lunes, 20 de octubre de 2025

Diplomacia en marcha, mezquindad al acecho.

Recientemente un periodista insidioso, con mala intención señaló que "Tomás Guanipa y Stalin González visitaron Bogotá para reunirse con la Embajada de Estados Unidos. Trascendió que también adelantaron gestiones para buscar un encuentro con el presidente Gustavo Petro".  Con el mismo sesgo perverso, como si fuera algo malo, agregó que "empezará una gira de reuniones políticas por distintos países de Europa. Extraoficialmente trascendió que la agenda incluye Madrid, Bruselas, Berlín, Paris, Lisboa y Países Bajos".  Para cualquier demócrata, esa es una buena noticia, sin dudas. 

Es positiva cualquier gestión que se realice en el ámbito internacional para procurar una negociación que permita una salida democrática y evite la escalada del conflicto, con consecuencias impredecibles para la población venezolana. Pero los sectores extremistas de oposición que apuestan a una guerra –muchos desde sus aposentos en Europa y EEUU- prefieren criticar estás iniciativas y descalificar a quienes las promueven.  

Estos sectores resentidos y sectarios, intentan descalificar ese esfuerzo diciendo que "el motivo del recorrido será explicar la visión del grupo de partidos y dirigentes" que representan.  No es cierto, pero si así fuera ¿cuál es el problema? ¿Acaso en el campo opositor no hay distintas visiones sobre la ruta para lograr el cambio político, al que todos aspiramos?  En democracia, cada quien tiene derecho a expresar su punto de vista, de manera que ésta crítica mal sana solo evidencia la vocación autoritaria de quien la emite y la aspiración de imponer un nuevo "pensamiento único", frente al cual no se admite el disenso y más bien, se cuestiona y se castiga con la agresión y el insulto. Solo como reflexión: ¿quiénes así imitan al chavismo, pueden ser una genuina expresión de cambio?

Con la intención de descalificar se presenta este esfuerzo diplomático como una iniciativa de quienes "se separaron de la Plataforma Unitaria", una gigantesca mentira pues fue un sector opositor quien se arrogó la facultad de “expulsar” a quienes insistían en que se respetara el acuerdo unitario que optó por la ruta electoral e hizo posible una gran victoria el 28J. Con su intolerancia, esos grupos demostraron su incapacidad para construir consensos y unir a la oposición democrática. 

No vamos a explicar por qué esa oposición decidió romper el consenso e imponer un retorno a la fracasada ruta de la abstención, proponiendo a la inmensa mayoría que se expresó el 28J que su mejor opción era "quedarse en casa".  Sin embargo, si podemos preguntarnos ¿Por qué les molesta tanto que se intente abrir el camino a una eventual negociación, en un momento de elevada presión política internacional? Algo que ha hecho antes -y busca ahora- el propio presidente Trump. ¿Por qué no lo insultan también?  

Es lamentable que la oposición en la "clandestinidad" y esa que está instalada en Europa o EEUU, en vez de articular con los opositores que permanecen en Venezuela, intentan descalificarlos diciendo que se presentan como “la oposición que está en el terreno y tiene interlocución con el chavismo”, como si ello fuese mentira o algo cuestionable.  Al contrario, lo malo es que las negociaciones Trump-Maduro se den, sin mediación de la oposición democrática.  Ese espacio hay que construirlo con la participación de todos, entendiendo que los sectores más radicales han sostenido un discurso que les ha dado popularidad en la coyuntura, pero los ha autoexcluido de una eventual negociación. Lo insólito es que no se procure superar esa debilidad y, al contrario, por pura mezquindad se cuestione a quien intente hacerlo.

Un liderazgo responsable procuraría no aislarse, intentaría construir alianza con todos los sectores.  Construir los consensos necesarios para unificar a las fuerzas del cambio es algo que aspiran los venezolanos.  Nadie quiere un liderazgo que imponga su punto de vista, insulte a quien piense distinto y -utilizando un ejército de bots, contratando a periodistas e “influencers”- dedique sus energías a destruir moralmente al pensamiento crítico. Basta, ya de esa cabuya tenemos un rollo. 

Desafortunadamente, no se aprecia comprensión del momento que vivimos.  Así que es muy probable que la iniciativa diplomática antes citada, desate una ola de ataques e insultos contra Henrique Capriles y Tomás Guanipa, quienes se han convertido en una obsesión para el extremismo. El odio alcanzará al movimiento Unión y Cambio, así como a sus aliados.   El desespero y la mezquindad los ha llevado a atacar más a esa oposición irreverente y democrática, que al gobierno que dicen enfrentar. Quizás por eso estamos como estamos.... ¡Dios bendiga a Venezuela! 

Twitter/X: @richcasanova   //   Instagram @r.casanova


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