miércoles, 25 de octubre de 2017

UNA DECISIÓN CON VISIÓN ESTRATÉGICA

Mientras escribo estas líneas, los 4 gobernadores opositores militantes de Acción Democrática se están juramentando ante la fraudulenta constituyente cubana. No voy a censurarlos por eso, hoy sobra quien lo haga. Sin dudas, la situación es compleja. Pero tampoco podemos silenciar nuestras opiniones. Con respeto, en esta hora oscura debo expresar mi opinión contraria. Hay quienes esgrimen argumentos principistas y satanizan todo pero también encontramos un pragmatismo igualmente radical que justifica plenamente acudir a esa ilegítima instancia. Ambos extremos impiden una decisión con visión estratégica, con la mesura e inteligencia que las circunstancias exigen y sin perjuicio de la ética que debe prevalecer en la función política.  Lamentablemente, por su diversidad y falta de cohesión, la falta de una visión estratégica es la principal debilidad opositora. Y la mejor prueba es esta decisión, la cual debió ser tomada de forma unitaria y no por un partido de la coalición. Al fin y al cabo, se trata de gobernadores elector por la unidad y como tal, cualquier decisión debió respetar la Consulta Popular realizada el 16J, donde el país categóricamente desconoció a esa falsa constituyente. 

Veamos otros argumentos. Es lógico que los gobernadores opositores quieran asumir y dar respuesta a su electorado pero ¿realmente asumirán una gobernación o le dejarán un cascarón sin competencias, ni recursos? Ninguno de ellos es tan iluso para pensar en hacer una gestión. Estemos claros que ningún problema podrán resolver y hasta para pagar la nómina tendrán serias dificultades.  Algunos de estos gobernadores hicieron una "consulta" para tomar la decisión.  Uno presume muchas presiones en cada estado y en su partido, pero también se puede inferir que la consulta buscaba justificar una decisión ya tomada: su resultado era obvio, un pueblo ávido de cambio apoyará este paso, sin otra aspiración que "una agüita en este desierto", como alguien me decía.   Asumir tal cosa es también una ingenuidad que conducirá a una nueva frustración. Estamos ante un gobierno malandro e inescrupuloso que -lejos de dar agua- tiene el plan de darle vinagre a los venezolanos para doblegar su voluntad de cambio. 

Así las cosas, la juramentación de los gobernadores ante la constituyente cubana no puede verse como una simple coyuntura sino como parte de una estrategia bien elaborada por la dictadura para desacreditar a la oposición, fracturar más a la unidad y destruir definitivamente la ruta electoral.  En consecuencia, debió actuarse para generar un efecto contrario al esperado por el gobierno: mayor prestigio opositor, evitar más fracturas, propiciar una unidad superior y facilitar el restablecimiento de las condiciones electorales para rescatar la vía democrática pues esa debe ser la ruta, a menos que usted tenga fusiles y cañones para ir a una lucha armada. O esté pensando en prender una vela para que otro solucione nuestros problemas.

Insisto, la decisión debió tomarse con visión estratégica, pensando en los escenarios futuros. Sabiendo que juramentarse ante la constituyente cubana no es el final de esta película y que luego de ese evento, vendrán acciones del gobierno destinadas a desprestigiar a la oposición, serán objeto de burlas y humillaciones en cadena nacional.  Todo ello con el objetivo de socavar nuestra base de apoyo y el respaldo internacional. Mostrarán la incoherencia que significa pasar meses desconociendo a la constituyente fraudulenta, incluso bautizarla como "prostituyente", para terminar jurando ante ella. El gobierno profundizará las fracturas en la MUD al "subirle el volumen" y manipular las posturas radicales que saldrán irresponsablemente a izar banderas de moralidad, como si tuvieran el monopolio de ello.  ¿En ese escenario vamos ir a las elecciones municipales que obviamente serán convocadas ya?  Con este cuadro ¿cuál es la viabilidad de unas futuras elecciones presidenciales?  Actuar con visión estratégica supone entender que nuestro objetivo no son 5 gobernaciones desmanteladas, ni siquiera 200 alcaldías en la próxima elección, nuestro objetivo es el cambio de régimen: la salida de las mafias que desangran a Venezuela. En consecuencia, las decisiones que tomemos hoy deben propiciar mejores escenarios futuros y en este caso, generar el contexto político necesario para actuar en el plano nacional e internacional a los fines de restablecer la ruta electoral que la dictadura pretende dinamitar. 

Lo que está planteado hoy es una nueva etapa de lucha donde recomponer la unidad es clave y la coherencia de nuestras acciones en función de una estrategia bien definida es determinante.  También es necesario rectificar ante los errores cometidos, eso es lo inteligente y lo que el país espera.  Dios bendiga a Venezuela.

Twitter: @richcasanova

lunes, 16 de octubre de 2017

¿FRAUDE? ¿Y AHORA QUÉ?

Una semana antes de las elecciones, muy preocupado advertí públicamente que era "muy importante NO descartar el fraude: es una posibilidad cierta. Pero ello no justifica la abstención, más bien es todo lo contrario".  Quise enfrentar al mismo tiempo el excesivo triunfalismo ante un gobierno delincuente y la absurda posición de algunos radicales que proponían como alternativa la abstención, lo cual abonaba a favor del fraude.  Pero también la intención era que se tomarán medidas preventivas y seguramente fueron tomadas. A pocas horas de concluir el proceso, no descarto otros análisis: mi buen amigo Kico Bautista señala que "perdimos por nosotros mismos. Nos mató la abstención y los venezolanos que se fueron del país en estos últimos meses. También la reingeniería electoral, la estrategia del gobierno funcionó. Perdimos 3 millones de votos: entre los cambios de última hora, el lío de las tarjetas con los nombres de candidatos y la generación de un cuadro de escepticismo generalizado se nos fue la victoria...". 

Quizás, aun no tenemos los elementos para cantar fraude y habrá que esperar el análisis detallado de las actas pero evidentemente el resultado no es creíble.  Luce imposible que un gobierno que tiene más de 80% de rechazo, responsable de la espantosa crisis que sufre la población, obtenga el 54% de los votos.  Y mucho menos con los niveles de participación que anuncia el desacreditado CNE.  "Esa no existe", diríamos en criollo.  Un colosal fraude es entonces "una posibilidad cierta" hoy y así lo comunique oportunamente -al menos dos meses antes de las elecciones- a conocidos dirigentes de la unidad democrática.  Decía entonces: "si hay un momento para que el gobierno se tire un fraude es éste... Y debemos prepararnos para ello. Aun teniendo las actas que demuestren nuestra victoria, tenemos un país sumido en la impunidad ¿Qué hacemos si mañana dicen que ganaron 15 gobernaciones? ¿A dónde vamos con las actas? ¿Al CNE, al TSJ o a la ANC? Seguramente, la fraudulenta constituyente cubana va a convalidar esta nueva estafa y juramentará a los gobernadores chimbos. Los radicales que ayudaron al gobierno promoviendo la abstención dirán que tenían razón, saltarán los oportunistas a culpar a la MUD y a descalificar a nuestro propio liderazgo. El gobierno jugará a que estalle la oposición y en ese escenario, convocan a las municipales y hasta las presidenciales.  La dictadura dinamitará la ruta electoral y en tales circunstancias ¿cómo decimos al país que debemos que participar?".  Este recordatorio no es para decir "yo lo dije" sino para que el país entienda que no fuimos ingenuamente a estas elecciones sino obligados a mantener la vía democrática, aun a sabiendas de los riesgos. Al margen de la vocación delictiva del régimen, esa es nuestra mejor alternativa y la menos doloroso para el país.

Ciertamente, el gobierno con un fraude estaría cerrado los cauces para una salida electoral y propiciando otras vías como la violencia, donde obviamente tiene todas las ventajas. O quizás el indeseable golpe militar comience a sonreírles ahora, en un país que se queda sin alternativas. Tampoco el gobierno podrá evitar que la gente vea con simpatía una intervención internacional –militar o no- lo cual pudiera convertirse en "una posibilidad cierta" por la obcecada postura del régimen.  Ahora se incrementa la amenaza de un estado forajido a la paz y cada día será más evidente la necesidad de actuar. Se cierran unas vías y se abren otras. ¡Ya veremos!  A todo evento, hay que esperar la revisión minuciosa de los resultados, acta por acta. Y si efectivamente se tomaron las medidas preventivas que antes aludía, estaremos en posibilidad de demostrar de forma inequívoca y contundente el fraude.  Y por supuesto, con antelación habremos activado mecanismos para actuar efectivamente en el plano nacional e internacional. 

En fin, el fraude tampoco beneficia en nada al gobierno y más bien tiene un alto costo político. El desconocimiento de los resultados -dentro y fuera del país- sólo agudizará la crisis política y demuestra su incapacidad para superarla por vía democrática.  Este golpe al Estado de Derecho sólo confirma al mundo el talante autocrático del régimen y su disposición criminal.  Por ahora. lo único seguro es que la crisis económica y social avanzará "a paso de vencedores", este gobierno irresponsable empuja al país a un colapso.  Estamos muy cerca del abismo... El país simplemente se hace inviable.  En este cuadro pavoroso, ratificó mi confianza en la unidad opositora y el pueblo venezolano.  Rendirse no está planteado, estamos muy lejos de sentirnos derrotados, simplemente hemos entrado en una nueva etapa de lucha contra una dictadura agonizante que prolonga el sufrimiento del país. ¡Que no crea el gobierno que pondrá de rodillas a un país de libertadores! Viva Venezuela….
 
Twitter: @RichCasanova

miércoles, 11 de octubre de 2017

¿CÓMO VES LA VAINA?

Perdonen lo coloquial pero la pregunta más frecuente en tiempos de crisis y especialmente en momentos electorales es la que sirve de título a estas líneas.  ¿Cuál es la realidad? ¿Qué puede pasar?  Es lo que realmente la gente quiere saber y para dar una respuesta objetiva, nada como consultar los estudios de opinión pública. Así las cosas, comencemos por decir que 90,2% de los venezolanos tienen una opinión negativa con respecto a la “situación del país”, según una reconocida encuestadora.  Sin embargo, una cosa es la situación del país y otra la evaluación de la gestión, lo cual permite inferir a quien la gente responsabiliza de la mala situación que padece.  Lógicamente, a nadie sorprende que el 75,6% de los venezolanos tenga una evaluación negativa del gobierno de Nicolás Maduro, si es que a esta orgía de corrupción e ineptitud podemos llamarla “gobierno”.  Lo relevante en las encuesta es –como siempre digo- “la otra cifra” y me refiero a que 24,4% tiene una valoración positiva de esta desastrosa gestión, algo que va a reflejarse en intención de voto, tal como veremos más adelante.

¿Cómo es posible que -pese a la descomunal crisis- casi la cuarta parte del país tenga una opinión positiva del gobierno? Veremos que ese porcentaje nacional es posible porque buena parte del país está comunicacionalmente aislado.  En muchas regiones los únicos canales de TV y emisoras de radio son oficialistas, en el mejor de los casos son “neutrales”, o sea la crisis no existe, Venezuela es “una gran potencia” y los problemas que pueda haber son producto de la “guerra económica”, culpa de la derecha, la oligarquía o el imperio. Es una parte del país que tiene acceso limitado a Internet y a las redes sociales, donde la gobernación y la alcaldía son chavistas, o casi todo depende del gobierno nacional, un país donde las fracasadas misiones tienen algún efecto y el clientelismo puede traducirse en un resultado electoral favorable. Algo que sólo es posible porque el gobierno manipula las necesidades de los más pobres y juega con sus esperanzas que -al fin y al cabo- es lo único que realmente posee y nadie puede quitarle.

Si revisamos intención de voto, es lógico que casi un 52% piense hacerlo por los candidatos de oposición. Lo insólito es que -en medio de la pavorosa crisis- más del 27% esté dispuesto a votar por el gobierno y que alrededor de 20% del país esté indiferente o no sepa si votar por uno u otro candidato.  Ahora, cuando se mide la intención de voto sólo entre los que están “completamente seguros que van a votar”, la oposición sube a 62,3%.  Al contrario, al medir sólo entre los que dicen “tal vez vaya a votar”, el gobierno incrementa sus posibilidades y llega a 34,2% de intención de voto. ¡La abstención lo ayuda! Hablamos de más de un tercio del país, cifra alarmante si recordamos que en un escenario de dispersión y alta abstención, Rafael Caldera ganó la presidencia por segunda vez con sólo 17% en su partido y una alianza electoral.  En fin, la abstención beneficia al régimen y promoverla desde la oposición es irresponsable, por decir lo menos.  Estos números explican la campaña abstencionista del gobierno en las redes sociales, que se aprovechen de la ingenuidad de algunos demócratas y utilicen esquiroles “opositores” para alentarla.  ¿Qué va a pasar? Con un gobierno truculento y desesperado, nadie descarta un fraude pero todo apunta a un triunfo electoral de la oposición, si el país sale masivamente a votar. ¡Su decisión cuenta!  
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