Mientras escribo estas líneas, los 4 gobernadores opositores militantes de Acción Democrática se están juramentando ante la fraudulenta constituyente cubana. No voy a censurarlos por eso, hoy sobra quien lo haga. Sin dudas, la situación es compleja. Pero tampoco podemos silenciar nuestras opiniones. Con respeto, en esta hora oscura debo expresar mi opinión contraria. Hay quienes esgrimen argumentos principistas y satanizan todo pero también encontramos un pragmatismo igualmente radical que justifica plenamente acudir a esa ilegítima instancia. Ambos extremos impiden una decisión con visión estratégica, con la mesura e inteligencia que las circunstancias exigen y sin perjuicio de la ética que debe prevalecer en la función política. Lamentablemente, por su diversidad y falta de cohesión, la falta de una visión estratégica es la principal debilidad opositora. Y la mejor prueba es esta decisión, la cual debió ser tomada de forma unitaria y no por un partido de la coalición. Al fin y al cabo, se trata de gobernadores elector por la unidad y como tal, cualquier decisión debió respetar la Consulta Popular realizada el 16J, donde el país categóricamente desconoció a esa falsa constituyente.
Veamos otros argumentos. Es lógico que los gobernadores opositores quieran asumir y dar respuesta a su electorado pero ¿realmente asumirán una gobernación o le dejarán un cascarón sin competencias, ni recursos? Ninguno de ellos es tan iluso para pensar en hacer una gestión. Estemos claros que ningún problema podrán resolver y hasta para pagar la nómina tendrán serias dificultades. Algunos de estos gobernadores hicieron una "consulta" para tomar la decisión. Uno presume muchas presiones en cada estado y en su partido, pero también se puede inferir que la consulta buscaba justificar una decisión ya tomada: su resultado era obvio, un pueblo ávido de cambio apoyará este paso, sin otra aspiración que "una agüita en este desierto", como alguien me decía. Asumir tal cosa es también una ingenuidad que conducirá a una nueva frustración. Estamos ante un gobierno malandro e inescrupuloso que -lejos de dar agua- tiene el plan de darle vinagre a los venezolanos para doblegar su voluntad de cambio.
Así las cosas, la juramentación de los gobernadores ante la constituyente cubana no puede verse como una simple coyuntura sino como parte de una estrategia bien elaborada por la dictadura para desacreditar a la oposición, fracturar más a la unidad y destruir definitivamente la ruta electoral. En consecuencia, debió actuarse para generar un efecto contrario al esperado por el gobierno: mayor prestigio opositor, evitar más fracturas, propiciar una unidad superior y facilitar el restablecimiento de las condiciones electorales para rescatar la vía democrática pues esa debe ser la ruta, a menos que usted tenga fusiles y cañones para ir a una lucha armada. O esté pensando en prender una vela para que otro solucione nuestros problemas.
Insisto, la decisión debió tomarse con visión estratégica, pensando en los escenarios futuros. Sabiendo que juramentarse ante la constituyente cubana no es el final de esta película y que luego de ese evento, vendrán acciones del gobierno destinadas a desprestigiar a la oposición, serán objeto de burlas y humillaciones en cadena nacional. Todo ello con el objetivo de socavar nuestra base de apoyo y el respaldo internacional. Mostrarán la incoherencia que significa pasar meses desconociendo a la constituyente fraudulenta, incluso bautizarla como "prostituyente", para terminar jurando ante ella. El gobierno profundizará las fracturas en la MUD al "subirle el volumen" y manipular las posturas radicales que saldrán irresponsablemente a izar banderas de moralidad, como si tuvieran el monopolio de ello. ¿En ese escenario vamos ir a las elecciones municipales que obviamente serán convocadas ya? Con este cuadro ¿cuál es la viabilidad de unas futuras elecciones presidenciales? Actuar con visión estratégica supone entender que nuestro objetivo no son 5 gobernaciones desmanteladas, ni siquiera 200 alcaldías en la próxima elección, nuestro objetivo es el cambio de régimen: la salida de las mafias que desangran a Venezuela. En consecuencia, las decisiones que tomemos hoy deben propiciar mejores escenarios futuros y en este caso, generar el contexto político necesario para actuar en el plano nacional e internacional a los fines de restablecer la ruta electoral que la dictadura pretende dinamitar.
Lo que está planteado hoy es una nueva etapa de lucha donde recomponer la unidad es clave y la coherencia de nuestras acciones en función de una estrategia bien definida es determinante. También es necesario rectificar ante los errores cometidos, eso es lo inteligente y lo que el país espera. Dios bendiga a Venezuela.
Twitter: @richcasanova
No hay comentarios:
Publicar un comentario