Ya advertimos que la fraudulenta constituyente solo sirve para desmoralizar al país, sembrar frustración y desmovilizar a las fuerzas democráticas, si le caemos en el juego. Como nadie reconoce sus decisiones, la ilegal constituyente cubana arremete salvajemente contra lo poco que queda de institucionalidad en Venezuela como para “hacerse respetar”. Es el drama de un gobierno débil, sin pueblo, obligado a usar la fuerza bruta para imponerse y a pensar en un diálogo “por las malas”. Incluso suponiendo que esa constituyente fuera legítima, su función sería redactar una nueva constitución y someterla a referéndum para que el pueblo decida, mientras tanto está en plena vigencia la CRBV, según decía Hugo Chávez “la mejor constitución del mundo”, la cual otorga la faculta legislativa exclusivamente al parlamento. De manera que cualquier ley o reglamento que emane de otra instancia es inconstitucional, lamentablemente en Venezuela la justicia está secuestrada y la Republica ha sido destruida.
Esta introducción era necesaria para hablar de esta “Ley contra Delitos de Odio” que promueve un régimen cultor del resentimiento, la maldad y la intolerancia. Es un acto de cinismo, un misil sin pólvora en esta guerra sicológica que adelanta la dictadura cubano-militar: parte del arsenal retórico que no resuelve nuestros problemas sino que busca amedrentar a la sociedad democrática. ¡Será inútil! Es difícil amilanar a un país que no se rinde pese a la brutal represión del gobierno, al asesinato de estudiantes, el encarcelamiento de líderes y demás opositores, los insultos a la iglesia, la agresión contra mujeres y toda clase de tropelías, sin que medie ley alguna. Si los delitos contra el odio están asociados a la violación de DDHH mediante acciones de carácter segregacionista o cualquier otra que atente contra la condición humana, el respeto y la dignidad, es justo alertar sobre el inocultable prontuario que exhiben los promotores de esta ley, por lo que –lejos de intimidar al valiente pueblo venezolano- ésta debe preocuparle a quienes han ejercido el poder con despotismo. Si esa ley se aplicara habría que darle cadena perpetua a toda la cúpula putrefacta del PSUV y del gobierno, incluyendo al Poder Judicial, al CNE y hasta al “Defensor del Pueblo”, quien dijo no “tener de tripas” para ser esbirro y hoy lo vemos como el principal inquisidor.
En La Haya –adonde irán a parar- hablan de “hate speech” o “discurso de odio” para referirse a aquel destinado a promover y alimentar un dogma, ideologías fundamentalistas o mensajes cargados de expresiones discriminatorias, segregatorias, vejatorias y en general que lesionen la dignidad humana. Bastará con sintonizar “Con el mazo dando” o cualquier programa en el otrora “canal de todos los venezolanos” para confirmar que esa es la práctica normal en esta falsa revolución. Será suficiente con escuchar a Nicolás Maduro en una de sus habituales y siempre latosas cadenas de radio y TV; o escuchar los “debates” en esa constituyente cubana y las ruedas de prensa de cualquier burócrata. Ni hablar de la actuación criminal de los llamados “colectivos” y otros grupos irregulares armados. En fin, los mismos vende-patria que hablan de soberanía, los corruptos insaciables que en nombre de los pobres nos llevaron a la miseria, ahora vienen a hablar de delitos contra el odio mientras sus colmillos destilan el veneno de los cancerberos, el cual infringía dolor por igual a los vivos y a los muertos.
Sígueme por Twitter: @richcasanova
No hay comentarios:
Publicar un comentario