca farsa electoral y que la oposición jamás será poder.  Así apuñaló un proceso que nació mortalmente herido pero estaba pataleando.  Bastaría con preguntarle a Rafael Simón Jiménez ¿Y con ese Plan República es que tú piensas garantizar la transparencia de esos "comicios"? ¿Que tiene que decir el CNE como poder autónomo de la amenaza proferida por un empleado del Poder Ejecutivo? 

La amenaza abierta de sostenerse en el poder a punta de cañón, es algo que no haría ni Pinochet en sus mejores tiempos. Primero la mesita, luego el TSJ y ahora el Ministro de la Defensa han hecho su mejor esfuerzo por dinamitar la ruta electoral.  

Sin que se le ague el ojo, Padrino López puso el golpe sobre la mesa como una alternativa.  A la oposición eso no nos sorprende, pero es una agresión a todo un país que busca construir una salida pacífica y democrática.    Seguramente, la tropelía del ministro generará angustias en algunos sectores "revolucionaros" y será un tobo de agua helada para los opositores ingenuos que venían insistiendo en participar en esa comparsa electoral, aún sin las mínimas condiciones.  

Nuestra lucha sigue firme por unas elecciones libres... Y esa ruta no la cambiará las bravuconadas de un general tan devaluado como nuestra moneda!

domingo, 28 de junio de 2020

Deslinde por incompatibilidad moral

En el debate político es fundamental tener la mayor tolerancia posible y mantener el respeto por la opinión contraria, pero también es esencial demarcar la cancha, de lo contrario es imposible que un intercambio pueda ser productivo.  Lo otro que es clave es tener claro "quienes somos y contra quienes estamos", conocer bien a tu adversario y no confundirlo con tus aliados, o viceversa.  Si usted entra en la arena política y no tiene claro eso, lo único que tiene seguro es una derrota.  

A propósito, y en aras de un mejor desempeño político, la oposición legítima -esa que goza de reconocimiento internacional- debe expresar un deslinde muy claro para poder avanzar. Esta decisión se ha postergado con la idea de alcanzar un consenso político mínimo en torno a la ruta y reducir lo más posible los daños colaterales.  Es decir, no podemos plantear un deslinde con todo el que piense que hay que votar, pues hay quienes honestamente lo creen, sin ser parte de la conspiración de "la mesita" a favor del gobierno. Y viceversa, tampoco podemos deslindar indiscriminadamente con quien piense en abstenerse. No todo el que así piense es un radical, no cree en la ruta electoral y apuesta a una invasión yanqui.  Hay quienes consideran que simplemente no existen las condiciones mínimas para participar. 

En tales casos, debemos ser cuidadosos. En cambio, con el grupo de la llamada "mesita", no hay razones para postergar el deslinde, lo mismo con los grupos que han asaltado y seguirán asaltando a los partidos democráticos. La frágil contextura moral y las perversas intenciones de estos grupos se han puesto en evidencia con sus recientes acciones.    Si la "mesita" hubiese tenido una buena intención, hubiese aprovechado sus buenas relaciones con el régimen para persuadirlo de elegir un CNE a partir de un consenso desde la Asamblea Nacional. Pero ir al TSJ de Maduro a tenderle la cama para que la dictadura designara al árbitro electoral es una barrabasada que dinamitó la ruta electoral y lanza al país a un abismo. Eso es imperdonable! 

Y es una canallada justificar este vergonzoso acto, diciendo que la AN no cumplió con su obligación, siendo públicos todos los esfuerzos realizados y sabiendo que a la postre, para lograr los 2/3 que exige la Constitución era obligante la participación de la fracción oficialista. Eso para no recordar que se trata del mismo régimen que le arrebató a las fuerzas democráticas los 2/3 obtenidos en buena lid en las elecciones del 2015. 

En todo caso, resulta insólito que alguien pueda pensar que para salir de una dictadura, la alternativa es que ella designe al árbitro electoral y convoque unos comicios sólo con los candidatos que le simpatizan.  Francamente, hay que ser un perfecto idiota para creer que detrás de esa aberrante operación, exista alguna intención noble. Subestiman la inteligencia de los venezolanos quienes intentan vender esa versión.  El país sabe que el único resultado de esa marramuncia es contribuir con el gobierno en el objetivo de destruir al voto como herramienta política, o sea liquidar la democracia, sin importarles el costo terrible para el país, no sólo en lo político, sino especialmente en lo social.  Entonces ¿Qué nivel de coincidencia puede uno tener con estos sujetos?

Y no se trata de odio o intolerancia, simplemente es incompatibilidad moral.  El deslinde es una medida política de orden sanitario, una acción profiláctica para despejar el camino.    En fin, creo que hoy es impostergable ese deslinde, habida cuenta del plan de simular un acto electoral con la supuesta participación de la "oposición", papel que será interpretado en esta sátira por la "mesita" y sus aliados.  Entonces ¿Vamos a esperar que avancen más en ese retorcido plan para decirle al país que la narco-dictadura, la "mesita" y sus compinches son la misma miasma?

En lo personal, hace rato deslinde de esos grupos a los que he llamado la "oposición proxeneta", en alusión a quien actúa desprovisto de cualquier referencia moral, solo en procura de obtener beneficios de un régimen absolutamente prostituido.  Recuperar el valor de la ética en la política es esencial en esta hora menguada de nuestra democracia.

Twitter: @RichCasanova

domingo, 14 de junio de 2020

La ruta electoral: argumentos y criterios contrapuestos

Ante una eventual convocatoria a elecciones, hay quienes dicen que hay buenas razones tanto para participar como para abstenerse, tienen razón. Y no es una decisión personal a partir de las preferencias y simpatías de cada quien.  Es una decisión estratégica, pragmática y unitaria, sustentada en una valoración objetiva de criterios políticos, deslastrada de dogmas o prejuicios. Debe tenerse clara toda la ruta: ¿Qué pasa si la decisión es ésta o aquella? Para despejar el camino hay que evaluar argumentos, desmontar falsos dilemas y poner los pies sobre la tierra. Veamos e intentemos aproximarnos al final a una conclusión. 

Primero, es un chantaje colocar el tema como un debate entre demócratas, participacionistas, de un lado y del otro, una oposición radical, violenta, que apuesta a una invasión yanqui.  No todo participacionista es demócrata, ni viceversa. No aplican las etiquetas: no todo el que prefiere abstenerse es un radical desenfrenado y no todo el que piensa que debe participarse es parte de la oposición proxeneta (léase la “mesita” y su periferia). Claro, hay un sector colaboracionista con retórica opositora que participará para legitimar al régimen y otro sector radical que ya decidió abstenerse y no escucha razones, ambos son minoría.  También hay quienes piensan en participar a partir de un argumento sólido: el gobierno es minoría, si salimos todos a votar arrasamos.  En teoría es absolutamente cierto y por eso la decisión debe ser unitaria: es imprescindible una movilización contundente y una estructura sólida para defender el voto y que el resultado sea respetado. ¿Por qué no participar entonces? 

El tema no es el CNE. Ciertamente nadie puede pedir condiciones electorales justas a una dictadura, argumento predilecto de quienes hablan de participar en todos los comicios y en cualquier escenario.  No se trata de pedirle a una tiranía lo que jamás dará, sino de luchar para torcerle el brazo y lograr -en contra de su voluntad- un mínimo de garantías que efectivamente permitan preservar al voto como instrumento esencial de la democracia.  El riesgo de participar a todo evento y sin esas garantías mínimas, es que puede conducir a prostituir al voto y liquidarlo como expresión legítima de las mayorías. Basta ver como en Cuba siempre hay "elecciones", la gente vota pero no elige.  Pero aunque se intuye que ese es el plan del régimen cubano-militar, aún no es un argumento concluyente para abstenerse.

La dictadura aspira convocar a elecciones con el arbitraje de un organismo electoral designado por ellos mismos, gracias a la oposición proxeneta que acudió al TSJ de Maduro a pedir semejante barrabasada. Así que el fraude está cantado, el gobierno ha llegado muy lejos como para reconocer ahora un triunfo opositor. ¿Por qué lo haría? ¿Qué lo obliga a ello? Al contrario, prácticamente está obligado a desconocerlo para preservar sus privilegios y los intereses del poder cubano.  Sin embargo, que el gobierno sea inescrupuloso y tenga una vocación delictiva inocultable, tampoco es una razón para dejar de enfrentarlo en el terreno electoral, así son las dictaduras.  Podemos ir al proceso entendiendo que no es una elección más, generando las condiciones para movilizar al país, fracturar a la cúpula dominante y obligarla a entregar el poder ante la evidencia electoral. Entonces, una primera conclusión es que –dado el caso- se participaría en un proceso complejo y tal decisión está asociada a la capacidad real de las fuerzas democráticas para hacer respetar la voluntad de los electores. Tal cosa no es posible sin unidad, sin organización y sin el respaldo internacional. Lo contrario sería hacerle comparsa al régimen: repetir la bufonada del 20M.

Por otra parte ¿cuáles son los escenarios futuros? No es cierto que estamos obligados a participar porque la estrategia opositora está sustentada en la Asamblea Nacional y sin ella, no hay gobierno interino. Hoy, la lucha por la democracia está circunscrita a dos bloques: por una parte, Maduro y sus aliados con el apoyo de la FAN o lo que queda de ella, es decir un poder fáctico soportado en las armas y la violencia.  Y por el otro, una oposición que tiene la fuerza moral y el apoyo internacional, en particular el respaldo militar de la primera potencia del mundo. Es decir, el régimen cubano-militar no ha metido preso a Guaidó simplemente porque tiene atrás una coalición multinacional con poder bélico, liderada por EEUU.  Y ese respaldo a la oposición democrática venezolana, no necesariamente está sujeto a la posesión legítima de la Asamblea Nacional hasta ahora ostentada.

En otras palabras, la estrategia opositora está sustentada en el desconocimiento del gobierno de Maduro por parte de la comunidad internacional, el reconocimiento a la AN se deriva de la ilegitimidad del régimen y eso no cambiará si hay unas elecciones fraudulentas.  En tal caso, esta coalición multinacional podría -por ejemplo- seguir reconociendo al gobierno interino y al parlamento legítimamente electo en el 2015.  ¿En qué cambiaría el juego? ¡En nada!  Desde el principio el régimen cubano-militar boicoteó al parlamento con la designación ilegal de magistrados del TSJ que anulan todas sus decisiones y declararon el "desacato".  En una tropelía contra Amazonas, le quitó los 2/3 al parlamento y luego montó la Constituyente cubana, un adefesio que seguirá vigente mientras les sirva para inutilizar a la legítima AN.  La verdad, en cuanto a su función legislativa y contralora el parlamento ha sido inútil, lo que corrobora que el problema no es solo el CNE y las condiciones electorales sino todo el andamiaje de poder que se ha instalado para cercenar a la democracia. 

Además, si más que el reconocimiento a la AN y a Juan Guaidó, el fundamento de la estrategia es el desconocimiento del régimen ¿es coherente participar en unas elecciones amañadas convocadas por quién se desconoce?   En principio no es coherente pero es un tema a discutir y bien pudiera tomarse una decisión pragmática.  En todo caso, es natural que existan dudas entre abstenerse para no hacerle el juego a la dictadura y participar para hacer valer nuestra mayoría. Aún estamos lejos de una cita electoral, ni siquiera hay fecha, no es momento para tomar la decisión pero si de advertir que la oposición democrática –incluido el sector radical- debe auto convocarse a un debate abierto para evaluar sin prejuicio alguno ambas opciones, consultar a la comunidad internacional, evaluar con serenidad y objetividad los argumentos, administrar los tiempos, construir una respuesta unitaria y de inmediato, dar un mensaje conjunto al país comprometiéndose a hacer juntos lo que haya que hacer. ¡Con un mensaje así el país respira! No es una decisión de un partido u otro, no ayuda jugar posición adelantada. ¿A dónde vamos si unos dicen que van a las elecciones y otros no?  Urge un liderazgo responsable. Es hora de cerrar filas, la decisión final corresponde a los partidos, a la oposición democrática legítima y mayoritaria que hace vida en la Asamblea Nacional. ¡Dios bendiga a Venezuela!

Publicado en la prensa nacional en fecha 11/06/20.- 

Twitter: @RichCasanova

martes, 2 de junio de 2020

Los mensajes del G2 cubano


El servicio de inteligencia cubano tiene años instalado en Venezuela, es conocido como el G2 y son realmente unos genios en guerra psicológica y manipulación de las necesidades de la gente. Es sin duda, uno de los pilares del régimen.  En sus laboratorios elaboran unos mensajes cargados de veneno pero con una retórica opositora, a veces radical, que muchas veces logran que la oposición muerda el anzuelo y lo difunda. El más reciente es un mensaje que circula en las redes, atribuido a un periodista de indiscutible credibilidad: Cesar Miguel Rondón, quien jamás diría las barbaridades ahí dichas.

Los mensajes son bien estructurados y esconden un objetivo real (meta-mensaje).  Son expertos en aprovechar los sentimientos más puros, la indignación y las angustias del ciudadano común, quien lógicamente no está entrenado en comunicación política, ni tiene que estarlo, obvio.  

Calificándolo positivamente, he recibido tanto ese mensaje por parte de opositores amigos que decidí desgranarlo en unas cortas líneas y develar la perversión que oculta.   El mismo comienza con la manipulación de decir: "que bello habría sido que las gasolineras hubiesen amanecido vacías completamente.... en un acto de digna rebeldía hubiesen decidido boicotear...". ¿Que nadie fuera a echar gasolina? ¿Y la gente no trabaja, que se muere de hambre? ¡Quieren mantener al país enclaustrado!  Según ese mensaje, para usted ser "digno" y "rebelde" tiene que renunciar a su derecho a comprar gasolina-  El meta-mensaje: si no haces lo que propongo (y nadie lo hará) no tienes dignidad, ni eres valiente. En otras palabras, eres una persona indigna, cobarde y debes estar claro en que la rebeldía es muy difícil.

Luego dice que ojalá nos "arriesgáramos a enfrentar la desesperanza con valentía". Insiste en una inexistente falta de valor ¿Acaso es poco el coraje que se ha demostrado en más de 20 años de lucha contra un régimen desalmado e indolente que usa todo el poder y la violencia sin contemplación alguna?  El meta-mensaje apunta a convencernos de que somos cobardes.  ¡Falso!  Esperamos una reacción que no se ha producido, es cierto, y hay explicaciones para ello pero la cobardía de los venezolanos no es una de ellas.

Continua el mensaje diciendo que "el régimen no va a caer (una aseveración para desalentar) porque nosotros no estamos dispuestos a pasar hambre, necesidad y sacrificios duros para sacarlo".  ¡En serio! ¿El país no ha sufrido todas las penurias imaginables? ¿No hay hambre en Venezuela y es poco el sacrificio que hacemos los venezolanos todos los días? La respuesta es obvia pero el meta-mensaje es sembrar la idea de que “es inútil todo el esfuerzo que has hecho, vamos a seguir, el gobierno no caerá”.

Después como explicación bufa del problema dice que la causa es que nosotros "queremos vivir los tiempos de CAP" y concluye que "como eso no va a ocurrir nunca, esto no va a cambiar nunca".  El meta-mensaje es claro: Olvídate del cambio.   Por cierto, no es casual la alusión a CAP en tiempos de aumento de la gasolina que rememoran el Caracazo.  Véanlo así y piensen ¿Ahora no les suena distinto la frase "eso nunca va a ocurrir"?  Quieren sembrar en el subconsciente la idea de que "nunca va a ocurrir", lo que ellos temen que ocurra.

En medio de esa cháchara seudo opositora que hace creíble el mensaje, advierten que "lo mejor es asumir que el proyecto Bolivariano, el proyecto Revolucionario triunfó y ahora Venezuela es así". ¡Falso! A pesar de todo el poder, la represión y la violencia, nadie lo ha asumido en 20 años y no ocurrirá jamás. ¿Por qué alguien habría de asumir esta tragedia en esta hora decadente? ¿De qué triunfo hablan estos fracasados?  A todo evento, notemos la coherencia, en el fondo el meta-mensaje es el mismo: Resígnate, ríndete...

Y por ahí se va, mostrando en el discurso una falsa indignación para decir que "los sueños de cada uno requieren aprobación del régimen"... "que tu vida está en sus manos"... Y "al que no le guste, busque la manera de irse".  Hablan de lo que ellos quisieran pero nuestra vida está en manos de Dios y todos somos dueños de nuestros sueños.  Ellos aspiran que usted se vaya y no luche.  Muchos han tenido que irse por necesidad o por temor, pero Venezuela no se rinde... ¡Nunca! Y menos ahora que este gobierno agoniza.  No renunciaremos jamás a la esperanza, vamos a perseverar hasta derrotarlo.

Termina el mensaje pidiendo a Dios que "nos de fuerza para aprender a vivir bajo la sanguinaria y perversa dictadura del narco-régimen".  Hablan de la maldad que ellos representan para intimidar al lector y meterle miedo, para rematar sugiriendo que "aprendas a vivir" con ellos.  De nuevo: Resígnate, ríndete, acostúmbrate, etc.

Y la guinda del pastel es una afirmación patética: "Honor al vencedor y honra al vencido". ¿Honor? ¿Vencedores?  Piden lo que nunca tendrán y aspiran a lo que nunca serán.  Y de este lado, al contrario, tengo la certeza de que quienes amamos a esta noble tierra y luchamos por ella con pasión, jamás seremos vencidos y nos sobra honorabilidad.

PD: Para evitar que abusen de nuestra buena fe, hay que analizar bien lo que se lee y evitar difundir todo cuanto llega a nuestras manos. Sea muy selectivo con lo que difunda. 

lunes, 1 de junio de 2020

¿Qué hay detrás del caso de Vladimir Villegas?


Después de la salida de Vladimir Villegas de Globovisión se han producido al menos tres reacciones: unos han querido convertirlo en una víctima del gobierno, casi un mártir de la oposición y levantan las banderas de los principios que en otras oportunidades no izaron y más bien mantuvieron un silencio cómplice ante las arbitrariedades del régimen.  Otros, en particular la oposición más radical, lo han deshuesado, lo acusan de chavista encapillado, infiltrado, traidor, enchufado, testaferro de Gorrín y más. No sólo justifican la expulsión de Globovisión sino que la aplauden. Sin duda, ambas posturas son un exceso.


Y finalmente hay un sector muy amplio que ha mantenido la distancia, una actitud prudente.  Saben que -como dijo el mismo involucrado- salió "por presiones del gobierno" y aunque no celebran los abusos, sienten que hay algo que no está claro. Además no perciben a la supuesta víctima como un opositor auténtico y comprometido. Sobran las razones para dudar y todo el mundo tiene derecho a ello.  Con relación a las verdaderas razones de la salida de Vladimir Villegas circulan en los predios políticos dos hipótesis.  Pero antes de exponerlas, conviene delimitar el contexto y responderse a sí mismo varias preguntas. Veamos...

Últimamente a ese programa solo es invitado el chavismo, también una oposición laxa, timorata; y por supuesto, los falsos opositores que todo el mundo conoce y repudia.  Por ejemplo, uno de sus últimos entrevistados fue Enrique Ochoa Antich, quien interpuso un recurso ante el TSJ de Maduro en contra de la Asamblea Nacional legítima. Es decir, a favor de asamblea chimba y gobiernera que preside Luis Parra.  Y así por el estilo, ha entrevistado a los llamados diputados CLAP y a otros "opositores" brinca-talanqueras. Y claro, no podían faltar algunas figuras prominentes de esa vergüenza nacional que llaman "la mesita".  Entonces ¿Qué pudo haber molestado tanto a Maduro como para tomar esa decisión? Nada!  El periodista Villegas fue muy cuidadoso y siempre se portó muy bien. 

Con ese antecedente, tiene razón la gente en sentir que algo huele mal.  Al menos, no se puede comparar la supuesta presión ejercida para sacar a Vladimir Villegas con la larga lista de tropelías y abusos contra la libertad de expresión, cometidas -por cierto- con la participación de su hermano Ernesto Villegas, hasta hace poco Ministro de Comunicaciones del régimen y aun un encumbrado burócrata de la dictadura.  ¿Dónde estaban entonces los que hoy levantan su voz contra la injusticia? El silencio de su propio hermano le otorga la razón a esa mayoría opositora que mira de reojo la situación e intuye que hay gato encerrado.

En fin, para terminar con el contexto, vale recordar que Vladimir y Nicolás son amigos y estudiaron juntos bachillerato. Con más razón, surgen dudas en torno a la motivación de esa "decisión".   Y las comillas caben porque de verdad, no hubo decisión alguna. Según el propio Villegas, salió "por presiones del gobierno de Maduro".   En el peor de los casos, la decisión fue de su amigo Raúl Gorrín, quien cedió a la presión sin pelear.  Siendo así, muchos se preguntan ¿por qué yo voy a hacer un alharaca si un empresario abiertamente vinculado al régimen, presuntamente cede a la presión y decide cortarle el cuello a su camarada, amigo, socio, empleado o lo que fuera?

Es aquí donde entra la primera hipótesis, según la cual el episodio es realmente un conflicto interno del chavismo, entre el madurismo y el ala que dirige Raúl Gorrín, quien se ha convertido dentro del oficialismo en un factor, no sólo económico. Algunos le agregan que en este conflicto subyacen intereses crematísticos entre socios incómodos, molestias por un mal reparto o conflictos típicos entre el testaferro y el mandón. Naturalmente, con un gobierno tan corrupto a nadie le extrañaría.  Sin embargo, por ahora es mera especulación y no nos hacemos eco de ella.  Simplemente se comenta a título de inventario. 

En esta hipótesis, Maduro actuó para cerrar un espacio televisivo que estaba siendo utilizado -no a favor de la oposición- sino para fortalecer a grupos internos dentro del chavismo que lo adversan y a otros en la periferia que medran del poder.  Si ese fuera el caso, es de suponer que el dueño de Globovisión decidió no jugar duro en esta partida y sacrificar un peón en este borrascoso ajedrez. 

La otra hipótesis advierte que la salida de Vladimir Villegas es una jugada fríamente calculada del régimen con varios objetivos: 1) Lavar la cara del periodista para intentar colarlo al CNE como una ficha opositora. 2) Aprovechar la coyuntura compleja de la oposición para introducir un ingrediente de disociación que -no sólo genere controversia- sino que sirva como pote de humo justo cuando la gente responsabiliza al gobierno de la salida de DirecTV y el show de la gasolina iraní no les funcionó como esperaban.  Y 3) Intentar fortalecer a un sector que sostiene una retórica opositora pero viene trabajando para dividir a las fuerzas democráticas, debilitar a la legítima Asamblea Nacional y sembrar desaliento con su crítica permanente e infundada.  Me refiero a esos sectores que tienen tiempo haciéndole comparsa al régimen y que yo he llamado "la oposición proxeneta".

En conclusión, sea una hipótesis u otra, lo menos que se ve es una violación a la libertad de expresión y en todo caso, aunque no se justifica una actitud caníbal contra el periodista Vladimir Villegas, la gente tiene razón a abrigar dudas sobre la real motivación de la "decisión".  Mi recomendación es que pasemos la página y nos ocupemos de lo verdaderamente relevante: la tragedia que sufre la inmensa mayoría del pueblo venezolano y lo que debemos hacer para salir de esta pesadilla.

Twitter: @RichCasanova

Publicada en la prensa nacional el 28/05/20

miércoles, 27 de mayo de 2020

!Que viva la estupidez!

Justo cuando el régimen cubano-militar lanza su crítica insolente contra la Academia y parece apropiarse de la triste frase del Gral Millán Astray: "Muera la inteligencia", encuentra uno razones para sentir que la sensatez agoniza en una parte de la oposición. Lamentable, provoca decirles "Viva la estupidez".  En efecto, vemos como se desata una campaña sucia contra Henrique Capriles y Primero Justicia (PJ), precisamente cuando el país espera rectificaciones por parte del liderazgo fundamental opositor, 

El país se cae a pedazos y estamos al borde del colapso, quizás de una crisis humanitaria de inimaginables proporciones, mientras algunos deciden dar rienda suelta a sus miserias, mostrar su insólita inmadurez.   Si esa campaña es una respuesta al comunicado que PJ ofreció al país, entonces es también resultado de una de las pocas cosas que ha hecho bien el régimen, además de robar y abusar del poder: me refiero a inocular el virus de la intolerancia en la sociedad democrática e imponer la descalificación y la mentira como arma política.

Por exponer mis opiniones -como siempre- con franqueza y respeto, en estos días me bloqueó en Twitter un respetado intelectual chileno, tal como lo hizo Diosdado Cabello y Tarek William Saab, lo cual me honra, por cierto. Sin embargo, este episodio demuestra que la intolerancia y la prepotencia no son un patrimonio exclusivo de la "revolución".  Y no es un caso aislado, por las mismas razones, también un conocido educador venezolano me acusó de ser "chaperón" del gobierno interino.  Si, increíble, un educador.  Da pena el nivel del debate y esa es la victoria del régimen que antes aludía.

Cuando salió el comunicado de PJ, podía intuirse que algunos grupos lo utilizarían para saciar pasiones subalternas, ponerlo al servicio de la mezquindad y alimentar sus intrigas, lo cual uno podía esperar de esa oposición cohabitante y proxeneta que se da la mano con el régimen "bajo la mesita" o en la periferia de ella.  También de la oposición radical que sin liderazgo real, pretende desplazar a la Asamblea Nacional y al presidente Guaidó como centro de dirección política de la lucha democrática, objetivo que comparten con la oposición antes referida y por supuesto, con la dictadura.

Por eso rápidamente advertí que ese comunicado no tenía la intención de dividir, sino al contrario, de darle institucionalidad, solidez y coherencia a la unidad. Que no era contra Guaidó sino que aspiraba despejar dudas, definir roles, reglas de juego transparentes y promover la rectificación que fuera necesaria. ¡Con madurez y sin complejos!

He adversado a los managers de tribuna, guerreros del teclado, cohabitantes y toda esa fauna política que poco aporta y nada arriesga, pero es implacable en su crítica contra Guaidó, la AN, el G4, etc. Y es que para criticar hay que tener moral y vale decir, Primero Justicia la tiene: no solo por el peso de su fracción parlamentaria que ha servido de soporte al gobierno interino, del cual forma parte con responsabilidades específicas y gente como José Guerra o Miguel Pizarro, entre otros; sino porque Julio Borges ha jugado un rol crucial, siendo uno de los arquitectos del entramado internacional que hoy respalda nuestra lucha democrática. Además, la oposición sigue en pie por la perseverancia y el liderazgo de Henrique Capriles, quien ha sido dos veces candidato presidencial contra la dictadura, con todos los riesgos que eso implica. Hemos llegado hasta aquí gracias a dirigentes como Fernando Albán que ofrendaron su vida por la causa o Juan Requesens, quien paga con cárcel su rebeldía.  Pero también estamos aquí gracias al coraje de miles de dirigentes medios y de base que luchan incansablemente, no detrás de un teclado, sino en las calles de Venezuela. 

Seguro estoy que otros partidos pueden decir lo mismo, nadie lo duda.  Solo se trae a colación porque llamar a la reflexión y promover rectificaciones -en el caso de PJ- tiene el claro propósito de garantizar el éxito de una operación libertaria con la cual está indisolublemente vinculada y comprometida. Mal pudiera alguien entenderlo de otra manera.  Además, muestras de solidaridad sobran...

Hablando del 30A, el historiador Elías Pino Iturrieta decía que "...caminaron sin red de protección en una cuerda floja por las cercanías de La Carlota, demostración de memez que la generosidad de su clientela fue capaz de disimular,...". Ciertamente, se disimuló, al menos ante la opinión pública.  Cuando Henrique Capriles dice "ya llegará el momento de hablar del 30A", no es una amenaza sino una forma de decir que tenemos una opinión pero no es momento para expresarla, que la agenda de debate no pueden ser los errores y las culpas, sino las rectificaciones en el marco de la unidad.  Hoy es hora de reivindicar la sensatez y el respeto por la diversidad que caracteriza al mundo democrático. 

En lo personal, hago propia una opinión que le leí a Jorge Roig: "Entre Henrique Capriles y Juan Guaidó, me quedo con los dos. El primero por su larga batalla, ahora olvidada por unos cuantos y el segundo por devolvernos la esperanza ahora dinamitada por otros". Mi solidaridad con todos los que luchan con honestidad, constancia y pasión por un cambio en democracia y un futuro mejor.  ¡Venezuela no se rinde!

Publicado el 18/05/20 en los medios nacionales

Twitter: @RichCasanova


lunes, 27 de abril de 2020

La tregua del diablo ¿Solidaridad con quién?

No sorprende que presuntos dirigentes aboguen hoy por una tregua, en atención a la amenaza del coronavirus. Cierto, en casi todo el planeta la emergencia ha obligado a postergar las diferencias políticas pero eso ha sido posible porque quienes ejercen el poder asumen una actitud cónsona con tal propósito y juegan su rol con algún sentido de responsabilidad. Son políticos -con defectos y virtudes- pero con un mínimo de compromiso social, no se trata de una corporación delictiva que poco le importa el sufrimiento del pueblo y solo les interesa preservar el poder, así sea sobre las ruinas de una nación.  Así que en Venezuela la realidad es muy distinta al resto del mundo.  Quienes insisten en su tesis de cohabitar con el régimen, no sólo obvian una realidad patente y un desenlace inminente, sino que desconocen elementos esenciales de la política y bordean peligrosamente las fronteras de la ética.

En lo político, desconocen una dinámica fundamental: el factor clave en la toma de decisiones es aquel que tiene el poder fáctico, o sea el control de las armas y el "monopolio de la violencia", para decirlo en términos de Max Weber, quien en su obra "La política como vocación" expuso una definición de Estado que aun predomina en la filosofía política.  Aplicado en nuestro contexto, "Tregua" según el DRAE es el "cese de hostilidades" y ello claramente depende del factor hostil, más que de las víctimas. No podrá cesar las hostilidades quien no las protagoniza y esta tregua solo puede entenderse como la aspiración del régimen a una rendición total, un paso más en su pretensión de arrodillar al país. Así las cosas, luce sospechoso que en torno a esa "tregua", algunos factores supuestamente opositores ejerzan una presión sostenida sobre Juan Guaidó, la Asamblea Nacional y los partidos mayoritarios de la oposición democrática. Como si fueran pocas las veces que la oposición ha intentado dialogar, obteniendo siempre el mismo resultado: el gobierno se ha burlado de estas iniciativas e incluso de sus aliados.

¿Por qué no se enfocan y presionan al gobierno para que abandone sus pretensiones hegemónicas y facilite un gobierno de transición que sea capaz de enfrentar la crisis? La propuesta está sobre la mesa y es posible.  Hasta el peor delincuente decide negociar cuando tiene “la pistola en el pecho” pero sin esa condición previa, resulta una ingenuidad –o una política perversa, según el caso- aspirar a concesiones de quien no está dispuesto a darlas. No sé si estos apaciguadores desconocen que el diablo no da tregua o como decía el poeta Mario Benedetti, "hace mucho tiempo que Dios ha dejado de creer en ellos".

Si el régimen tuviera alguna disposición de asumir con responsabilidad la crisis, hubiese designado una comisión de alto nivel para enfrentarla, amplia y plural, conformada por calificados expertos, científicos, académicos y gremios de la salud, entre otros. Dar esta responsabilidad a Delcy Rodríguez y a los militares es un disparate que no puede ser avalado por una oposición responsable. Hablamos de un "gobierno" que en esta circunstancia es capaz de apresar a médicos o enfermeras por expresar su opinión y aun exhibe una larga lista de presos políticos; que utiliza a colectivos armados para amedrentar a la población y amenazar al empresariado; que miente descaradamente al referirse al estado deplorable del sistema de salud pública en Venezuela, afirma que tenemos miles de camas hospitalarias disponibles y oculta las cifras.  

Un régimen así no merece la confianza del país y la supuesta tregua se convertiría en solidaridad automática con una política, cuyas consecuencias podrían ser devastadoras para la población.  Sería ser solidarios con el abuso, con la militarización, el crimen y la mentira, con la indolencia con que el régimen actúa.  En fin, sería igualmente irresponsable que la oposición democrática cohabitara con quien no muestran interés en abordar la emergencia sino en aprovecharse de ella para preservar el poder y sus privilegios.

Eso no quiere decir que los demócratas -que no tenemos armas, ni vocación bélica- vamos a abandonar la ruta civilizada para resolver los conflictos o vamos a exacerbar la confrontación política en esta trágica coyuntura. Al contrario, toda la inmensa presión internacional apunta a una transición pacífica, a pesar del régimen. Dependerá de Maduro o de los militares u otros factores dentro del chavismo, que la oportunidad de negociar que está en la mesa no se convierta en "el último tren" y la situación derive hacia lo que nadie desea.  ¿O alguien cree que si la cúpula chavista se niega obstinadamente a ello, pueden permanecer en el poder y EEUU dirá "bueno, entonces dejamos eso así"? Obviamente no, el cambio es indetenible.

En definitiva es hora de ser solidarios pero con los médicos, enfermeras y todos los que trabajan duro para enfrentar la amenaza que azota al mundo. Ser solidarios con el pueblo que sufre, no con los causantes de su sufrimiento. No caigamos en trampas, hay que quedarse en la casa, mantener la calma, actuar con firmeza y sensatez. ¡Dios bendiga a Venezuela!

Twitter: @RichCasanova

 

domingo, 29 de marzo de 2020

¿Narcotraficantes? No vale, pobrecitos


Ante el silencio sepulcral de los siempre escandalosos amigos de la revolución, alguien se preguntaba dónde estarán Evo Morales, Daniel Ortega, Raúl Castro, Cristina Kirchner,..., y la lista seguía hasta Oliver Stone y Danny Glover.  Como respuesta solo diré que en ocasiones, también el silencio es una forma de hablar.  Hoy, darle la espalda al régimen es lo menos que pueden hacer para no ser arrastrados en este deslave. Lamentablemente, en Venezuela tenemos algunos analistas y presuntos dirigentes de oposición que siguen buscándole 5 patas al gato. Les cuesta disimular su resentimiento, frustración o intereses facciosos e inconfesables. En medio de esta avalancha de lodo que cae sobre la narcodictadura, hacen "análisis" que arrojan dudas sobre la oposición y le dan al gobierno un margen de maniobra que no tiene. Hasta hace poco sostenían una campaña para que EEUU levante las sanciones al régimen, con el infundado pretexto de que éstas perjudican al pueblo.


Es una actitud reiterada. Sus análisis siempre parten del falso supuesto que el gobierno "se las sabe todas", es un estratega impecable y todo lo que hace está calculado.  Si ven a Maduro con los pantalones mojados, dicen que eso es un trapo rojo o un plan perfectamente diseñado para...bla, bla.  ¡Así es siempre!   Por si fuera poco, constantemente tienen a flor de labio una crítica contra la oposición. Son expertos en identificar sus errores e insinúan que no es tan hábil e inteligente como ellos.  Uno se pregunta ¿Y por qué entonces estos críticos geniales nunca han dirigido nada?  ¿Por qué no han convocado jamás aunque sea a una asamblea en su edificio, ni demostrado respaldo popular alguno?

Nadie los vincula con una lucha real, ni siquiera los vemos en las marchas.  Algunos, a lo sumo, dirigen unos partidos de maletín que inscriben candidatos en todas las elecciones y jamás consiguen la victoria. En fin, tienen un largo historial de fracaso, exhiben una triste soledad y nunca arriesgan el pellejo pero eso si, son guapos y unos deslumbrantes estrategas en Twitter o Whatsapp.  ¡Eso creen! La verdad, hacen análisis tan desenfocados que lucen sospechosos, solo les falta defender a "los más buscados" o decir "¿Narcotraficantes? No vale, no creo, pobrecitos".  ¿Ni siquiera en esta hora difícil, al borde de una calamidad, estos factores supuestamente de oposición van a jugar a la unidad nacional y ponerle el hombro a Guaidó, a la Asamblea Nacional y al liderazgo político que tiene reconocimiento nacional o internacional?  Una reflexión no es mucho pedir....

Nadie pide incondicionalidad sino solidaridad inteligente. ¿Se han cometido errores? Sin duda alguna. ¿Hay cosas que no comparto? Muchas... Pero hay que buscar el escenario para expresarlas y a todo evento, es preferible enfocarse en los aciertos y resultados positivos. Hoy el régimen cubano-militar está contra las cuerdas, no producto del azar o del destino, sino de una política que se ha sostenido con perseverancia y no pocos riesgos. No reconocerlo es una actitud mezquina que habla por sí sola. Como decía aquel Mosaico Criollo del maestro Billo Frómeta, "por más que se tongonee, siempre se le ve el bojote".

Twitter: @richcasanova



El Maduro-virus y la militarización del país

Publicado en la prensa nacional el 17/03/2020

Que el Corona-virus es una amenaza real no está en discusión, tampoco la necesidad de tomar con absoluta rigurosidad las indispensables medidas preventivas para reducir los riesgos de contagio. Sin embargo, si existen dudas con relación a la implementación de algunas políticas y la intención subyacente en algunos sectores de la política nacional.  En los medios y en las redes sociales la dinámica es intensa y tiende a generar cierta paranoia, la cual se incrementa por una campaña subliminal, sustentada en el miedo e impulsada desde el gobierno. Así las cosas, lo primero que debemos hacer entonces es llamar a la calma.  

El gobierno sabe que toda forma de miedo lo beneficia en tanto que es paralizante e impide pensar con claridad, la ciudadanía centra la atención en sus temores y puede tener cierta condescendencia con este régimen irresponsable que ha devastado el sistema de salud pública, lo cual constituye la principal razón de nuestras angustias.   Quienes ejercen el poder real en Venezuela –los cubanos- son unos verdaderos genios en guerra psicológica y manipulación, lo han demostrado. Así que a nadie sorprenderá que esta amenaza de pandemia sea aprovechada para mantener a la población aterrorizada, en estado catatónico, aislada a sí misma y lógicamente socialmente desmovilizada. No es la primera vez que el gobierno manipula las más sentidas necesidades de nuestro pueblo para incrementar el control social a partir de una mayor dependencia del ciudadano, ahora incluso para salir de su casa. 

El liderazgo democrático tiene que enviar un mensaje claro, no necesariamente confrontando al gobierno pero si diferenciándose de él. Hay que dejar en evidencia la pretensión del régimen de aprovechar la coyuntura para instalar un estado panóptico y por fin militarizar al país, prácticamente con el consenso de diversos sectores que se sienten aterrados por la amenaza.   La oposición debe orientar y promover el estricto cumplimiento de las medidas preventivas pero al mismo tiempo, alertar sobre esta absurda militarización que en nada resuelve el problema.  Hay que denunciar enérgicamente el disparate de designar a Delcy Rodríguez al frente de la Comisión contra el Corona-virus, mientras se margina a la comunidad científica que realmente tienen criterios técnicos para enfrentar la pandemia. 

Los partidos políticos no pueden limitarse a la campaña #QuedateEnTuCasa con tal ingenuidad que deje el campo libre a un régimen indolente, manipulador e inescrupuloso para ganar una inmerecida indulgencia e implantar un modelo totalitario de control.   Nada nuevo, por cierto, si revisamos a autores como Antonin Artaud (El Teatro y la Peste), Albert Camus (La Peste) y Michel Foucault (Vigilar y Castigar). 

Además de reivindicar el rol de la comunidad científica, la oposición democrática está obligada a cuestionar -antes de que sea tarde- el abordaje de esta potencial pandemia desde la visión militarista y más bien, promover soluciones a partir del ejercicio de la ciudadanía, donde todos somos protagonistas.  Es decir, plantear soluciones desde la organización social que nos convierte a todos en actores responsables y no desde el control militar que nos reduce a víctimas y subalternos del régimen.  El liderazgo democrático debe articular con diversas Organizaciones No Gubernamentales y la sociedad en general, en un esfuerzo conjunto para enfrentar al Corona-virus, sin desestimar otra amenaza igualmente real y quizás más mortífera: el Maduro-virus, cuyo saldo en muerte, violencia, hambre y miseria es significativamente mayor al de su colega con corona. Tenemos que elevar al máximo la conciencia colectiva para enfrentar simultáneamente a ambos virus que azotan al país.  ¡Dios bendiga a Venezuela!

Twitter: @richcasanova 

Una reflexión política en esta nueva etapa

Publicado en la prensa nacional el 03/01/2020

Hoy 3 de Enero, mi querido y siempre recordado amigo, Teodoro Petkoff estaría cumpliendo 88 años de edad. "El catire" supo siempre reconocer sus errores y rectificar. Pasó su vida luchando honestamente por los ideales de la democracia y la justicia social, demostrando siempre que hay una relación indisoluble entre la ética y la política, algo que es impostergable reivindicar con acciones en la política actual.   A propósito del inicio de una nueva etapa en esta lucha por la libertad, quienes compartimos algunos años con Teodoro, debemos inspirarnos en su ejemplo y especialmente en su inquebrantable optimismo. Ser optimista no es ser ingenuo, es saber que en medio de las dificultades, siempre hay una gran oportunidad y jamás rendirse ante la adversidad. Es recordar en medio de la tormenta que "llueve y escampa", es salir con el paraguas en vez de refugiarse en la tristeza.

En un momento complicado y lleno de incertidumbre, Teodoro acuñó una frase que nos permitió avanzar y resume ese espíritu indoblegable: "estamos mal pero vamos bien".   Parafraseando al viejo líder, hoy pudiéramos decir "no sé si vamos bien pero el gobierno está muy mal". Ciertamente, el régimen sigue aislado internacionalmente, acorralado, enfrentando una crisis monumental que es incapaz de revertir, al borde del colapso financiero y con un país sin combustible, sin capacidad de garantizar los servicios básicos, es decir un país que se hace inviable cada día más, con una dramática situación social, un inmenso rechazo popular y un piso político frágil, a pesar de los esfuerzos por ocultar las grietas. Un gobierno así, no tiene futuro. Aunque no se ha logrado el cambio que aspiramos, el balance es positivo.  

Y el gobierno está en tan precaria situación porque los venezolanos no hemos doblado las rodilla.  Pese a la represión, al asesinato, la tortura, la prisión y el exilio; pese a la brutal arremetida contra medios y periodistas, ahí está de pie una Venezuela que no se rinde.   Pero también está inviabilidad del régimen es producto de la acción consecuente de un liderazgo político que no se arrodilla y corre los riesgos que sean por mantenerse en pie de lucha.  Es una mezquindad desconocer ese esfuerzo y un despropósito centrarnos en la crítica genérica, infundada e irresponsable a la oposición democrática, lo cual beneficia exclusivamente al gobierno. 

Con muchos errores y no menos omisiones, hay una gestión que es justo reconocer. El esfuerzo realizado desde la Asamblea Nacional y por los principales partidos es algo que debemos valorar.  Desconocerlo solo abona el camino de la frustración, la desesperanza y la resignación, solo consigue dividir a la sociedad democrática y esa es la ruta del gobierno, esa es su única posibilidad de sostenerse en el poder, pendiendo de un hilo y matando de hambre a un pueblo.   Sin dudas, tenemos muchas razones para sentirnos optimistas. Tengo la certeza de que saldremos de esta tragedia: el gobierno no tiene futuro, nosotros podemos construirlo.  

Hacer un balance positivo no significa desconocer las equivocaciones, sino aprender de éstas y enfocarnos en los aciertos para rectificar en lo que sea necesario.  Efectivamente, es hora de evaluar con objetividad los avances e identificar errores, revisar nuestra estrategia, redefinir metas y repensar la política pero para eso no necesitamos la "crítica constructiva" de quienes invierten más tiempo adversando a la oposición que al gobierno. En esta etapa son tan dañinos los colaboracionistas que se disfrazan de opositores para sentarse en las piernas de Maduro y hacerle comparsa a la dictadura, como los radicales opositores que apuestan a una confrontación extrema o una invasión yanqui.

Esta necesaria reflexión del liderazgo político es impostergable y el país debe exigirla reconociendo la invaluable labor cumplida y con absoluta solidaridad a quienes han arriesgado todo en estos años de lucha. Replantearnos la política en esta nueva etapa, no puede ser un carnaval de críticas, acusaciones o descalificaciones. No puede ser un encarnizado debate público, debe hacerse puertas adentro, debe ser una reflexión serena y responsable del liderazgo fundamental pero escuchando a todos los sectores del país. 

Como toda estrategia, debe manejarse con reserva y discreción, no puede ser un debate público pero debe ser incluyente y muy amplio. Y sobre todo, debe partir del respeto entre los diversos sectores para garantizar la unidad, la cual siempre será un valor fundamental en esta lucha contra la dictadura.  Sigamos adelante: ¡Todo por esa Venezuela que no se rinde! 

Twitter: @RichCasanova 

Elecciones para superar la crisis, no para atornillar al régimen

Publicado en la prensa nacional el 01/09/2019.

Desde algunos sectores de la oposición se insiste en participar a todo evento en las elecciones parlamentarias que pretende convocar arbitrariamente el gobierno ¿Una nueva Asamblea Nacional es la solución a esta pavorosa crisis que padece el país? ¿Acaso hoy no tenemos mayoría en el parlamento y antes de que se instalara, ya el gobierno había actuado desde el írrito TSJ para burlar la voluntad de los venezolanos y secuestrar al Poder Legislativo?  ¿Acaso no montaron una ilegal y oprobiosa Asamblea Constituyente para intentar liquidar al parlamento? ¿Qué garantías hay de que esta truculenta historia no se repita?  Ninguna!

La dictadura calcula que con esas elecciones (solo parlamentarias) gana tiempo y se garantiza su permanencia hasta final del período.  No se percata de que la situación es insostenible y el gobierno se ha hecho inviable.  Al contrario, si esos comicios no incluyen la elección de un nuevo presidente y un cambio de gobierno, la crisis se prolongará y con total certeza se agudizará, elevando la conflictividad social y abriendo la puerta a salidas violentas,  golpistas, intervencionistas y otros atajos de consecuencias inimaginables.    

A pesar de ello, algunos sectores autodefinidos como opositores plantean que indefectiblemente hay que participar en cualquier elección sin importar las condiciones, ni la unidad y mucho menos la opinión del resto del país. Argumentan a partir de falsos supuestos, interpretaciones maniqueas de la democracia y otros alegatos de orden principista. En algunos casos, la intención de tergiversar el debate es deliberada.  Decir que los "participacionistas" son demócratas y todos los demás solo buscan un desenlace bélico o están a favor de una intervención militar, es una falacia ¿Quién les dijo que Guaidó, la AN o algún factor de la coalición opositora mayoritaria, no desea una salida electoral a la crisis?  

A eso apostamos todos y en el G4 (principales partidos de oposición), no hay la menor duda sobre el particular.  Lo que hay es una ruta para lograr que esas elecciones (parlamentarias y presidenciales) se den en las mejores condiciones posibles y por eso se agotan todos los esfuerzos de negociación con la intermediación de Noruega y mucha presión internacional.  Lo que hay es una determinación absoluta de ir a un proceso que contribuya o se traduzca en una real salida a la crisis, no unas elecciones para complacer al régimen, atornillarlo y como dijimos antes, prolongar la crisis, agudizando la tragedia que sufren los venezolanos.   Una salida electoral es lo ideal pero tenemos el compromiso de tomar una decisión consustanciada con la realidad y atendiendo a la opinión del país: gremios profesionales y empresariales, sindicatos, universidades, la iglesia y en general, la sociedad civil organizada.

No hay duda alguna, lo que hay es un propósito firme de actuar de manera unitaria y a partir de lo antes expuesto: dependiendo de las circunstancias, vamos todos o no va nadie.  A diferencia de otros que piensan “vamos nosotros así no vaya nadie”. Queremos unas elecciones que sean realmente una salida y si no lo son, habrá que evaluar otras opciones. 

A esa oposición que insiste en enturbiar el debate, les decimos que participar en una farsa no está alineado con los principios democráticos con que pretenden arropar sus opiniones.  En todo caso, no es el peor escenario que el gobierno compita solo -contra sí mismo o contra candidatos prefabricados-  pues se trata de un régimen desprestigiado e ilegítimo, que pocos reconocen, que está internacionalmente acorralado y financieramente arruinado. Nuestra preferencia es clara a favor de un desenlace electoral pero no es incondicional, ni es la única opción que tienen las fuerzas democráticas, eso es bueno que lo tenga claro la dictadura y quienes estén pensando en ponerle el hombro en esta hora agónica.

Twitter: @RichCasanova