La clave del éxito del 1S está en su
impacto como catalizador del proceso de cambio pero antes de abordar el tema,
conviene puntualizar lo siguiente: la movilización jamás tuvo un "objetivo
más trascendente", tal como sugiere una versión que le limpia el rostro al
gobierno. Tampoco su éxito es producto de "un giro inesperado" debido
a un supuesto "desmembramiento del alto mando opositor" o ante la arremetida
del régimen. ¡Nada de eso! Todo salió tal como se planificó y se anunció, su
éxito responde a una estrategia bien definida que ha logrado posicionarse en la
unidad opositora y reafirmar la ruta democrática y electoral. La jornada permitió consolidar el liderazgo y
la unidad en el campo opositor, al demostrar poder de convocatoria y una enorme
capacidad de movilización; dejando en ridículo ante el mundo al gobierno con su
tesis golpista, al evidenciarse la vocación democrática de la oposición y el carácter
cívico de la protesta.
Ahora ¿cómo explicar su efecto
catalizador en el proceso de cambio? Veamos, no importa cuán violenta sea una
protesta, siempre será posible reducirla con la fuerza militar: los ciudadanos
no tenemos fusiles, tanques o aviones. Lo que realmente pone fin a una
dictadura es la imposibilidad de sostenerse al perder su legitimidad, principal
factor de gobernabilidad. Pérez Jiménez
no abandonó el poder por la violencia de la protesta sino por perder el control
de los mecanismos de coacción institucional. Todas las dictaduras pierden el poder cuando su
ilegitimidad fractura la cadena de mando. Cosa que le pasó a Chávez cuando inútilmente
llamaba a un general para activar el Plan Ávila y masacrar a la ciudadanía. Alguien advertía que el 1S no cambia la
opinión del CNE y el TSJ sobre el revocatorio, quizás, pero si cambia la
realidad y la opinión en ese entorno de poder. Al participar en la marcha,
imaginaba lo que pensaban esos soldados y policías al ver esa oleada de
venezolanos en actitud pacífica y defendiendo sus derechos. ¿Qué pensarán sobre
su propia realidad, si su familia sufre por igual la escasez, la inflación,
inseguridad, etc? Pensarían ¿Cómo hago
para detener a esta inmensa mayoría? ¿Será capaz mi Teniente de obligarme a
disparar a este rio humano? Mientras
tanto lo mismo piensa el Teniente con relación al Capitán y algunos Generales o
Coroneles se preguntan ¿Y Maduro hasta
dónde pensará llegar? La misma duda que se planteó el Alto Mando Militar de Pinochet,
hoy se la plantean los empleados públicos venezolanos que obligan a marchar y
los chavistas de base que siempre han sido víctimas del populismo. Por ejemplo
¿Qué pensaban los chavistas apostados en la Redoma La India cuando veían que en
ese mar de gente se confundía la gente de los barrios de La Vega y Antímano con
sus vecinos de Montalbán o El Paraíso? Y
así en toda Venezuela, una mayoría contundente que se mostraba como un solo
pueblo: ese 80% que -según todas las encuestas- rechaza a este gobierno, no es
un simple dato estadístico sino gente de carne y hueso, firme, en la calle. ¿Cómo ese activista puede frenar el
cambio, si le dijeron mil veces que "el pueblo unido, jamás será
vencido"? En fin, quizás el 1S no toque a las cúpulas
podridas pero su fuerza imponente es demoledora en los cimientos de esa
estructura de poder sostenida solo por las bayonetas y por unos resortes
"institucionales", hoy deslegitimados por un pueblo que pacíficamente
toma las calles y permanece en ella para defender sus reivindicaciones. Ese
efecto es un catalizador del proceso de cambio, sin duda! #YoRevoco
Twitter:
@richcasanova
No hay comentarios:
Publicar un comentario