miércoles, 11 de octubre de 2017

¿CÓMO VES LA VAINA?

Perdonen lo coloquial pero la pregunta más frecuente en tiempos de crisis y especialmente en momentos electorales es la que sirve de título a estas líneas.  ¿Cuál es la realidad? ¿Qué puede pasar?  Es lo que realmente la gente quiere saber y para dar una respuesta objetiva, nada como consultar los estudios de opinión pública. Así las cosas, comencemos por decir que 90,2% de los venezolanos tienen una opinión negativa con respecto a la “situación del país”, según una reconocida encuestadora.  Sin embargo, una cosa es la situación del país y otra la evaluación de la gestión, lo cual permite inferir a quien la gente responsabiliza de la mala situación que padece.  Lógicamente, a nadie sorprende que el 75,6% de los venezolanos tenga una evaluación negativa del gobierno de Nicolás Maduro, si es que a esta orgía de corrupción e ineptitud podemos llamarla “gobierno”.  Lo relevante en las encuesta es –como siempre digo- “la otra cifra” y me refiero a que 24,4% tiene una valoración positiva de esta desastrosa gestión, algo que va a reflejarse en intención de voto, tal como veremos más adelante.

¿Cómo es posible que -pese a la descomunal crisis- casi la cuarta parte del país tenga una opinión positiva del gobierno? Veremos que ese porcentaje nacional es posible porque buena parte del país está comunicacionalmente aislado.  En muchas regiones los únicos canales de TV y emisoras de radio son oficialistas, en el mejor de los casos son “neutrales”, o sea la crisis no existe, Venezuela es “una gran potencia” y los problemas que pueda haber son producto de la “guerra económica”, culpa de la derecha, la oligarquía o el imperio. Es una parte del país que tiene acceso limitado a Internet y a las redes sociales, donde la gobernación y la alcaldía son chavistas, o casi todo depende del gobierno nacional, un país donde las fracasadas misiones tienen algún efecto y el clientelismo puede traducirse en un resultado electoral favorable. Algo que sólo es posible porque el gobierno manipula las necesidades de los más pobres y juega con sus esperanzas que -al fin y al cabo- es lo único que realmente posee y nadie puede quitarle.

Si revisamos intención de voto, es lógico que casi un 52% piense hacerlo por los candidatos de oposición. Lo insólito es que -en medio de la pavorosa crisis- más del 27% esté dispuesto a votar por el gobierno y que alrededor de 20% del país esté indiferente o no sepa si votar por uno u otro candidato.  Ahora, cuando se mide la intención de voto sólo entre los que están “completamente seguros que van a votar”, la oposición sube a 62,3%.  Al contrario, al medir sólo entre los que dicen “tal vez vaya a votar”, el gobierno incrementa sus posibilidades y llega a 34,2% de intención de voto. ¡La abstención lo ayuda! Hablamos de más de un tercio del país, cifra alarmante si recordamos que en un escenario de dispersión y alta abstención, Rafael Caldera ganó la presidencia por segunda vez con sólo 17% en su partido y una alianza electoral.  En fin, la abstención beneficia al régimen y promoverla desde la oposición es irresponsable, por decir lo menos.  Estos números explican la campaña abstencionista del gobierno en las redes sociales, que se aprovechen de la ingenuidad de algunos demócratas y utilicen esquiroles “opositores” para alentarla.  ¿Qué va a pasar? Con un gobierno truculento y desesperado, nadie descarta un fraude pero todo apunta a un triunfo electoral de la oposición, si el país sale masivamente a votar. ¡Su decisión cuenta!  
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