Quizás el régimen abriga la esperanza de minimizar los efectos de la Consulta Popular del próximo domingo y llegar boqueando a la falsa constituyente que ilegalmente promueve; aspira generar una situación de violencia y a partir de ella, aplastar militarmente a la disidencia e instalar el parapeto "electo" para derrotar políticamente a la oposición. Por fortuna, deseos no preñan. Ninguna dictadura quiere entregar el poder pero todas -sin excepción- terminan entregándolo pues preservarlo no depende de los deseos sino de la realidad.
En Venezuela el problema del régimen es la enorme crisis de gobernabilidad en ciernes y la imposibilidad de enfrentarla políticamente. No hablemos del origen y causas de dicha crisis, es preferible advertir algunas contradicciones que evidencian la debilidad del gobierno y nos permiten inferir el colapso. Así las cosas, ese descomunal esfuerzo por desestimar la Consulta Popular convocada por las fuerzas democráticas solo demuestra que sus efectos pueden ser devastadores. Más aun, a sabiendas que a nadie le importa la opinión del TSJ, Pedro Carreño –al acudir a ese fraudulento organismo- ayuda a la estrategia opositora de convertir la consulta en el más contundente acto de desobediencia civil, ergo un poderoso desafío a la autoridad de la dictadura que deteriorará más aun su piso político.
Si el resultado de ese proceso es vinculante o no, es un debate estéril en un país donde el gobierno ha ultrajado la Constitución de la República y muestra diariamente su vocación delictiva. El punto es entonces la eficacia política de la consulta popular: su impacto en las distintas esferas de la sociedad venezolana y sus consecuencias en el escenario internacional. Ni siquiera la FAN es inmune a un evento de esta naturaleza y los organismos internacionales son tremendamente sensibles a ellos. Algunos escépticos dirán que eso "poco le importa al gobierno" pero si así fuera ¿Por qué seguir asistiendo a la OEA y mantener una costosa petro-diplomacia solo para preservar los pocos votos que impiden una sanción? ¿O para qué enviar a la ilegalmente designada Vice Fiscal Harrington a una cumbre en Argentina? En fin, les importa y mucho, de hecho en ese contexto se producen hoy decisiones trascendentes.
Además, las contradicciones del gobierno hacen viable el plan opositor, tanta incoherencia evidencia que la "democracia participativa y protagónica" ha sido un vulgar templete del populismo, que quienes cacareaban el "parlamentarismo de calle" ahora están aterrados por la Consulta Popular que ha convocado la AN y que Chávez consultó al pueblo la convocatoria a una Constituyente mientras Maduro pretende embaucar a los venezolanos en un proceso truculento para -a costa de “la mejor Constitución del mundo”- salvar fabulosas fortunas amasadas a la sombra de la corrupción y perpetuarse en el poder. Pero ni siquiera la brutal represión ha logrado quebrar la voluntad de cambio de un país que día a día reafirma sus convicciones, derrota al miedo y que este domingo dará una demostración de fuerza sin precedentes. Ojalá el gobierno entienda que procurar una verdadera salida electoral es su mejor opción, que nada resuelve cambiando al Alto Mando Militar pues su piso político se fractura, la credibilidad se desploma, el rechazo supera el 80%, se cierra el círculo internacionalmente y la “hora cero” ya no es una amenaza sino la expresión de un irreversible proceso de cambio. ¡Vamos pa´lante!
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