Durante todos
estos años de confrontación con la mal llamada revolución bolivariana, le
consta a mis amables lectores que me abstuve de calificar al régimen como
"dictadura". Estando claro que no era una democracia, aun
exhibiendo un talante autoritario y un inocultable rasgo militarista, había
límites que el gobierno no se atrevía a traspasar. Ahora, lamentablemente
Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, administradores del "legado",
decidieron cruzar la raya amarilla. Ya no se viola la constitución a
hurtadillas, con disimulo o bajo las sombras, sino a plena luz del día y sin
recato alguno. Hoy existen sobradas razones para decir que estamos en una
dictadura. Ahora sí...! Chávez hubiera llevado el presupuesto al
parlamento, tal como exige de manera taxativa la CRBV. No hacerlo fue el punto
de quiebre. Recordemos también que el insepulto intentó postergar el
revocatorio en su contra y luego lo ganó a punta de chantaje y populismo pero
no se atrevió a negar la consulta, mucho menos a desconocer su rango
constitucional. En cambio, mientras escribía estas líneas, unos tribunales
regionales le daban una patada a la mesa y el CNE cohonestaba la truculenta jugada:
un ultraje obsceno a nuestra Carta Magna.
Por cierto,
cuando Chávez perdió aquel referéndum consultivo para perpetuarse en el poder, dijo
que la nuestra era “una victoria de m…” pero reconoció los resultados, no porque
era un demócrata sino para cuidar las apariencias. La dupla Maduro-Diosdado hubiese deseado
continuar la ruta seudo-democrática del difunto pero la estrategia de lucha pacífica
y democrática de la Unidad los ha obligado a tomar decisiones desesperadas que
profundizan la crisis y los ha reducido a una ínfima minoría. Así las
cosas, la prevista suspensión del proceso revocatorio no es una victoria del
régimen, ni un signo de fortaleza sino una muestra de sus carencias y consecuencia
de los éxitos de la Unidad. Además sus
efectos son relativos: suspender la recolección de firmas no posterga la
crisis, ni cambia la realidad política y social del país, mucho menos frena el
cambio, el cual es indetenible porque es una decisión del 80% del país. Luego
de la tropelía de “sus” tribunales y “su” CNE, el chavismo sigue siendo minoría
y nuestra lucha por el revocatorio mantiene su fortaleza, su esencia cívica y
democrática: es un movimiento político y social con
trascendencia.
Chávez logró
preservar con cierta holgura el poder por tres razones: 1) Cuidaba las formas
democráticas y eso le permitía tener reconocimiento internacional. 2) El
país tenía ingresos suficientes y capacidad de endeudarse, lo que le permitió
sostener el modelo clientelar. Y 3) Tenía un liderazgo real entre sus
huestes, lo que ayudaba a mantener un mínimo de cohesión interna, incluso
dentro de la FAN. Cierto que hay mucha incertidumbre pero a partir de
esta reflexión, más bien hay que preguntarse ¿Cómo puede sostenerse la
dictadura de Maduro? El gobierno se sabe agonizante, saben que somos mayoría,
que es la hora del cambio y eso no pueden suspenderlo con una sentencia. Vienen
tiempos difíciles pero -hoy más que nunca- el optimismo, la unidad y los valores
democráticos son esenciales para superar esta hora oscura de nuestra historia.
¡Pa'lante!
Twitter:
@richcasanova
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